Corremos el riesgo de que el árbol de la espectacularidad de las ruedas de prensa de José Mourinho nos impida ver el bosque de los innumerables éxitos cosechados por el portugués. Y no, no creo que Mou monte tanto ruido en las ruedas de prensa para que los periodistas nos olvidemos pronto de Özil y Khedira, simplemente creo que él es así, lo lleva en la sangre; muy mal táctico sería el entrenador del Madrid si en realidad pretendiera eso cuando, por otro lado, todos repiten como papagayos que es así; y además no lo logra, no consigue que dejemos de hablar del pobre fútbol ofrecido por su equipo hasta la fecha por mucho que diga que León no es Zidane o saque un detalladísimo informe sobre las veces que han dejado grabar a las cámaras de televisión o las comparecencias de sus jugadores o él mismo ante los medios de comunicación. Sucede simplemente que a Mourinho le va la marcha.

Pero decía que corremos el riesgo de pasar por alto el historial del portugués con tanta zarandaja y tanto cuento. Showmen ha habido muchos a lo largo de la historia del fútbol, pero entrenadores que hayan definido su propio estilo ha habido muy pocos. John Toshack, por ejemplo, era un showman, pero comparar al galés con el portugués es como comparar a Belén Esteban con Michelle Pfeiffer. Helenio Herrera Gavilán era un showman, pero se inventó una marca y con sus equipos ganó Copas de Europa, Ligas, Copas e Intercontinentales. William Shankly era otro showman pero cogió al Liverpool en Segunda y lo convirtió en campeón de la Premier. Brian Clough era otro tipo de carácter peculiar, un showman indiscutiblemente, pero le entregaron un Derby County que llevaba diez años enterrado y lo transformó en un equipo que ganaba partidos.

H.H. conquistó su primera Copa de Europa a la edad de 54 años, Clough lo hizo con 44 y Mourinho la ganó con 39. A todos les impulsó exactamente el mismo espíritu de superación que ahora no deja en paz y tranquilo a José Mourinho. Lo que ha alquilado el mejor club de fútbol del mundo es precisamente esa ambición personal y ese ansia permanente por acabar convirtiéndose en el mejor entrenador de la historia. Seguro que estarán de acuerdo conmigo en que, si damos por bueno que no existe mayor muestra de vanidad que la falsa modestia, Mourinho es el hombre menos vanidoso de la tierra; reconoce pública y abiertamente que quiere ser el primer técnico en ganar la Champions en tres equipos diferentes, y yo creo que lo va a lograr. Y, además, es un hombre divertido, ¿qué más quiere Guardiola?...