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El estadio de El Molinón: un decanato en riesgo (IV)

Cuarto artículo de Historias de Fútbol, de la mano de CIHEFE, analizando el proyecto del futuro Molinón que pone en riesgo su decanato.

Cuarto artículo de Historias de Fútbol, de la mano de CIHEFE, analizando el proyecto del futuro Molinón que pone en riesgo su decanato.
Vista del antiguo estadio de El Molinón. | CIHEFE

El estadio decano del fútbol español, hogar del Real Sporting de Gijón, puede pasar a la historia y dejar el testigo al campo de Mestalla, aunque en el caso del campo de fútbol valenciano sería, presumiblemente, por un corto espacio de tiempo.

El nuevo Molinón ideado por la nueva propiedad del club rojiblanco gijonés, el Grupo Orlegi encabezado por el empresario Alejandro Irarragorri, lo ubicaría muy cerca del antiguo, pero no sería el mismo campo. Se llame como se llame. El terreno de juego de El Molinón, invariable durante ciento catorce años, desaparecería víctima de un ambicioso proyecto que pretende la construcción de un nuevo campo que se desplazaría cien metros hacia el este con respecto al actual. Un proyecto que pretende convertir el área donde se asienta el estadio en un centro comercial y de ocio, con un moderno estadio de fútbol englobado en una especie de macrocentro lúdico con numerosas tiendas, bares, un aparcamiento subterráneo, dos torres con lujosos apartamentos y 25.000 metros cuadrados más de zonas verdes que se añadirían al vecino parque de Isabel la Católica.

Muchas veces la modernidad está reñida con la historia y tal parece ser este caso, aunque no necesariamente debería ser así. Bastaría con conjugar las propuestas del Grupo Orlegi, propietarios del club asturiano desde el pasado 28 de junio, con la permanencia del terreno de juego en su situación actual. Con ello, el estadio gijonés conservaría, sin duda alguna, el decanato español.

El pasado 17 de mayo se cumplieron ciento catorce años del primer encuentro de fútbol del que se tiene constancia en el campo decano del fútbol español, el hoy llamado El Molinón-Enrique Castro Quini. Tal y como debidamente recogió el diario El Comercio de aquellas fechas, en tal día se enfrentaron los equipos gijoneses de La Bella Sportiva y El Balón. Un partido del que poco sabemos, salvo el resultado: venció La Bella Sportiva por 1-0 con gol del delantero Samuel Díaz. Ahí comenzó la historia conocida del estadio decano del fútbol español, que no fue casa del Real Sporting de Gijón hasta el año 1915.

Antes, en 1911, el estadio gijonés había sido sede del Campeonato de Foot-ball del Norte de España, en el que participaron diez clubes: el Gijón Sport, como equipo organizador, el Racing de Santander, el Deportivo de La Coruña, el Recreativo F.C., el Stadium Avilesino, Ovetense, Círculo de Sport y Recreo, el Espanyol de Barcelona (que resultó campeón) y el Sporting. El conjunto vencedor se embolsó mil pesetas, que no era poco para la época, así como el trofeo que le acreditaba como tal.

Los inicios en la playa de San Lorenzo

En cuanto al Sporting, comenzó jugando en la misma playa de San Lorenzo que le vio nacer en el verano de 1905. De allí pasó al Prau Redondu, donde se empezó a cobrar a los espectadores que iban a disfrutar del nuevo deporte: una perrona (diez céntimos de peseta) costaba la entrada de pie y cincuenta céntimos, para aquellos que preferían verlo sentado.

De allí se mudó a La Matona, una finca propiedad del que fuera el alcalde más breve de la ciudad de Gijón, Joaquín Menchaca Salgado-Araujo. Este, aficionado al deporte en general, les arrendó el nuevo campo por un precio por debajo del habitual, cien pesetas por un trimestre. Después vino un nuevo traslado: el joven equipo mudó su casa a la Flor de Valencia, propiedad de Anselmo Piñole, para trasladarse finalmente a la que sería su casa definitiva.

