Morante organiza un festival pro-monumento a Antoñete, y el mismo día toreará por la mañana y la tarde en Las Ventas

Morante de la Puebla está en la cumbre de su carrera en los ruedos y viene siendo noticia periódicamente tras sus salidas a hombros en Madrid y en Pamplona. Le queda un verano lleno de contratos. Hoy por hoy es, junto a Roca Rey, el único que abarrota las plazas. Acaba de saberse el cartel del festival pro-monumento a Antoñete en los alrededores de la Monumental madrileña.

Llevaba ya varios meses rondándole a la cabeza la organización de ese festival, guiado por el recuerdo del mentado diestro madrileño, Antonio Chenel. No recordamos que alternara con él, pero lo cierto es que a través de vídeos admiraba su estilo clásico y dominador. Que un sevillano como Morante sea el responsable de ese festival próximo, dice mucho de su sentido de la fiesta, de la historia del toreo en la que Antoñete ocupa un relevante lugar. ¿Por qué no se le ocurrió antes a alguno de los matadores madrileños? ¡Ah…!

El festival está previsto para el 12 de octubre, día de la Hispanidad. Hasta la fecha en la que escribimos estas líneas, sirviéndonos de la información de la excelente revista taurina "Aplausos", Morante de la Puebla ha obtenido el sí para tomar parte en ese acontecimiento de los diestros ya retirados Curro Vázquez y Enrique Ponce. César Rincón lo está pensando. El resto de quienes harán también el paseíllo lo completan el veterano rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza y la novillera emergente Olga Casado, en la que hay puestas muchas esperanzas. A ese quinteto, tal vez surja alguna sorpresa más, también se unirá Morante. Espectáculo matinal. Y resulta que, por la tarde, se celebrará la última corrida de toros de esta temporada en Las Ventas. Con Morante encabezando el cartel para dar la alternativa al abulense Sergio Rodríguez, que es precisamente el ganador de la Copa Antoñete, un serial patrocinado por la Comunidad de Madrid, en presencia de Fernando Robleño, que se cortará la coleta ese día. Un doblete de Morante, por lo tanto.

La vida de Antoñete

Antoñete es un referente para muchos aficionados. Antonio Chenel Albaladejo nació en Madrid, muy cerquita de las Ventas, el 24 de junio de 1932. Su cuñado, Paco Parejo, tendría mucha influencia en él, siendo mayoral de la plaza, donde el jovencísimo Antoñete iba a menudo y conocía al dedillo los corrales, las cuadras de caballos y el redondel. Lógicamente acudía a la mayoría de los festejos y se entusiasmaba cuando toreaba Manolete, del que se hizo admirador permanente.

Cuando Antoñete decidió ser torero se fijó siempre en cuantas faenas había contemplando de las grandes figuras. A unas cuantas de ellas les había hecho "de toro", entrenando "Parrita", Paco Muñoz, Manolo Navarro y otros lidiadores de finales de los años 40 y 50. Vistióse de luces por primera vez en 1946. Siete años más tarde tomó la alternativa en Castellón de manos de Julio Aparicio. Y en esa misma temporada confirmó la alternativa en las Ventas, concedida por Rafael Ortega.

Más de cuarenta años estuvo Antoñete en los ruedos, con varias retiradas y reapariciones, cuando solía decir que "estaba tieso, sin tabaco", interpretando esa frase como que no tenía un duro. En su biografía consta como la mejor faena de su vida a un toro "ensabanao", no de piel blanca, de la ganadería de Osborne, llamado "Atrevido". También el torero madrileño llamaba la atención por su mechón ceniciento. Aquella faena la realizó el 15 de mayo de 1966 y puede verse en Youtube.

En sus últimos años en activo estuvo considerado como un auténtico maestro, torero de toreros; encabezaba por su veteranía muchos carteles y así pudo rehacerse económicamente y adquirir una finca en el término serrano madrileño de Navalagamella. Allí lo entrevisté un día. Tenía un toro al que le daba de comer hierbas, animal que lo conocía y pese a su sin duda fiereza, se mostraba con él absolutamente sumiso.

Cada vez que Antoñete toreaba en Madrid iba a primera hora del día a rezar ante el cuadro de la virgen de la Paloma, a la que tenía mucha devoción.

Hay en su vida personal una historia de amor con una hija del presidente y dueño de la banca Quesada, obviamente millonario. Cuando éste se enteró que aquella quería casarse con Antoñete se enfureció de tal manera que, tras entrevistarse con éste, le inquirió con qué dinero iba a empezar su vida matrimonial. No se inquietó el diestro, le hizo ver que era una de las figuras del toreo y que poseía suficiente dinero para cumplir como esposo. Hubo boda con Pilar López-Quesada. Y seis hijos en aquel hogar en principio estable y feliz, hasta que se rompió tal dicha. Antoñete era un impenitente seductor. Tomó una decisión al separarse: todo el dinero que tenía, bastante, lo dejó a su esposa e hijos. Y comenzó a vivir desde cero.

Arruinado más de una vez, gustándole el juego de cartas, se recuperaba por temporadas con sus habituales vueltas al ruedo. Y ya quedó dicho cómo en su última época pudo conseguir un patrimonio suficiente para vivir sin apreturas. Se había casado en segundas nupcias con una admiradora suya, la francesa Karina Bocos, con quien siendo él ya mayor, tuvo un hijo.

Se retiró ya definitivamente de los ruedos. Y en señal de agradecimiento a la afición madrileña, sobre todo, en general a todos sus seguidores, se encerró una tarde en Las Ventas con dos toros pagados por él. Estuvo sensacional, doy fe pues fui afortunado espectador. Y lo sacaron en hombros.

No sabía qué hacer, ya retirado. El popular cronista taurino Manolo Molés lo sacó del ostracismo, proporcionándole una colaboración durante varias temporadas en retransmisiones radiofónicas y televisivas. Donde la sabiduría del madrileño, y sin herir a nadie, quedaba en evidencia.

Antoñete era un compulsivo fumador, lo que le causó un enfisema pulmonar que precipitó su muerte en el hospital de Majadahonda el 22 de octubre de 2011. Tenía setenta y nueve años. Físicamente, representaba algunos menos. Hoy se le sigue recordando por los aficionados ya de edad madura. A lo que va a contribuir Morante de la Puebla cuando se erija el monumento a su memoria.