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La UE busca cómo aumentar su inversión en Defensa entre la necesidad de implicar al BEI y la desconfianza hacia Trump

El Banco Europeo de Inversiones tiene un presupuesto de 95.000 millones para 2025, pero solo dedicará 2.000 millones a programas de Defensa.

Cumbre informal de líderes de la UE para hablar de Defensa. | EFE

El Palacio de Egmont, en Bruselas (Bélgica), ha sido este lunes el escenario de un encuentro que puede ser clave para el futuro de la Unión Europea. Los líderes de los países socios, a los que se han unido el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, y el primer ministro del Reino Unido, Keir Starmer, se han encontrado para analizar cómo pueden avanzar unidos hacia una política común para implementar un fuerte aumento en la inversión en Defensa.

Una mayoría importante de los socios de la UE lo son también de la OTAN y, por lo tanto, están en el compromiso de invertir el 2 por ciento del PIB. Pero al estar también dentro de la Alianza Atlántica forman parte también del nuevo debate que sitúa esa cifra de inversión como una línea que ha quedado desfasada y que hay que superar, sobre todo teniendo en cuenta la situación de guerra y de amenaza que mantiene en el continente.

La alta representante de la UE para Asuntos Exteriores y de Seguridad, Kaja Kallas, lo ha dicho en varias ocasiones en las últimas semanas y ha vuelto a insistir este lunes: "hay que hacer más porque tenemos una guerra a gran escala en marcha en Europa y Rusia no ha cambiado su objetivo". Una representante que proviene de Estonia, uno de los países que más directamente percibe la amenaza rusa.

La cuestión ahora es de dónde sacar el dinero para aumentar los presupuestos en Defensa. Si es posible o no reutilizar partidas destinadas a otras cuestiones y que no se han gastado para este menester. Los ojos de muchos países están puestos en los paquetes de ayudas destinadas a revitalizar la economía tras la pandemia de coronavirus. Si ese dinero no gastado puede ir o no a la Defensa y los programas de armamento.

Sí existe un consenso prácticamente general en que el Banco Europeo de Inversiones (BEI), que dirige la española Nadia Calviño, tiene que modificar su política de inversión para colaborar con la financiación de los programas de Defensa. Y es que hasta hace no mucho los programas de Defensa y Seguridad no estaban siquiera entre la lista de proyectos que podían acceder a la financiación de este organismo europeo.

Toda empresa que quisiera sacar adelante un proyecto propio que estuviera relacionado con la Defensa y la Seguridad, y que no formase parte de los grandes programas de armamento que reciben adelantos de los gobiernos por investigación en I+D+i, tenía que bien ir a la banca tradicional para recibir un crédito –algo prácticamente imposible– o tenía que financiarlo con medios propios, algo que pocas empresas se pueden permitir.

El BEI permite ya el acceso a su financiación a la industria de Defensa europea, pero las cifras son ridículas. Según los propios datos de la entidad, para este año 2025 tendrá un montante económico general de 95.000 millones de euros destinados a la inversión. De ellos, el 60 por ciento irán a políticas verdes. La cuantía destinada a Defensa y Seguridad crece un 100 por 100, pero eso sí, pasando de 1.000 millones a 2.000 millones. Cifras prácticamente inútiles.

Pero lo que más consenso ha levantado durante la sesión ha sido la desconfianza que genera en Europa el nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien no sólo habla de situar dentro de la OTAN la inversión mínima en Defensa en el 5 por ciento del PIB, cifra totalmente disparatada respecto a las cifras actuales de inversión, de las que incluso Estados Unidos está muy lejos, sino que amenaza con una guerra comercial a través de los aranceles que puede poner en peligro la industria a ambos lados del océano Atlántico.

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