
Los últimos informes sobre hábitos de lectura aportan un rayo esperanzador. Los tramos de edad que más crecen son los infantiles y juveniles. Hoy se adentran en las aventuras de papel y tinta potenciales lectores adultos, con lo que ello conlleva en cuanto a capacidad de comprensión, fomento de la curiosidad y desarrollo del pensamiento crítico.

La asturiana Isabel Álvarez es una de las autoras de libros infantiles más de moda, creadora de personajes que adoran miles de niños. Mientras su recién nacida dormía, hace ya cuatro años, ella comenzó a escribir "sin ninguna pretensión". Incrédula, probó con la autopublicación de una historia sobre Maya Erikson, una niña muy aventurera que acompaña a su padre por el mundo, con ilustraciones de la artista Marina Bruno. El éxito fue tan inmediato que, tan solo un mes después, las editoriales se la disputaban. La saga, para niños de entre 9 y 12 años, cuanta con seis libros.

Ahora publica Rory Robins. Guardianes del bosque mágico (Duomo ediciones), orientado a pequeños de entre 6 y 9 años, en el que hay "aventura y fantasía, pero todo es verosímil". Rory es una niña que vivía en un tranquilo pueblo hasta que comienzan a aparecer criaturas mágicas y se convierte en guardiana del bosque Boreal. "Rory es una heroína con muchas imperfecciones", explica la autora. "Dice las cosas que no le gustan, es irónica y tiene una respuesta para todo. Tiene una personalidad muy fuerte, se queja de lo que no le gusta y crea situaciones muy divertidas".
Es un libro sencillo y fácil de leer en el que la magia tiene un papel destacado, pero hay más: "Creo que es importante que los niños sientan que se divierten mientras leen, aunque haya valores detrás. Hay un mensaje muy fuerte de cuidar al otro, además de valentía y trabajo en equipo. Creo que eso debe estar en los libros porque va formando la personalidad de los niños".

Desde sus lecturas de infancia, con libros como Matilda o los publicados por El barco de vapor, "los personajes han cambiado mucho". "Mi línea roja es no escribir sobre nuevas tecnologías, no me veo teniendo como protagonista a una niña que esté con el móvil todo el día", asegura.
"Me parece un privilegio escribir para niños. Me escriben muchos padres y madres para decirme que a sus hijos no les gustaba leer y ahora están muy enganchados a mis libros y se han animado con otras sagas. Me emociona mucho. Yo, como madre, tengo esa presión de pensar si le estoy trasmitiendo a mis hijos las cosas que de verdad importan, como ser buena persona. Si le puedo enseñar ese amor por la lectura, ese saber buscar lo que necesite en los libros, ya tiene una ventaja muy grande".
"Creo que un niño comenzará a leer si encuentra algo que le gusta de verdad, no si le ponemos El Quijote y le pedimos que nos haga un comentario de texto", considera Álvarez. "Puede que en ese momento no esté preparado para leer ese libro. Creo que en los colegios no debería haber lecturas obligatorias, sino fomentar la lectura y dejar que elijan".