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El penúltimo raulista vivo

Ovrebo, De Bleeckere, Bussaca, Stark... ¡y Aytekin!

Cuando me preguntaron si el Barça remontaría el 4-0 de París, yo, como casi todo el mundo, dije que era imposible. Pero, claro, mi pronóstico se refería a una situación de normalidad y no al expediente X que se vivió anoche en el Camp Nou. No pensé entonces que el Paris Saint Germain, que había jugado un partidazo en la ida, se arrugaría como una pasa en el de vuelta hasta transformarse en un equipo minúsculo: el primer gol de Suárez fue una broma de mal gusto, el segundo fue un chiste, y malo, de Eugenio. Negros nubarrones se cernieron sobre el resultado final de la eliminatoria cuando, en la víspera, una cámara indiscreta pilló a Verratti bromeando sobre el marcador: "¿Firmaríais un 5-1?"... Oigame, y hubo quien dijo que sí lo firmaba.

Pero aún así, aún con un PSG cagón, aún con un Emery cobardica, el equipo francés estaría hoy en cuartos de final de no ser por el árbitro, el alemán Deniz Aytekin. Si me hubieran preguntado el martes si el Barça podría remontar el 4-0 de la ida jugando contra un equipo cuyos futbolistas iban a saltar al campo con los ojos vendados y las manos y los pies atados, yo habría respondido rápidamente que sí. Eso es lo que ocurrió anoche. No hubo remontada, hubo remolcada; al Fútbol Club Barcelona lo remolcaron hasta los cuartos de final de la Champions. Así, a vuelapluma: el primer penalti sobre Neymar, el que supuso el 3-0, no es penalti; al brasileño deberían haberle mostrado la tarjeta roja por agresión por detrás a Marquinhos, pero sólo vio amarilla... y gracias.

Del penalti de Mascherano sobre Di María, que encaraba sólo a Ter Stegen, no hay mucho más que añadir, sobre todo si tenemos en cuenta que lo reconoció al final del partido el propio jugador. El otro penalti pitado pero no cometido, el del propio Marquinhos sobre Suárez, sólo existe en la imaginación del colegiado. En resumidas cuentas: dos penaltis inexistentes pitados, uno que sí existió no señalizado y una clara expulsión no concedida. El Barça no remontó, remolcó. Y, comparado con Aytekin, Ovrebo es un Terciario Capuchino. Hoy más que nunca cobran sentido aquellas clarividentes palabras de José Mourinho: "¿Por qué Ovrebo, De Bleeckere, Bussaca o Stark?"... Uno contaba con la ayuda arbitral estándar pero lo de Aytekin superó cualquier expectativa. A mí me daría vergüenza. ¿Por qué Aytekin?

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