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Cinco preguntas sin respuesta

Ocho eliminatorias después, los play-offs de la NBA ya empiezan a despejas algunas dudas. Sin embargo, aquí van cinco preguntas que todavía no tienen una respuesta clara.

Los Angeles Lakers: Si antes de la primera ronda había demasiadas cuestiones sin resolver en LA, tras los seis partidos contra los Thunders, la cosa es casi peor. Sólo han ganado una vez por más de diez puntos y han sufrido mucho ante un equipo primerizo en play-offs y que ha contado con una mala versión de su mejor jugador.

Las estadísticas lakers son preocupantes: del sexteto titular, sólo Gasol está en su nivel habitual... y únicamente de Kobe se espera que dé un paso al frente que corresponda a su salario, fama y prestigio. Sobre las prestaciones de Andrew Bynum, Ron Artest y Lamar Odom cada vez hay menos dudas: no responderán en lo que queda de competición, salvo en momentos puntuales. De la capacidad de los tres no se discute; de su bajo rendimiento, tampoco.

Siguen siendo favoritos (las casas de apuestas los mantienen sólo por detrás de Cleveland), pero tendrán que mejorar bastante si quieren ganar a los Cavaliers, a Orlando o, incluso, a los renacidos San Antonio Spurs. A su favor tendrán una segunda ronda cómoda, contra unos Jazz muy mermados. Pero la pregunta es, ¿podrá Phil Jackson detener a LeBron, Duncan o Howard con una pareja estelar y unos secundarios tan empequeñecidos? Incluso Jordan necesitó una buena versión de Pippen, Rodman, Harper o Kukoc...


Utah Jazz: Quizás la mejor noticia para los Lakers sea el cómodo camino que se ha abierto por su parte del cuadro –¿qué habría pasado si San Antonio hubiera caído al octavo puesto en el que estuvo días antes del final de la regular season?–. Oklahoma City era el mejor rival posible en primera ronda y los Jazz no aparentan tener armas suficientes para derrotar a los Lakers... ni siquiera aunque tengan al mejor base del mundo y al único cuatro de la Liga en una forma parecida a la de Gasol.

Sin Mehmet Okur, lesionado en el primer partido de la post-temporada, y con Kirilenko disminuido, no juega desde hace mes y medio, la ventaja en la pintura de los angelinos se antoja decisiva. Las ganas de Millsap (203 centímetros oficiales muy generosos) y la clase de Boozer (2,06 metros) parecen demasiado poco, incluso con la actual versión de Bynum u Odom.

Eso sí, los de Jerry Sloan juegan un baloncesto colectivo muy atractivo y exprimen al máximo sus recursos, justo al contrario que los pupilos de Phil Jackson. Y la cuestión que se hacen todos los mormones del mundo es... ¿será suficiente hacer las cosas bien ante un equipo que las está haciendo tan mal?
 

San Antonio Spurs: Antes de iniciarse la temporada parecían la gran alternativa a los Lakers. Su mejor quinteto (Parker, Ginobili, Jefferson, Duncan y McDyess) es equiparable al de los de púrpura y oro. Además, se han encontrado con la fantástica noticia de la progresión de George Hill. A pesar de todo, cayeron al séptimo puesto del oeste en temporada regular y nunca dieron la impresión de ser candidatos al título.

Sin embargo, la eliminatoria contra los Dallas Mavericks ha revalorizado las acciones de los Spurs, que ya son el segundo favorito en el Oeste. Su defensa sigue siendo la de los viejos tiempos –han dejado a los Mavs en un 43 por ciento en tiros de campo– y, aunque Duncan y Ginobili ya no son los de hace cuatro años, en la primera ronda han demostrado estar cerca de su mejor forma.

Dado que la experiencia y el carácter ganador son el mejor activo de los Lakers y que en eso San Antonio es el único equipo de la liga que puede equipararse a los angelinos, en Texas se han ilusionado en la última semana, ¿la serie contra Dallas ha sido el canto del cisne de un grupo mítico o el anticipo de su resurrección?
 

Orlando Magic y Cleveland Cavaliers: Para muchos, este año está cantado que el campeón vendrá del Este, del que gane la esperada final entre Orlando y Cleveland. Nadie cree que Celtics o Hawks puedan parar a los dos equipos con mejor récord de la temporada regular.

Sin embargo, esa misma expectativa puede ser su peor enemigo. Los Magic ya descubrieron hace un año que una final no se gana sólo jugando mejor que el contrario. La previsible serie entre estos dos equipos podría ser muy larga e intensa, y seguramente dejará profundas heridas de guerra al ganador, mientras los Lakers van cogiendo velocidad de crucero ante equipos inferiores.

Está claro que son las dos franquicias en mejor forma en este momento, pero la final se jugará en un mes y medio y pueden pasar muchas cosas hasta entonces. Por eso, sus seguidores dudan: ¿podremos aguantar este ritmo hasta mediados de junio?
 

Las "zapatillas": Los aficionados al baloncesto NBA están acostumbrados desde hace tiempo a una serie de reglas no escritas que parece imposible romper: rotaciones y reparto de minutos en pista que no tienen en cuenta cómo marcha el partido o si un jugador está acertado; canastas decisivas que siempre se juega la figura del equipo, aunque esté sobremarcado; y jugadores al banquillo porque tienen tres faltas en el segundo cuarto.

Pero quizás la más molesta sea ésa que dice que la estrella del equipo, especialmente cuando es escolta o alero, se puede tirar hasta las zapatillas en los partidos decisivos, esté jugando bien o mal. Entre Kevin Durant (5-23), Carmelo Anthony (6-22) y Brandon Roy (4-16) hicieron 15 de 61 tiros en el último encuentro de sus respectivas temporadas. Sus equipos perdieron y los aficionados se preguntan: ¿habrán aprendido algo ellos y sus entrenadores?


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