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Lección a Urtasun sobre Sánchez Mejías y la Generación del 27: no hay Poema sin Faena

La supresión de Sánchez Mejías de los festejos del centenario del G-27 es un ataque a uno de los principales valores de esta generación: su gusto por la tauromaquia.

La supresión de Sánchez Mejías de los festejos del centenario del G-27 es un ataque a uno de los principales valores de esta generación: su gusto por la tauromaquia.
El ministro de Cultura, Ernest Urtasun | EFE

La demostración de lo obvio es una tragedia. No caigamos en ella. Nadie en su sano juicio puede sacar del Grupo poético y cultural del 27 a una de sus figuras más relevantes: Ignacio Sánchez Mejías. Nadie podrá borrar de la memoria su labor de promotor de esa generación de poetas. Tampoco puede cuestionarse que Sánchez Mejías siga siendo uno de los símbolos más importantes de la cultura del 27. La supresión de Sánchez Mejías de los festejos del centenario del G-27 es un ataque a uno de los principales valores de esta generación: su gusto por la tauromaquia. La educación del gusto poético del G27 se acerca por diferentes caminos a la tauromaquia. La poesía y la poética de todos los poetas del 27 tienen algo en común con la tauromaquia, a saber, sus momentos más sublimes coinciden, o mejor, comulgan con los más triviales. En el arte del toreo como en la poesía del 27 es imposible distinguir el proceso de creación y el resultado.

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Sánchez Mejías en el centro

Quede claro que no hablo ahora de la metafísica implícita en todo gran poema, tampoco me refiero a la crítica, o acaso estética, contenida en el poema, sino al proceso de su composición. El proceso o, si prefieren decirlo de otro modo, los "preparativos", la faena, es el poema. Es grandiosa la exhibición pública, a veces hasta la ostentación, como es el caso de Cernuda en la Realidad y el deseo, que llevan a cabo todos los autores del 27 de su proceso creativo. El poema no existe sin mostrar su elaboración. Todos quieren ser únicamente poetas y nos muestras a cada paso sus herramientas para elaborar el poema. Jugárselas como el torero ante el toro es su vocación.

Sí, de toda la Generación del 27 podría decirse algo parecido a lo que mantuvo José Mateos de la fiesta brava:

Sólo en el toreo la elaboración de la obra es la obra. Y, por eso, cuando en una plaza sucede eso tan raro, tan prodigioso, tan verdadero que llamamos arte, el público puede asistir entonces a lo que en cualquier otra forma artística –pintura, música, literatura...– se le sustrae: el proceso de la creación.

La publicidad extrema que los del 27 dan al proceso de la creación es única, singular, en la historia de la filosofía y de literatura española de todos los tiempos. El resultado de la obra es para esta generación inseparable de su proceso creador. La elaboración de la obra, sí, es la obra. El Arte de la tauromaquia es algo más que un modelo entre otros modelos, es el arquetipo de la Poesía del 27: No hay Poema sin Faena.

He aquí tres ejemplos tan exactos como deliciosos de esa aseveración del arte de la tauromaquia practicado con especial celo por Jorge Guillén:

Dicen que el 27…

¿Generación, constelación o grupo?

Arte combinatoria de abstracciones

En teoría de una mente exenta

De un enlace vital… con nuestros actos.

Bien compartidos actos por amigos

En mutuas relaciones bien vividas,

El acorde feliz sin coro alguno,

Y desde aquellos años hasta hoy.

¿El 27? Grupo bien unido

Mientras viva.

ya es algo.[1]

Este poema de Guillén titulado Testimonio, de la última serie, titulada Final, de Aire nuestro es sólo un ejemplo entre otros mil sobre la imposibilidad de separar al poema del proceso creativo. Basta darle la vuelta a la página y hallaremos otro poema titulado Enemigo, que ya no se refiere al grupo del 27 sino a la voz propia de Guillén. Este poema encara el primero de los grandes reproches que se le han hecho a Guillén: "Ser el cantor de una ridícula disneylandia"

-¿Tiene usted enemigos?