El Molinón era una finca propiedad de un inglés afincado en Gijón desde finales del siglo XIX: Julius Rimmel, hijo del empresario Eugène Rimmel, creador de la famosa máscara de pestañas y nieto del fundador de la popular empresa de cosméticos que lleva su apellido. Julius se había establecido en Gijón a finales del siglo XIX, acompañado de su esposa Elisabeth, como director de la empresa Julius Neville and Company, originaria de Liverpool y de la que, además, era accionista minoritario. No tuvo una vida afortunada en Asturias, en 1897 fallece su esposa víctima de las fiebres tifoideas y pocos años después litiga con la empresa que dirigía, a la que acaba embargando parte de sus bienes, pasando a su propiedad la sucursal con sede en Gijón, en las llamadas Las Forjas del Piles.

En el año 1906 Rimmel adquiere la finca adyacente a un viejo molino que usaban como almacén de ferralla y viejos motores de Julius Neville and Company y que con anterioridad había pertenecido a la fábrica de harina La Hormiga, propiedad de la familia Alvargonzález (hoy es el Parador Nacional Molino Viejo). La finca que estaba junto al molino y donde se empezó a jugar al fútbol es el mismo campo de juego donde hoy se asienta el estadio El Molinón – Enrique Castro Quini y que aún hoy sigue siendo el hogar del club, el estadio decano del fútbol español.

La finca de Rimmel

En cuanto a su propietario, Julius Rimmel vivió en Gijón hasta su fallecimiento en 1908, víctima de un infarto de miocardio. La finca quedó en poder de sus hijos Lucy, Leticia y Julio Rimmel Gurton, y finalmente en 1915 el Sporting les compró el campo de fútbol. Dos años después el conjunto rojiblanco gijonés disputó su primer encuentro oficial allí. Lo hizo contra el Arenas Club de Guecho el día 22 de abril de 1917, en un encuentro valedero para el torneo copero de ese año. El partido finalizó con victoria vasca por 0 a 1 y el delantero Barturen consiguió el único tanto del encuentro, y primer gol logrado en partido oficial en el estadio asturiano, en el minuto 85 del mismo. El Arenas se proclamaría campeón del torneo al derrotar en la final al Madrid. Estos fueron los futbolistas que disputaron el histórico enfrentamiento:

Sporting: Román Soto, Ituarte, Campo, Conrado, Edmundo Morán, Riera, Senén Villaverde, Trapote, Fernando Villaverde, Ramón Moré y Manolín Argüelles.

Arenas: Jáuregui, Perico Vallana, Ormaechea, Uriarte, Rica, José Mari Peña, Félix Sesúmaga, Alonso, Barturen, Muñoz y Florencio Peña.

El colegiado del encuentro fue el Señor Larrañaga y un millar de espectadores asistieron al partido.

La inauguración oficial tuvo lugar el siguiente 5 de agosto, que se inició con una misa solemne que ofreció el arcipreste de Gijón y párroco de San Lorenzo, Ángel Valdés. Después de la misa fue bendecida la bandera del Sporting y actuó el coro del colegio Covadonga, que interpretó numerosos temas de la "lírica asturiana e internacional", tal y como se recoge en la prensa de la época. Curiosamente, unos días antes (28 de julio) la Asociación Gijonesa de Caridad organizó un concierto benéfico en el estadio. Actuaron dos artistas gijoneses, el barítono Servando Bango y el cantante lírico Francisco Meana, que interpretaron "Maruxa", ópera que estaba siendo representada en el Teatro Dindurra por la compañía de Guerrero-Días de Mendoza. La participación del propietario del citado teatro, Manuel Sánchez-Dindurra (abuelo del futbolista Cholo Dindurra), fue determinante para realizar tal evento.

Tres años más tarde El Molinón sería el estadio designado para acoger la final de la Copa. El 2 de mayo de 1920 el coliseo gijonés se vestiría de gala para disfrutar de la final del torneo de mayor relevancia del fútbol español de la época. Athletic de Bilbao y Barcelona se enfrentarían en un partido que pasaría a la historia por el nefasto arbitraje del madrileño Enrique Bertrán de Lis. Los catalanes se impondrían por 2 a 0, beneficiados por los clamorosos errores del colegiado. Martínez y Alcántara fueron los autores de los tantos en la final copera de El Molinón. El estadio, eso sí, había logrado un prestigio que le serviría para acoger a la selección española pocos años más tarde.

