
El gigante armamentístico alemán Rheinmetall presentó resultados la semana pasada con un crecimiento del 36% que llega acompañado de espectaculares subidas en bolsa. Las ventas, de 9.571 millones de euros, vinieron en un 80% del negocio de defensa del consorcio, que ya apuntó hace unos días que el objetivo de la compañía sería potenciarlo con la reestructuración de plantas dedicadas a vehículos civiles.
"Ha comenzado en Europa una era de rearme que exigirá mucho de todos nosotros", señaló el CEO de la empresa, Armin Papperger, que anunció perspectivas de crecimiento "como nunca antes hemos experimentado" ante los planes europeos y alemanes tras el giro de la administración estadounidense y la amenaza rusa.
En el acto se insistió en las sinergias de la industria automovilística y la de defensa ante un volumen de pedidos que se disparará. Papperger apuntó que la plantilla actual de 32.000 empleados podría ascender a 40.000 en dos años, un efecto que también multiplicará el negocio y ocupación de los proveedores. En su comparecencia, sugirió la posibilidad de comprar plantas de Volkswagen, otro gigante con perspectivas opuestas, para aumentar la producción: "Antes que levantar una nueva fábrica para montar Panzer (uno de los carros de combate que de la compañía) por supuesto que lo miraría". El empresario señaló que transformar una planta de Volkswagen para fabricar vehículos militares exigiría una inversión muy importante, por lo que necesitarían contratos y pedidos a muy largo plazo de la administración alemana.
Papperger mencionó en concreto la planta de Osnabrück, una de las afectadas por plan de reconversión y recortes planteado por la automovilística a finales del año pasado. Según el calendario previsto, la fábrica tendrá que buscar inversores externos tras la finalización de la producción del T-Roc Cabrio en 2027 mientras la de Dresde también deberá dedicarse a usos "alternativos" en breve. Días antes, en una entrevista, el CEO de Volkswagen, Oliver Blume, confirmó que estaban "abiertos" a una hipotética utilización en el futuro de las plantas del este para la industria de defensa mencionando los vehículos militares y las necesidades del sector de aumentar la producción.
El pasado viernes se produjo una reunión entre miembros del Consejo de Administración de la planta y diputados regionales en la que señalaron que todavía no hay nada concreto y que de momento se trata de un "rumor" que tiene que materializarse. Un diputado del SPD negó que la planta vaya a fabricar en el futuro armas pero otros diputados regionales admitieron la posibilidad de que la transformación que necesita la planta, que emplea a 2000 personas, implique la fabricación de vehículos militares.

