
La victoria de Friedrich Merz en las pasadas elecciones federales en Alemania ha resucitado otro debate que trató de enterrar el todavía canciller socialdemócrata Olaf Scholz: el dilema de enviar o no a Ucrania los misiles balísticos Taurus. Con un alcance de 500 kilómetros, superior a los británicos Storm Shadow y los franceses Scalp, ya en manos de Ucrania, el Bundestag rechazó hace justo un año el suministro de este armamento a Ucrania. La oposición estuvo encabezada por el propio canciller, que reiteró en numerosas ocasiones, entre presiones crecientes de países como Polonia y la insistente petición de Kiev que el envío podía verse como una declaración de guerra por parte de Rusia. El motivo, que los misiles, de casi cinco metros de largo, casi 1400 kilos de peso y capaces de dañar "estructuras fuertemente protegidas" podrían alcanzar objetivos en Moscú y que el manejo del sistema requeriría la presencia de militares alemanes en suelo ucraniano.
En su día, la polémica estuvo aderezada por varias filtraciones, una de ellas de altos mandos del Ejército alemán difundida por servicios secretos rusos en el que debatían sobre la posibilidad de entregar los Taurus y de lo que esto supondría para las capacidades del Ejército. En ese momento, la CDU se posicionó a favor del envío de este armamento, una postura que Merz mantuvo en campaña en su intento de distanciarse de la prorrusa candidata de AfD y que ahora mantiene, según dijo en una reciente entrevista. "Lo dije y tiene vigencia lo que dije. No se trata de que intervengamos en la guerra sino de proporcionarle al Ejército ucraniano este tipo de armamento", señaló precisando que en cualquier caso el hipotético envío debería ser consensuado con sus socios europeos.
En sus declaraciones, Merz señaló la posibilidad de que los misiles Taurus pudieran destruir la principal comunicación entre Rusia y Crimea, el puente de Kerch. El sistema, insistió, podría permitir a Ucrania salir de una posición defensiva y hacer progresos estratégicos que lleven a Putin a desistir, unas palabras que llegan después de nuevos ataques rusos contra objetivos civiles tras la mediación de Trump para un final de la guerra favorable a Rusia.
Las palabras de Merz han reavivado el debate cuando aún no se ha estrenado la nueva gran coalición, que no menciona nada al respecto en su pacto de gobierno. Mientras desde el SPD se siguen mostrando reticentes, el resto de partidos se ha mantenido en sus posiciones: los ahora irrelevantes verdes y liberales están a favor mientras que AfD y la extrema izquierda lo rechazan porque provocaría una "escalada". Desde BSW, han hablado de "enorme peligro para Alemania".
En Rusia, han intentado azuzar esos temores: que Alemania vuelva a plantearse compartir sus Taurus ha sido respondido con nuevas amenazas alertando de que si Ucrania los utilizara contra sus infraestructuras Berlín se convertirá en parte del conflicto con "todas las consecuencias que de ello se desprenden".
En rueda de prensa, la portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, María Zajárova, ha señalado que Merz debe ser "consciente" de que para el manejo de los misiles hace falta personal alemán y por tanto, un ataque "contra cualquier infraestructura de transporte crítica rusa (...) se considerará como participación directa alemana en acciones militares del lado del régimen de Kiev, con todas las consecuencias que de ello se desprenden para Alemania". Mientras, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, ha declarado que la entrega de misiles Taurus a Ucrania conducirá a una escalada del conflicto.
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