Sir Alex Ferguson, que conoce al jugador como si le hubiera parido, propone el machete como plan A para parar a Cristiano y, para el hipotético caso de que fallara el arma blanca, directamente la ametralladora como plan B. Inglaterra es un país tan serio en lo sustancial que se puede permitir el lujo de bromear con lo accesorio, por ejemplo el fútbol. Y eso que lo inventaron ellos. Aquí no, aquí somos muy profundos y vamos por la calle leyendo a Kant (no confundir con Kaltz, que ése era un magnífico lateral alemán) y a Schopenhauer. Si a Mourinho se le hubiera ocurrido decir aquí, en la España de la profundidad abisal, que sus planes A y B para frenar a Messi eran el machete y la ametralladora se le habrían echado literalmente encima todas las ONG del mundo, desde la Asociación para a Defensa Ecolóxica de Galiza hasta el Centro de Integración Libre y Solidario pasando por el Movimiento contra la Intolerancia, y en estos precisos instantes andarían descolgándose por las ventanas de su casa los SWATT del periodismo patrio.
El periodismo español se ha vuelto tran profundamente repipi en todo aquello que hace referencia al fútbol, que al fin y al cabo es un simple juego, un divertimento, una forma de pasar un rato agradable, que se desliza sin saberlo por la peligrosísima pendiente de la pedantería. Por ejemplo: "El fútbol es una tarde de lluvia en San Mamés". Tócate las narices María Manuela. El tono general de la rueda de prensa ofrecida ayer por el entrenador del Real Madrid fue de profundo respeto, de admiración casi y hasta de cordialidad. Y en vísperas de un partido a vida o muerte. Hubo bromas. Mou se rió. Se rieron los periodistas. Y se habló de fútbol. Aquí eso sería imposible porque, como todo el mundo sabe, el fútbol es una tarde de lluvia en San Mamés, aún con el Athletic luchando por la permanencia, pero de constantes bombas atómicas en Madrid, y ello a pesar de la Liga de los 100 puntos y los 121 goles a favor.
La verdad es que Ferguson tiene razón. Cristiano llega en su mejor momento de forma a Old Trafford, algo que no resulta en absoluto anecdótico en el caso de un futbolista que desde que llegó al Madrid siempre ha mantenido un nivel altísimo tanto de rendimiento como de implicación. Ojalá hubiera más como él. A Cristiano también se lo quisieron cargar nada más llegar aquí y se montó otra campañita porque costó cerca de 100 millones de euros y porque cuando estaba de vacaciones salía con Paris Hilton, que es pecado. Ahora ya no. Ahora incluso los poetastros reconocen que Cristiano valía lo que se pagó por él y dan por amortizado su fichaje. Mientras salga a gol por partido le darán una tregua, pero el día que la mande a las nubes volverán a sacar de sus cajones la munición pesada contra él. Porque el afilador tiene tiempo, mucho tiempo, todo el tiempo del mundo, y espera agazapado a la vuelta de la esquina con su facturita en la mano. Y un ratito afila y otro ratito lee a Nietzsche, un ratito afila y otro ratito lee a Hegel. Esperemos que hoy no se lleve una satisfacción.