Hay cosas que sí son ciertas y otras que no lo son. Por ejemplo, y yendo de lo más liviano a lo más grueso, no es cierto que Mourinho dejara plantada a la prensa; sí lo es, sin embargo, que, tras responder a la última pregunta, se levantó y se fue. Se fue aparentemente con cajas destempladas, eso sí, mosqueado y harto, a punto de explotar, pero lo hizo después de que quedara bastante claro que aquella era la última pregunta. No me cabe la menor duda de que Mourinho dejará colgados varias veces a los periodistas a lo largo de sus cuatro años en el banquillo blanco, pero no es cierto que eso sucediera ayer en la rueda de prensa previa al partido de Champions contra el Auxerre. Sí es cierto que, hasta la fecha, las ruedas de prensa del entrenador madridista están siendo incomparablemente más atractivas que el fútbol practicado por su equipo, no lo es que la personalidad del portugués nos haya pillado por sorpresa; es más, me atrevería a decir que, como es evidente que su fama le precede, a José le están buscando las cosquillas desde que llegó a España.

No es cierto que al Real Madrid le vayan a odiar más o menos porque Florentino haya elegido a Mourinho para el cargo, eso no es cierto. Al Madrid le odian, quienes lo hacen, por sus nueve Copas de Europa y porque es el club de fútbol más importante y laureado del planeta de aquí a Lima. Pero estoy convencido de que en el mundo hay infinitamente más gente que quiere al Real de la que le odia. En último extremo, el Real Madrid está puesto ahí básicamente para que le quieran sus seguidores, y encuentro cierta lógica en el hecho de que los del Barcelona, eterno y universal Poulidor de los blancos, le tengan tirria justamente por eso. Mourinho no ha venido al Madrid para que le quieran los culés o los valencianistas sino para conseguir títulos para el club que le paga. Más títulos.

Es cierto que, si algo caracterizaba al Mourinho que conocíamos de sus anteriores etapas, era que protegía con celo de leona herida a sus jugadores, llegando incluso a considerarles como familiares suyos, y es cierto que esa máxima se la ha saltado a la torera en el caso de Pedro León, pero no lo es de ninguna manera que quienes asistimos al roce desde fuera tengamos en absoluto toda la información necesaria para saber qué ha pasado exactamente con el chaval. Por cierto: es cierto que el murciano no es Zidane, pero sigue siendo un jugador con una proyección increíble. Es cierto que, de los seis fichajes del Madrid, sólo León y Canales vinieron recomendados por Valdano, pero no me puedo creer que la tensión venga de ahí. Créanme de verdad cuando les digo que lo único cierto es que todo esto se la refanfinfla a Mourinho.