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El penúltimo raulista vivo

Antes del Barcelona-Real Madrid

Antes del Barcelona-Real Madrid de dentro de cinco horas me viene a la cabeza lo dicho por el hombre que, no hace demasiado, nos prometía el pleno empleo: "ganará el Barça por 5 goles a 1". Me piden un pronóstico: 1-5. Y lo razono: puesto que Zapatero, quien por cierto puede ser culé perfectamente sin necesidad de faltarle de paso al respeto al Madrid diciendo eso de que es mejor la defensa de la Cultural Leonesa, nos prometió en marzo días de vino y rosas para todos, y hoy rozamos los tres millones de parados y hay quien asegura que a finales de 2009 habremos llegado a los cuatro, podría colegirse que su olfato está tan atrofiado como el de un San Bernardo con moquillo. Los madridistas desearán que el moquillo presidencial se amplíe al asunto futbolístico mientras que los culés querrán que por una vez acierte ZP, aunque el paro siga creciendo fuera del Camp Nou.

Antes del Barcelona-Real Madrid recuerdo la cantidad de ocasiones en las que uno de los dos equipos llegó muy bien y el otro lo hizo rematadamente mal y, al final, no fueron tantas las nueces y sí demasiado el ruido que se montó alrededor de una previsible manita. Todo lo estrafalario que se ha mostrado el barcelonista de La Moncloa ha querido aparecer, pero justo en sentido contrario, Pep Guardiola. Es más, escuchando al entrenador del Barcelona saqué la impresión de que estaba respondiendo a las declaraciones del presidente del Gobierno: al campeón no se le gana por cinco goles de diferencia. No sé si al campeón no se le gana por cinco, lo que sí sé es que al Real Madrid, como al propio Barça cuando está mal, no conviene nunca faltarle al respeto por si aca, que diría un castizo. También sé otra cosa más y es que, cuando acabe el partido, con el Barça a doce, nueve o seis puntos de distancia con respecto al Madrid, el Real seguirá siendo el campeón y el Barcelona el aspirante. Eso es lo que, muy atinadamente, quiso explicar ayer Guardiola.

Antes del Barcelona-Real Madrid me pregunto si Schuster verá el partido o estará tan inmerso en el estudio detallado de todas y cada una de las capillas de la Catedral de Salamanca que no podrá sacar tiempo siquiera para ponerse aunque sea un ratito delante del televisor. De su frase diciendo que era imposible que el Real ganara al Barcelona han salido beneficiados el propio Schuster, su hijita Victoria, que llega con un pan de molde debajo del brazo, y, por supuesto, el Madrid. En realidad, si nos ponemos a pensarlo detenidamente, Juande, que ya ha repetido a los cuatro vientos que la palabra "derrota" no está incluida en su diccionario, sólo tiene cosas que ganar esta noche puesto que si su equipo pierde se habrán cumplido absolutamente todos los pronósticos, incluso el de su antecesor en el cargo, mientras que si a su equipo se le ocurre ganar el campanazo será de los que hacen época.

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