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Las obras del Camp Nou se eternizan: un Barça sin abonados seguirá en Montjuic toda la temporada

Laporta no se atreve a ejecutar la cláusula de penalización por el retraso de una remodelación que tenía que estar lista para el mes pasado.

Laporta no se atreve a ejecutar la cláusula de penalización por el retraso de una remodelación que tenía que estar lista para el mes pasado.
Las obras del Camp Nou se eternizan: un Barça sin abonados seguirá en Montjuic toda la temporada | Europa Press

Las bromas culés sobre las afectaciones vecinales del Santiago Bernabéu contrastan con la inquietante situación que atraviesa el F. C. Barcelona por los retrasos en las obras de reforma del Camp Nou. Cuando se denunció en Madrid los problemas sonoros de los conciertos en el estadio del Real Madrid, los medios catalanes salieron a degüello contra Florentino Pérez, el presidente del club blanco. Se vertieron contra Pérez toda clase de acusaciones sobre presuntas irregularidades en las obras del Bernabéu, todas meras suposiciones catalanistas sobre pelotazos urbanísticos.

De la muda envidia se había pasado a la burla, pero la situación ha dado un vuelco. Ahora quien tiene problemas con su estadio es el Barça. Y son bastante más graves que los de Florentino. Según los optimistas cálculos de Joan Laporta, el presidente del club catalán, a finales del pasado mes de noviembre el Barça ya podría jugar en el Camp Nou con un aforo de 66.000 asientos. La constructora turca Limak inspiraba en el mandatario culé una fe ciega.

Pero es que además Laporta se guardaba un as en la manga, una cláusula de penalización de un millón de euros al día por cada día de retraso en la entrega de las obras. Laporta presumía de haber logrado un contrato fantástico para remodelar un estadio que después de décadas de descuido por parte de las sucesivas directivas presentaba un aspecto decrépito y ruinoso.
Sin embargo, las obras acumulan problemas y retrasos, inspecciones de Trabajo, sanciones, tumultos y peleas entre los trabajadores, molestias como ruidos hasta altas horas de la noche, tráfico de camiones fines de semana incluidos y una especie de polvareda sahariana permanente. El impacto de las obras es mucho mayor del previsto. Y los retrasos no entraban en los planes de Laporta.

En cuanto a la cláusula de penalización, Laporta afirma ahora que activarla podría ir en detrimento de las obras y retrasarlas aún más. La constructora alega que hubo retrasos en los permisos municipales. El Barça tendría que haber ingresado ya más de veinte millones de euros por los retrasos, pero Laporta prefiere, o eso dice, llevarse bien con Limak.

Sólo 18.000 abonados

El retraso alarga el exilio culé en Montjuic, en el desangelado y gélido Estadio Olímpico Lluís Companys, un escenario por donde ya transitara el Espanyol durante más de una década hasta recalar en Cornellà-El Prat. La afición perica fue mucho más fiel de lo que es la culé, renuente a subir a la montaña que durante los Juegos del 92 recibía el calificativo de "mágica". Sólo unos 18.000 socios acompañan al Barça en el Lluís Companys. El resto, turistas. Se nota la merma de ingresos y también la frialdad de un campo de fútbol que se ha quedado además sin grada de animación, expulsada por negarse a abonar los 21.000 euros en multas que se le impusieron al Barcelona por altercados provocados por sus seguidores más violentos.

Laporta ya no habla de plazos, ni concreta una fecha para el regreso del equipo y de la afición a su hábitat natural en el barrio de Les Corts. El calendario se le complica, además, por los compromisos previos del Ayuntamiento de Barcelona en relación al estadio de Montjuic, sede habitual de otros eventos deportivos y espectáculos musicales.

Especulaciones morbosas

Las normas de la UEFA dictan que no se puede cambiar de estadio en medio de una fase de la competición. Eso complica aún más las cosas para el Barça. El contrato entre el club azulgrana y el ayuntamiento de Barcelona expira el 31 de marzo. Para esa fecha Laporta esperaba estar ya de vuelta en casa, pero ni siquiera hay fecha para plantar el césped. En esa tesitura, el club parece haber convencido al consistorio para prolongar el contrato y disputar lo que resta de Champions y Liga en Montjuic.

Se llegó a especular incluso con que el Barça pretendía negociar con el Espanyol la cesión del estadio blanquiazul para los partidos europeos de los azulgranas. También se habló de Valencia y hasta del Wanda Metropolitano.

Lo único que parece claro es que el Barça no volverá a su estadio hasta la próxima temporada, un escenario que cuando comenzó el derribo parcial ni siquiera se contemplaba. Y eso si no se complican aún más las obras.

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