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Artistas, sacerdotes, actrices y escritores que blandieron la espada y hasta se batieron en duelo

El historiador británico Richard Cohen recoge un sinfín de anécdotas sobre la historia de este arma, con bastantes capítulos dedicados a España.

El historiador británico Richard Cohen recoge un sinfín de anécdotas sobre la historia de este arma, con bastantes capítulos dedicados a España.
Grace Kelly en una escena de 'El cisne' | Cordon Press
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El historiador británico Richard Cohen ha revisado la historia del mundo desde la perspectiva de la espada, más de 700 páginas en las que repasa su origen y reúne algunas anécdotas de lo más curiosas sobre gladiadores, mosqueteros, samuráis, espadachines y deportistas olímpicos. Se llama Blandir la espada (Ático de los libros) y en él cabe incluso la ambición del lado oscuro encarnada en la figura de Darth Vader.

Muchos pensarán que las espadas son algo muy ajeno a nuestro estilo de vida actual, más allá de los grandes duelos que nos propone Hollywood. Sin embargo, resulta que nos saludamos dando la mano a la otra persona para mostrar que no vamos a desenvainar. La propuesta de Cohen pasa por evidenciar que la espada no solo ha servido para la guerra y el combate, sino que ha definido códigos de honor, ha inspirado relatos épicos y ha simbolizado la justicia en diferentes épocas y continentes.

El autor conoce de sobra de lo que habla. Es cinco veces campeón de la Commonwealth de sable y participante en cuatro Juegos Olímpicos, además de miembro de la Real Sociedad de Literatura. En su repaso por la historia de este arma, se detiene continuamente en España para, curiosamente, hablar de arte, literatura e historia.

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'El caballero de la mano en el pecho'

Cuenta, por ejemplo, como Ignacio de Loyola, fundador de los jesuitas, había leído "con avidez las aventuras del Cid, los caballeros de la Mesa Redonda, y el Cantar de Rondán", y se paseaba por las calles mostrando en su cinto una espada. No sólo por generar temor, sino que le dio uso: "retó a un moro a un duelo a muerte por negar la divinidad de Cristo" (Pág.98). Era el sacerdote español un hombre de su tiempo, como lo fueron Diego de Velázquez y José de Ribera, los que, al parecer, manejaban con la misma destreza el pincel y la espada. Al igual que El Greco, que, según este ensayo, se retrató en al menos en dos ocasiones con una jineta.

Toledo

Recuerda Richard Cohen que, durante varios siglos, España fue el principal exportador de estas afiladas hojas. En Toledo "elevaron la fabricación de espadas a un arte, con técnicas de templado y forja de piezas únicas y codiciadas". Dice el historiador británico que los forjadores toledanos adquirieron fama mundial gracias a una técnica única que combinaba la dureza del acero con la flexibilidad, creando hojas resistentes y mortales a la vez. "Se esperaba de los aprendices que pasaran unos exámenes, que incluían pruebas de su capacidad para trabajar con cuero, hilo, malla, terciopelo y seda. También se esperaba que hiciesen jinetas para utilizar en los juegos de cañas, justas populares que tenían lugar los días festivos", escribe el autor. Hasta la espada del shakespeariano Otelo procedía de Toledo.

El modelo estrella era la espada ropera, que recibe ese nombre porque formaba parte del atuendo diario. "Marcó un antes y un después en la esgrima europea", sostiene el autor. Era ligera, elegante y su diseño permitía al portador apostar por la estocada más que por el tajo.

"La fama de la ropera española se extendió por el continente, y su uso se convirtió en sinónimo de honor y prestigio", un "símbolo de una España poderosa, culta y cortés", aunque a algunos pareció darle rabia - volvemos a Shakespeare, quien se mofó de ella en una de sus obras-.

La espada en la literatura

En este voluminoso ensayo hay bastante espacio para la literatura, con referencias a La princesa prometida, de William Goldman, El maestro de esgrima, de Pérez Reverte o Las novelas de D'Artagnan, de Alejandro Dumas. Sherlock Holmes, aunque nunca usó la espada en sus casos, dominaba el florete.

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Adaptación cinematográfica de 'La princesa prometida'

El cine, por supuesto, está representado con el universo Star Wars de George Lucas, Los duelistas de Ridley Scott, Robin de los bosques o El Señor de los Anillos, que logró algunas de sus escenas más épicas gracias a movimientos de esgrima. Cuenta el autor que la entrega de Anthony Hopkins en La máscara del zorro era tal que, durante los ensayos, cuando le decían que ya era más suficiente, él respondía: "Sólo cinco veces más". (Pág.331)

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Anthony Hopkins y Antonio Banderas en 'La máscara del zorro'

No fue el único intérprete que resultó ser un excelso espadachín. También Kevin Costner, Arnold Schwarzenegger, Gregory Peck, Lana Turner, Robert de Niro o Grace Kelly. La que fuera princesa de Mónaco entrenó para El cisne (1956), su último papel cinematográfico. Su tutor le aconsejó -para el cine y para la vida- que nunca debía "revelar sus intenciones al adversario".

Richard Cohen. Blandir la espada. Traducción: Patricia Antón de Vez. Ático de los Libros. PVP: 34,95 € Páginas: 704 ISBN: 978-84-19703-91-0

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