-Uno sólo:

El que me simplifica.

Críticos, casi críticos, veloces,

Repiten frases fusa de contexto.

Y sin haber leído juzgan,

rudos.

´El mundo está bien hecho.'

¡Todavía!

El hombre, si no está desesperado,

Se adhiere a este vivir con sus pulmones.

Es ´Aire Nuestro',

Y respirando, libre, goza, sufre,

Perdura con su crítica, protesta.

¿Inútil insistir?[2]

Y el tercer poema, titulado La materia, muestra con contundencia poética que no existe la "poesía pura":

Poesía, espiritual conato.

Por entre las palabras y el espíritu,

Intuiciones, visiones, sentimientos,

Jamás pura abstracción. Se apoya siempre

Sobre eso que está ahí, total materia,

Compacta de elementos muy concretos

Que nos salvan: rehusan el vacío.[3]

Y si alguien necesitase de más información sobre la elaboración de este poema, Guillén hace público, en el encabezamiento del poema, los versos de Murilo Mendes, en Poesía em Panico:

A materia e forte e absoluta;

Sem ela não ha poesia.

Para toda la G-27 la elaboración de la obra, el proceso creativo, coincide con la obra, con lo creado. Es una generación taurina. La faena, incluida la preparación, es el resultado. Guillén es todo un ejemplo de esa poética, a todas luces, taurina, pero no le va a la zaga los otros componentes del grupo… He aquí un poema de Gerardo Diego que confirma nuestra apreciación, corresponde a la Segunda antología de sus versos (1941-1967), fue escrito en 1941, bajo el provocativo título Dicen que ya estoy maduro, la "poética" -más pública no puede ser- que contiene es inseparable del poema:

Dicen que ya estoy maduro,

que se conoce en mis versos,

y al que ayer joven poeta

hoy le pretenden maestro.

Dicen que ya estoy maduro,

que se conoce en mis besos

y en no sé qué de mi voz.

Pronto me han de llamar viejo.

Pero a mí ya no me importa

porque he aprendido en mis textos

que se vuelve del revés

como un dócil guante el tiempo.

En mi bolsillo me bailan

con los años venideros,

los que viví y vivo, y siempre

cultivo y mimo en mis huertos.

Todo es una flor de estambres

y de pistilos concéntricos,

flor que gira y se deshoja,

una sola flor el tiempo.

Dicen que ya estoy maduro

y hasta debe ser cierto,

que a las dos de la mañana,

mientras dibujo estos versos,

cierro los ojos y escucho

cómo florece el silencio,

cómo presiden los ritmos

el sosiego de lo eterno.

Los ritmos que aquí en mi casa

-contrapunto- están latiendo,

cuatro -misterio- inocencias

en cuatro menudos lechos."[4]

En fin, está bien, o sea es correcta, la notita de protesta que ha sacado el PP contra el ministro de incultura (sic) de un gobierno corrupto e ilegitimo, porque no incluye a Sánchez Mejías entre los poetas de la Generación del 27. Pero si se queda ahí, no pasará de ser un gritito de monja en un corral de criminales de la poesía. La notita es poco, muy poco, para lo que se merece el torero y la generación poética que pintó de colores vivos España, introdujo claridad donde dominaba la oscuridad y escribió la metafísica de la nación, a saber, el problema no era España sino los españoles. ¿O no me dirán que el fulano que preside el ministerio de incultura no es un español bestial?


[1] GUILLÉN, J.: Aire Nuestro. Homenaje. Y otros poemas. Final. Segundo tomo. Tusquets Editores, Barcelona, 2008, pág. 1415.

[2] Ibídem, pág. 1416.

[3] Ibídem, pág. 1417.

[4] DIEGO, G.: Segunda antología de sus versos (1941-1967). Austral. Espasa-Calpe, Madrid, 1967, págs. 45 y 46.

En Cultura

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