Pudo ser el gol de Forlán al Depor en el Calderón en mayo de 2008 para volver a la Champions. Pudieron ser las Europa League 2010 y 2012, una con Quique ante el Fulham, otra con Cholo ante el Athletic de Bilbao. Pudieron ser las dos Supercopas de Europa ganadas al Inter y al Chelsea. Todos días señalados para el Atlético, días en los que sintió que volvía la grandeza alguna vez perdida. Pero ninguno de esos días se asemeja a lo que se vivió el 17 de mayo de 2013. Aquella Copa del Rey ganada al Real Madrid en el Bernabéu significó otra cosa, era ir un paso mas adelante. Ganar al rival más señalado en el lugar señalado. Significó creerse de nuevo que se podía competir con los más grandes a nivel nacional y así fue desde esa noche.
Luego vinieron dos Ligas (2014 y 2021), una Supercopa de España (2014), una Europa League (2018) y una Supercopa de Europa (2018). Vinieron dos finales de Champions que no son títulos pero que situaron al Atlético en el escaparate. Pero sobre todo la idea del Cholo se asentó y no va camino, digan lo que digan, de acabar. Por lo menos de una forma inmediata.
Libertad Digital habla con periodistas y con aficionados sobre esa noche de hace diez años en el Bernabéu. El punto de inflexión claro. Fran Guillén, narrador de fútbol y baloncesto en DAZN, recuerda aquel día como "una final que más allá de un triunfo de orgullo, es un cambio de chip, es más que una mera Copa. No sólo ganó al Madrid tras varios años sin hacerlo, sino que lo ganó con un título de por medio. Es un punto de inflexión tan claro que, a partir de ahí, al Madrid se le hace complicado jugar ante el Atlético".
Mi compañero en esRadio y Libertad Digital, David Vinuesa hizo el partido aquel día cuando en la emisora retransmitíamos los encuentros de Liga, Copa y Champions. "Para mí esa final es el punto álgido de la resurrección del Atlético como club grande, gigante. Un club que empezó a resucitar antes, en 2010, con Quique y el doblete europeo de Europa League y Supercopa de Europa. Ahí empieza a creerse que puede volver a ser un equipo grande".
Andrés España es redactor del informativo regional Madrid es Noticia que dirige todos los días Gonzalo Heredero en esRadio. Para él "el club había empezado a crecer ya pero ese partido hizo creer a los atléticos que eso no era flor de un día, que ya se podía empezar a pensar en levantar títulos. Lo del ‘pupas’ era un cuento chino. Eso decía Luis Aragonés. Fue una final bonita y la etapa que comenzó ese día aún no ha acabado".
Raúl es aficionado rojiblanco desde hace casi cuarenta años y vivió aquella noche de manera especial. "No conseguí entradas para ver el partido pero muchos amigos sí. Así que quedé con algunos compañeros para ver la final en un bar. Creo que han sido los 120 minutos más intensos de mi vida, más incluso que las finales de Champions" y relata que al final del partido "salí del bar y dí un grito soltando la rabia de más de catorce años sin ganar un derbi".
El título dejó cosas más allá del fútbol. "El gol de Miranda, que Koke clavara la bandera atlética en el Bernabéu. Una final que remonta porque empieza marcando Cristiano. El Atlético ganó una final que antes perdía y es evidente que eso marcó un cambio" dice Guillén a lo que Vinuesa añade "el Madrid marcaba siempre y al Atlético le pasaba de todo. Le anulaban goles injustos, fallaba ocasiones claras. Ese día no, en esa final todo ocurre al revés como si de una película épica se tratara".
Un niño era entonces Andrés España que recuerda "subirse por los sillones de casa cuando marcó Miranda. Mi madre no nos regañó aquel día. Vi a mi padre llorar, la primera vez con un partido de fútbol. Eso te da una perspectiva tremenda. El Cholo ganó ese título y nos ayudó a creer en una liberación. Podías ser del Atleti en el colegio y ese día ibas con orgullo".
La final tuvo su guion retorcido también. Una final que empezaba como siempre y acababa como nunca. Marcó Cristiano pero remontaron Diego Costa y Miranda. El Madrid falló ocasiones, el Atlético supo sufrir. Un título que hizo historia. Trece años sin ganar un derbi hasta que todo se rompió. Fue el día en que los temores se superaron, que todo se volvió un poco más igualado. El día que la pancarta del fondo norte del Bernabéu dejó de tener sentido. El Madrid ya había encontrado rival digno en un derbi. Desde ese día hasta hoy todo se ha normalizado. Como era antes del periodo infausto. Como ha sido siempre entre Real Madrid y Atlético.