Ucrania vence a Eslovaquia y se aferra a octavos de final (1-2)

En todos los torneos internacionales nos encontramos con algún grupo loco. En la Eurocopa de Alemania le ha tocado al Grupo E. Donde Bélgica parecía la absoluta favorita para pasar sin problemas a la siguiente fase, resulta que es la única selección de las cuatro que no ha puntuado aún —Bélgica juega el 22 a las 21:00 contra Rumanía—.

Rumanía venció a Ucrania por 3 goles a cero en la primera jornada y Eslovaquia ganó por sorpresa a Bélgica con un solitario gol de Ivan Schranz. Con la victoria de hoy, Ucrania, que lo hizo terriblemente mal contra Rumanía, consigue despejarse, aunque sea un poco, y engancharse a la pelea por pasar a octavos de final.

Ucrania, eso sí, ha empezado como el otro día. Mal sin balón y peor con él. Schranz hacía el primero en el primer cuarto de hora de partido, rematando un balón al segundo palo que la defensa amarilla no cubrió bien. El delantero eslovaco ya lleva dos goles en el torneo e igual a Musiala, con otros dos tantos como máximo artillero de la competición.

A la vuelta de vestuarios parece que las indicaciones de Serhiy Rebrov, seleccionador ucraniano, han calado en los jugadores y han empezado con fuerza la segunda parte. En el minuto 54 ha llegado el gol ucraniano, Mikola Shapanenko remató un balón raso desde el lateral al primer palo, pillando al portero eslovaco a contrapié y haciendo el empate.

El partido ha transcurrido con Eslovaquia dominando la posesión y con Ucrania buscando su oportunidad a la contra. Ha sido en una de esas contras, una vez superada la primera línea de presión eslovaca, donde ha aparecido el delantero del Valencia, Roman Yaremchuk para hacer uno de los goles de lo que llevamos de torneo. La rapidez con la que baja el balón picado del compañero y en el siguiente paso ya esta golpeando el balón, hacen que el portero, que sale a cubrir, no le de tiempo a reaccionar.

El 1-2 final, ha revuelto el grupo E y obliga a la selección de Bélgica a ganar su partido contra Rumanía si no quieren hacer un ridículo histórico, habiendo tirado ya por la borda a la mejor generación que han tenido nunca.