
La épica clasificación del Bradford, equipo de la cuarta división inglesa, para la final de la Copa de Inglaterra, que disputará en Wembley ante el Swansea, ha quedado como el gran milagro del fútbol inglés en los últimos tiempos; una hazaña nunca antes conseguida por nadie.
Sin embargo, detrás del partido había otra historia que, una vez se ha conocido, ha superado a la deportiva en fama y en belleza.
Y es que nada más terminar el encuentro y, por tanto, lograr la histórica clasificación, Gary Jones, capitán del Bradford, se marchó hacia la grada para celebrar de manera especial el triunfo con Jake Turton, un niño de nueve años con una historia de superación personal maravillosa.
Según señala el Daily Mail, a Jake le diagnosticaron un tumor cerebral hace tres años. Éste ya se había expandido por la columna vertebral. Primero vino una operación, después un coma de diez semanas, y posteriormente meses y meses de quimioterapia para superar por completo la enfermedad. Ha tenido que volver a aprender a caminar y a hablar, señala Eurosport.
Hace quince días su padre contactó con el Bradford, equipo del que ambos son aficionados, para ver si el niño podía acompañar a los jugadores antes del partido de ida de las semifinales ante el Aston Villa. El club aceptó, y Jake estuvo con los futbolistas antes de que estos lograron una épica victoria por 3-1.
Quince días después, cuando el equipo cerró su histórica clasificación para la final en el Villa Park, Gary Jones, capitán del Bradford, no lo dudó un segundo: se fue a la grada en busca de aquél chico, y le dedicó la victoria con un beso. En la cabeza.
