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El penúltimo raulista vivo

Un equipo caliente y no una fría estadística

Está claro, y ahí están las declaraciones del propio Mourinho que testimonian desde dentro lo que el resto percibimos desde fuera, que el Real Madrid es un equipo en construcción; para ser exacto, el Real Madrid sigue siendo un equipo en construcción. En realidad, por unos u otros motivos, lo lleva siendo desde que la Quinta del Buitre colgó las botas, de forma que el levantamiento de esta ambiciosísima Catedral futbolística amenaza con durar lo que Santa Cruz sobre las Aguas, que empezó a edificarse allá por 1722 y acabó el 28 de noviembre de 1838. La última vez que el Real Madrid jugó bien, bien, lo que se dice bien, al fútbol, y de una forma prolongada en el tiempo, fue con Butragueño, Míchel, Sanchís, Martín Vázquez, Gordillo, Hugo Sánchez, Maceda... Curiosamente, aquel equipo nunca ganó la Copa de Europa. Después, retazos maravillosos, apariciones estelares, jugadas aisladas, instantes mágicos... Pero con la Quinta, el Madrid jugaba bien al fútbol un domingo y al siguiente también; sabías que ibas al Bernabéu a ver un espectáculo.

¿Será imposible que el Real Madrid vuelva a jugar como entonces?... Está claro que existe un componente de suerte, el mismo con el que ahora se ha encontrado el Barcelona, porque no es nada fácil que de la cantera surjan de golpe y porrazo cuatro futbolistas como aquellos, pero la construcción de ese equipo ideal, ese sueño que persigue la afición y que no han sido capaz de calmar Champions, Intercontinentales y Ligas, tiene al madridismo al borde de un ataque de nervios... que ahora puede pagar Mourinho. Es la paciencia de los socios la que ya no está en construcción sino acabada, pulida y repulida. El madridismo, que ve cómo su equipo no juega y tampoco ingresa títulos en la sala de trofeos, no está en condiciones ahora mismo de superar las pruebas de estrés, de ahí que pite en el primer minuto del primer partido del portugués en su nuevo banquillo.

A mí todo lo que dice Mourinho me parece sensato y creo firmemente que responde a un plan. Como el asunto de las rotaciones. Me parece coherente que el portugués tenga la vista puesta en marzo, abril y mayo, que es cuando se juegan en realidad las temporadas. Apostaría que, para entonces, José tendrá ya un "producto" acabado. También entiendo lo del patatal: no es de recibo que el club se gaste 170 millones de euros en Cristiano y Kaká, y luego el campo parezca una huerta. Pero Mourinho, que se encuentra además con la complicación añadida del estado de forma de su máximo rival histórico, deberá saber encajar todas esas complicaciones con el hartazgo de una afición que lleva años esperando a rezar en su nueva Catedral. Barroco, neoclásico o rococó, lo que quieren ver es velocidad y desmarque, paredes y juego por las bandas, remates a puerta con intención, movimiento si balón, rapidez, tensión, que parezca que hay veinte camisetas blancas sobre el campo. Un equipo caliente y no una fría estadística.

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