Iniesta ha sido el último en unirse a la larga lista de miembros del Barcelona que han solicitado abierta y públicamente la continuidad de Guardiola en el banquillo azulgrana. El técnico, sin embargo, aún no ha dado ninguna señal que despeje las dudas de si renovará o no. Todo un culebrón que, este año, se está alargando más de lo habitual.
Víctor Valdés fue de los primeros en solicitarlo. "Sería un error que Guardiola no continuara", declaró el portero, enviando de paso un dardo a su directiva. En la misma línea se mostró Dani Alves, quien aseguró que "si se va Pep, el siguiente paso es caerse". Más confiado se mostró Isaac Cuenca, que comentó que no tenía ninguna duda de que el míster continuaría.
Piqué y Xavi, dos símbolos dentro del vestuario, también solicitaron la renovación de su entrenador. El centrocampista declaró que se debe respetar su decisión, pero que cree que terminará renovando. El central, a quien se le atribuye un supuesto enfado con su técnico después de sus últimos suplencias, aseguró que "todo el vestuario quiere que renueve, y yo también".
También Cruyff, toda una institución dentro y fuera del Barcelona, se ha subido al carro y, a su manera, ha metido cierta presión al asunto. "Guardiola no va a dejar al Barça en la cuneta", comentó el holandés. En cierta medida, estaba señalándole al entrenador azulgrana que, en caso de no seguir, debería comunicarlo cuanto antes para permitir un margen de reacción al club.
Pero el tiempo va pasando, estamos ya a punto de entrar en marzo, y Guardiola no se decide. El club continúa bloqueado a la espera de una señal que no llega. Muchos no se explican por qué aún no ha dicho nada. Algunos rumores apuntan a una exigencia con la que no estaría de acuerdo Sandro Rosell. Pep, confesado Laportista, habría exigido al actual presidente del Barcelona que retirase su denuncia contra su predecesor en el cargo. Un tema espinoso.
Mientras tanto, y siempre según fuentes cercanas al Barcelona, varios pesos pesados del equipo ya estarían hablando entre ellos para decidir quién debería ser el próximo entrenador. En caso de que sea necesario, serán ellos, y no Rosell, los que lo decidan. El crédito conseguido por el equipo en los últimos años así lo merece.
