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La izquierda y Borges

Una de las sorpresas que me llevé cuando llegué a España hace más de treinta años fue la afición de la izquierda por Jorge Luis Borges. "Todos somos borgianos", me dijo a comienzos de los ochenta Ernest Lluch. (...) En su última conversación con Julia Otero en Onda Cero, Smiley declaró su predilección por Borges, y añadió que también Obama admira al escritor argentino. ¿Qué les pasa a los progresistas con Borges? Dirá usted: no les pasa nada, porque a Borges, con razón, lo aprecia gente de toda propensión ideológica. Es verdad, pero no deja de ser llamativo que la devoción que le profesan los izquierdistas esté tan extendida, situándose Borges en las antípodas del progresismo.

El profesor Martín Krause, de la escuela de negocios porteña Eseade, que ha trabajado el pensamiento político de Borges, me apunta que se acerca más al liberalismo que a otra cosa: se decía anarquista pero no aborrecía toda norma, aunque sí creía que el Estado era el problema de nuestro tiempo. Sus ideas, empero, no aparecen claras en la ficción o en la poesía, y no demasiado en la prosa: sólo son patentes en algunos diálogos, porque los periodistas a menudo le preguntaban sobre temas políticos y de actualidad. Se declaró spenceriano, pero esto es menos nítido de lo que parece porque Herbert Spencer unió a sus incuestionables postulados liberales una inquina contra la propiedad privada de la tierra, error por otra parte típico del liberalismo decimonónico. Sobre esto añade Krause que a la izquierda le gusta más la literatura fantástica de Borges, porque en sus páginas históricas, ensayísticas o gauchescas hay vetas más conservadoras. Todo esto es muy interesante y está lejos de mí la pretensión de zanjarlo aquí, pero tengo una conjetura. Borges era un hombre de principios, y si creía que había que apoyar a Pinochet a cambio de perder el premio Nobel, lo hacía. Además era austero, elitista y fabulador. Smiley tiene tales ingredientes, aunque mezclados lamentablemente de modo distinto: fabula con que tiene principios, es austero e integra una valiosa elite de amigos de la humanidad.

Carlos Rodríguez Braun, "A Smiley le gusta Borges", en La Razón del 10 de abril de 2009 y en los Panfletos liberales II, de marzo de 2010. Habrá que volver a entrevistarle.

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Borges y la izquierda

Sobre el comunismo, dice: "A la gente le gusta, porque les da un carácter y un grupo de amigos. En cuanto a las opiniones, también las dan desde Moscú, y como esas opiniones cambian según los momentos, nadie se aburre".

Adolfo Bioy Casares, Borges; entrada del 1-I-1955.

Dice que odia tanto a los soviéticos que no puede concederles pensamiento o previsión: los imagina como dragones o demonios, que hacen el mal sin saber por qué, de puro estúpidos.

Ob., cit.; entrada correspondiente al 10-X-1956.

En Estados Unidos se espera que uno sea partidario de los indios, que hable mal del país y que sea comunista. Cuando me niego a estas tonterías, a veces defraudo a los que me escuchan.

En una entrevista con Carlos Alberto Montaner recogida en Montaner, De la literatura considerada como una forma de urticaria, Playor, Madrid, 1980.

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