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Adrián Martín, el niño prodigio con hidrocefalia

Un caso sorprendente entre el talento y la ternura.

Un caso sorprendente entre el talento y la ternura.
Adrián Martín | Imagen de televisión

Adrián Martín conquistó a la audiencia desde el primer día que apareció en el programa "Levántate". Y no era sólo porque jurados y público presente en el estudio se enternecieran por su enfermedad: es que este malagueño de once años reúne un talento fuera de lo común, máxime en sus circunstancias, con una maravillosa voz, siendo completamente autodidacta. Si a ello le añadimos su simpatía natural, la ternura y sensibilidad con que se comporta ante las cámaras y con cualquiera que se le acerca, a los que brinda una amplia sonrisa y con frecuencia abrazos con sus reducidas manecillas, estaremos ante un caso sorprendente y emotivo. Un milagro de la naturaleza, en cierto modo. Porque Adrián Martín resulta que no ha recibido clase alguna de música y que cuando tenía tan sólo año y medio ya entonaba a sus padres el "¡Cumpleaños feliz!". ¿Cuál es la grave enfermedad que padece? Hidrocefalia.

Antes de nacer, sus padres, Rafael y Toñi, fueron advertidos por el ginecólogo que el bebé nacería con problemas, posiblemente sin manos y tal vez podría morir a los pocos años. A los siete meses de gestación le provocaron el parto. Sus padres tenían la esperanza de que el recién nacido iría superando sus dificultades. Y así fue cómo Adrián fue saliendo adelante, con sus manos deformes. Apenas con cinco semanas de existencia le colocaron una válvula en el cerebro, lo que se repetiría en dos ocasiones más. Las intervenciones han sido numerosas, doce de ellas para mejorar las deformaciones de sus manos. Entre tanto, conforme iba cumpliendo años, Adrián Martín iba soportando dolores y toda clase de complicaciones y contrariedades. Como si fuera un adulto que encajara este golpe cruel del destino, quejándose lo justo. Y proporcionando alegría a su familia con sus increíbles cánticos, algunos aprendidos de boca de su abuela, que le enseñaba coplas como la conocida "María de la O". El pequeño la aprendió en seguida y con una inusitada capacidad mimética la fue repitiendo. Y así cuanto escuchara que fuera de su agrado.

Conforme va transcurriendo su adolescencia Adrián Martín ha dado ya suficientes pruebas de su enorme capacidad para aprender toda suerte de canciones, tanto baladas aflamencadas como melodías brasileñas y temas pop rock. Con ayuda de su hermana mayor fue dando a conocer algunas grabaciones en las redes sociales. Él mismo se acompaña tocando el cajón con un sorprendente sentido musical del ritmo. Su presencia en el programa "Levántate" le reportó un gran triunfo y ser conocido en toda España. Y hasta fue invitado a acudir a un festival solidario en Chine donde tomó parte ante un auditorio de setenta mil personas. El desparpajo de Adrián Martín lo convierte en seguida en un crío adorable, de gran inteligencia cuando ha de responder a cualquier interrogante. Ha aprendido a leer y a escribir, recibe lecciones de una profesora particular, amén de estar sujeto a clases con un logopeda.

Ahora lleva unos días paseándose por las televisiones y emisoras de radio para promover su primer disco, "Lleno de vida", acertado título que resume lo que alberga en su interior. Como es natural sus progenitores están orgullosos del pequeño. Él es una lección para niños que padezcan su minusvalía, como lo son sus padres asimismo, que nunca arrojaron la toalla. Un ejemplo permanente de superación. Este Cd se abre con la primera canción que popularizó Adrián Martín en la "tele", aprendida directamente de los videos que tenía de Rosario: "Qué bonito". Pero el resto de las piezas, catorce en total, tienen la virtud de su variedad, de los diferentes registros vocales del pequeño gran artista, a dúo con los ya consagrados Pitingo, ("Son de la loma"), Niña Pastori, José Mercé ("Malena"), Salvador Beltrán ("Lágrimas negras")… Se da la circunstancia de que también aparece mano a mano junto a José Luis Perales, interpretando "Que canten los niños", tema que el conquense creó hace ya treinta años, cuyos derechos de autor cedió a beneficio de Unicef. Recientemente, en un artículo relacionado con el último disco de Perales les contábamos a los lectores de “Chic” que su hijo Pablo había padecido hidrocefalia en su niñez, la misma enfermedad que Adrián Martín, de ahí que su dueto estuviera revestido de la mayor emoción para José Luis principalmente, en tanto el joven intérprete era asimismo consciente de la popularidad de sus colegas adultos.

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