Polémica en Italia por el regreso del director de orquesta Valery Gergiev, cercano a Putin
El concierto en Italia podría ser solo el inicio de su regreso al circuito europeo: en 2026 está prevista una gira por España.
El regreso del director ruso Valery Gergiev a los escenarios europeos ha desatado una fuerte polémica en Italia. El célebre músico, conocido por su cercanía al Kremlin y su defensa pública de la anexión de Crimea en 2014 y la invasión de Ucrania en 2022, ha sido invitado a dirigir un concierto el próximo 27 de julio en el festival Un’Estate da Re, en el Palacio Real de Caserta, cerca de Nápoles.
Gergiev, actual director del Teatro Mariinski de San Petersburgo y desde 2023 también del Teatro Bolshói de Moscú, vuelve así al circuito europeo tras ser vetado en 2022 por instituciones culturales de todo el mundo. La Scala de Milán, la Filarmónica de Múnich y festivales como el de Lucerna o Róterdam lo excluyeron por negarse a condenar la guerra en Ucrania. Desde entonces, su actividad se había limitado a Rusia y países afines como China, Irán y Omán.
Acto de propaganda
En esta ocasión, participará en Caserta junto a solistas del Mariinski y la Orquesta Filarmónica G. Verdi de Salerno, en un festival financiado parcialmente con fondos públicos. Esta circunstancia ha generado una oleada de protestas desde distintos frentes políticos y sociales.
Una de las críticas más duras provino de Yulia Navalnaya, viuda del líder opositor ruso Alexéi Navalni. En una carta publicada en La Repubblica, calificó a Gergiev de "cómplice activo del régimen criminal de Putin" y pidió su exclusión del evento, al que considera parte de una "estrategia de normalización" de la guerra. Por su parte, el Fondo de Lucha contra la Corrupción (FBK), fundado por Navalni, también pidió cancelar la actuación y anunció una manifestación en Milán para el 19 de julio.
Desde Italia, la eurodiputada Pina Picierno (Partido Demócrata) exigió la retirada de Gergiev del programa y criticó el uso de fondos europeos en su contratación. El ministro de Cultura, Alessandro Giuli, se mostró dividido: si bien defendió la libertad artística, reconoció que el concierto podría convertirse en un acto de propaganda. El subsecretario de Exteriores, Ivan Scalfarotto, advirtió contra el riesgo de censura cultural, mientras que figuras de la derecha italiana compararon la polémica con un intento de "genocidio cultural".
Organizaciones como la Asociación de Rusos Libres en Italia y el movimiento Europa Radical también han pedido la cancelación del evento, reuniendo cientos de adhesiones. La Unión Europea, por su parte, apoyó indirectamente el veto a Gergiev al recordar que las instituciones culturales rusas actúan como herramientas de propaganda estatal.
La controversia se extiende también al plano económico. La Fundación Anticorrupción ha acusado a Gergiev de malversar fondos públicos rusos y de enriquecerse a través de una fundación cultural con la que habría adquirido un millonario patrimonio en Italia, incluyendo propiedades en Venecia, Roma, Sorrento y otras ciudades.
El concierto de Caserta podría ser solo el inicio de su regreso al circuito europeo: en 2026 está prevista una gira por España, organizada por Ibercamera, que incluirá Barcelona y otras ciudades junto a la Orquesta del Mariinski.
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