El 22 de abril de 1928 se jugaría el primero de los encuentros internacionales disputados en Gijón por la selección española absoluta. España, dirigida por Berraondo, empataría a un tanto con Italia con un público entregado que abarrotaba el estadio de El Molinón. Quesada, para los españoles, abriría el marcador en el minuto 25 para igualarlo en el 70 el italiano Libonatti. Hasta en once ocasiones la selección española absoluta jugaría en el campo gijonés, además de hacerlo una curiosa selección militar que se proclamó campeona del mundo de su categoría en Gijón y, muy recientemente, la de rugby en un encuentro amistoso contra los todopoderosos Barbarians. Por supuesto, El Molinón también ha acogido partidos de la selección asturiana.

El estadio decano del fútbol español fue sede, también, del Mundial 82. Tres partidos se disputaron en el campo gijonés: Alemania Federal – Argelia (1-2), Alemania Federal – Chile (4-0) y el tristemente famoso Alemania Federal – Austria (1-0).

De Quini a los Rolling Stones

Lo cierto es que el estadio gijonés no es únicamente el decano de los estadios de fútbol españoles, sino que también tiene el plus de conservar su nombre primigenio (aunque ahora añadido el de la figura más grande que haya dado el sportinguismo, Enrique Castro Quini). Hubo, si bien es cierto, un intento previo de cambiar el histórico nombre del estadio por el del que fuera presidente sportinguista, trágicamente fallecido junto a su esposa en un accidente de tráfico, Méndez Cuervo. Varios aficionados y algunos directivos propusieron tal modificación a raíz del lamentable suceso acaecido en el año 1974. Carlos Méndez Cuervo se dejó la vida, junto con la de su mujer Amparo Tuya Argüelles, cuando volvían en coche a Gijón procedentes de Barcelona.

La ciudad se conmocionó con el suceso y El Molinón fue usado, por vez primera, como capilla ardiente para el desaparecido matrimonio. Pese a ello, la resistencia de buena parte de la afición y, fundamentalmente, del consistorio municipal impidió que El Molinón perdiera su, ya casi, sagrado nombre. No hay que olvidar que era por aquellos entonces, y sigue siéndolo hoy, el propietario del estadio, después de haber pasado por distintas manos. Desde 1908 a 1915 perteneció a la familia Rimmel, posteriormente al Sporting que lo vendió al ayuntamiento de Gijón en 1935, que, a mediados del siglo pasado cedió su propiedad a la Universidad Laboral y a la Fundación José Antonio Girón, para recuperarla con posterioridad.

En cualquier caso, Méndez Cuervo fue un gran presidente y una persona muy querida en la ciudad, pero el alcalde Luis Cueto-Felgueroso Granda desestimó la propuesta realizada por el grupo de socios rojiblancos y el estadio sportinguista mantuvo su nombre original. Cierto es que el máximo mandatario municipal contó con el apoyo mediático del diario El Comercio, personalizado en su director Francisco Carantoña Dubert y el periodista Antonio Rodríguez Canal, ambos abiertamente opuestos al cambio de nombre propuesto.

Y es que en El Molinón no sólo hubo fútbol, también se practicaron otros deportes y se realizaron distintas actividades. Desde atletismo (en el campo gijonés se celebraron, por ejemplo, los campeonatos de Asturias de 1934), pasando por partidos de hockey hierba o macroconciertos de gente como Tina Turner, Bruce Springsteen o los Rolling Stones, y llegando hasta exhibiciones de gimnasia o, incluso, un campeonato de España de tiro al plato. La de El Molinón es, pues, una larga historia que puede cerrarse en breve. El tiempo dirá.

* Frichu Yustas es escritor, historiador y socio del Centro de Investigaciones de Historia y Estadística del Fútbol Español (CIHEFE)

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