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El penúltimo raulista vivo

El boxeo ha vuelto, olvídate del golf

Me parece recordar que ya he hablado aquí antes de Chuck Palaniuk. El periodista estadounidense dice que las mejores ideas para sus cuentos y novelas suelen surgirle en una pequeña cafetería que hay muy cerquita de su casa. Se sienta, pide un café, a lo mejor un donut relleno de crema al cacao, mira alrededor suyo y copia en un cuaderno. Cortar y pegar. Yo creo que no es tan sencillo como dice Palaniuk, y que si lo fuera estaría estafando en cierto modo a sus alumnos de escritura creativa, si es que los sigue teniendo después de hacerse millonario. Pongamos por caso El Club de la Lucha, que algunos de ustedes habrán leído y otros habrán visto transformada después en una película protagonizada por Brad Pitt y Edward Norton; lo que allí se narraba no era más que la inacabable y desasosegante frustración del hombre moderno y la posterior utilización del combate físico, el que duele al día siguiente como una punzada en la sien, de forma poco profesional (en absoluto profesional, en realidad) aunque, al parecer del autor de la novela y también del director de la película, bastante efectiva para combatirla.

La noticia me llamó mucho la atención cuando la leí hace un mes. Ahora el lema de los privilegiados chicos del Colegio Eton, muchos de los cuales se reúnen regularmente para boxear en lo que se ha dado en llamar The Real Fight Club, es "el boxeo ha vuelto, olvídate del golf". Alan Lacey y la Asociación de Boxeo de Cuello Blanco son los promotores de un club que ya tiene cerca de mil miembros y que debido a su éxito tiene previsto abrir un gimnasio detrás de las oficinas de Société Générale. Dentistas, asesores financieros, operadores bursátiles o abogados se citan en el East End londinense y, protegidos con guantes y cascos, saltan al ring mientras suenan, por ejemplo, las Valkirias de Richard Wagner. El loco pelea contra el jefe, luego les tocará a Robo Cobb y El Sorprendente, y más tarde No Me Ando con Tonterías se las verá con Sickboy. No son tampoco extrañas veladas del tipo Doctors versus Lawyers, doctores contra abogados.

Puede que Palaniuk sea el Julio Verne del siglo XXI, quién sabe. Lacey creó esta suerte de cofradía en 2001 cuando se ganaba la vida organizando eventos para bancos y era un gordo cuarentón que intentaba dejar de fumar. Hoy Cityboxer, rival del Real Fight Club, lleva ya cerca de trescientos boxeadores reclutados. No hay vencedores, ni por supuesto existen tampoco los vencidos en estos combates organizados a tres asaltos, pero los malos golpes continúan siendo muy malos y naturalmente te hacen daño y puedes trastabillar y salir mal parado y llegar grogui a tu casa y ver doble durante un rato. Como dice Lacey, "es una oportunidad para que un hombre sea un hombre". Empieza a sonar algo de Bruce Springsteen, lo que sea, todo es bueno. Alguien sube al ring. Se acabó el golf. Decididamente empieza el boxeo.

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