Tras el final de la II Guerra Mundial, una vez restablecidos los contactos futbolísticos internacionales a partir del Campeonato del Mundo de 1950 en Brasil, se van a disputar varios partidos conmemorativos con la participación de una selección formada por algunos de los mejores jugadores europeos y americanos, reunidos para la ocasión a instancias de la FIFA, el ente rector del fútbol a nivel planetario. Esto ocurrió, por ejemplo, en octubre de 1953, para celebrar el 90 aniversario de la creación de la Federación Inglesa (FA) y también una década más tarde, en 1963 e igualmente en el mes de octubre, al cumplirse un siglo de dicho acontecimiento, o ya en noviembre de 1968, diez años después del primer triunfo brasileño en la Copa del Mundo.
Y precisamente en el encuentro del 53, cuyo escenario fue por supuesto el estadio londinense de Wembley, tomó parte el que sería el primer futbolista nacido en España en actuar llevando el escudo de la FIFA en su pecho, el defensa catalán del Real Madrid Joaquín Navarro, quien por ello va a ser conocido popularmente como el Fifo. Y por lo tanto se merece que le recordemos brevemente.
Azulgrana por un año
Joaquín Navarro Perona nació en la localidad barcelonesa de Gavá, perteneciente a la comarca del Baix Llobregat, un 2 de agosto de 1921, hijo de emigrantes murcianos. Y esta es una curiosa circunstancia, porque se da el caso de que también eran naturales de Gavá otros dos destacados defensas laterales de esa época, años 50: el barcelonista Sigfrid Gracia, y el españolista Agustín Faura. Gavá tenía a principios de los 20 una población en torno a los 2.500 habitantes, que en décadas posteriores se iría incrementando espectacularmente, hasta llegar a los casi 50.000 con que cuenta hoy en día. En ello algo tuvo que ver, naturalmente, la creación de una empresa familiar, Roca Radiadores, que con los años se convertiría en una gran referencia en el sector de la calefacción y los sanitarios.
Una vez concluida la Guerra Civil, Navarro va a comenzar a destacar en el equipo de su pueblo, el CF Gavá, y en 1941 le fichará el propio Barça. Entonces se desempeñaba preferentemente como extremo derecho. No llegará a ser titular con los azulgranas, aunque juega algunos partidos en aquella Liga 41-42 en la que el club culé se vio obligado a disputar la promoción para mantener la categoría, salvándola finalmente con éxito al vencer al Real Murcia. Y como aquel era un Barça bipolar, una semana antes de ese partido a vida o muerte en Madrid, y en el mismo escenario, se proclamaba campeón de la Copa del Generalísimo al derrotar al Athletic de Bilbao en una trepidante final por 4-3.
En la vieja Creu Alta
Pero fue precisamente ese exitoso torneo del KO la causa de que Navarro abandonara el club azulgrana tan sólo un año después de su fichaje, puesto que al no haberse alineado en ningún partido copero se negaron a pagarle la prima por el triunfo, de modo que el de Gavá se enfadó y pasará al entonces denominado Centro de Deportes Sabadell, en Segunda División, donde va a hacerse un nombre, accediendo con el cuadro arlequinado a la máxima categoría en 1943.
Le cabe el honor de ser el autor del primer gol del conjunto vallesano en la élite, y permanecerá en la vieja Creu Alta durante siete temporadas, siempre como titular, hasta que el conjunto catalán descienda a Segunda al finalizar la campaña 48-49. Entonces, y ya veterano, con 28 años, va a cruzarse en su camino el Real Madrid, y debuta contra el mismísimo Barça, en la tercera jornada de la Liga 49-50, y marcando —ahí es nada— a Estanislau Basora, el Monstruo de Colombes, el mítico extremo derecho de la selección española que alcanzaría la cuarta plaza en e Campeonato del Mundo celebrado en Brasil el año siguiente.
Madridista e internacional español
Su gran rapidez le hará triunfar de inmediato en las filas de un Real Madrid que acababa de inaugurar su nuevo campo en Chamartín, pero no terminaba de arrancar en la Liga y en la Copa. De pequeño formato —1,65 de altura y 67 kilos de peso—, y jugando como lateral derecho para aprovechar su nervio y velocidad, es un pionero en subir la banda e irse arriba, algo insólito entonces, y que hacia que le tildasen poco menos que de chiflado.
Por cierto, que en el Madrid se encontrará en el curso 50-51 con su hermano menor Alfonso, procedente del Barça, que disputará algunos partidos vestido de blanco antes de seguir con su particular vuelta a España, que le llevará a Valladolid, y Osasuna, y luego de regreso a Cataluña. En diciembre de 1952 Joaquin Navarro debuta con la Selección Española frente a Argentina en Madrid, e intervendrá posteriormente en otros cuatro partidos internacionales con el combinado absoluto, todos ellos con carácter amistoso.
Con la selección de la FIFA
Pero su gran momento, el que le ha hecho entrar en la historia de nuestro fútbol, va a tener lugar el 21 de octubre de 1953, cuando ya cuenta con 32 años de edad. Para conmemorar el 90 Aniversario de la creación de la Federación Inglesa de Fútbol, la FA, se va a celebrar un partido en el estadio de Wembley, que enfrenta a la selección de los Tres Leones con un combinado del resto del mundo en representación del máximo organismo futbolístico internacional, la FIFA, aunque estará formado únicamente por jugadores europeos. Y Navarro figurará entre ellos, siendo el primer futbolista nacido en España que recibe tal honor. Esta fue la alineación de los Fifos: Zeman (Austria); Navarro (España), Hanappi (Austria), Chaikovski (Yugoslavia), Posipal (Austria), Ocwirk (Austria), Boniperti (Italia), Kubala (España), Nordahl (Suecia), Vukas (Yugoslavia) y Zebec (Yugoslavia).
Otros dos españoles, los también catalanes Basora y Bosch, estuvieron en el banquillo, y el guardameta yugoslavo Beara reemplazó a Zeman. Una selección en la que estaban representadas muy pocas nacionalidades, sin húngaros, ni franceses ni sudamericanos. Presidió el encuentro el famoso mariscal Montgomery, el vencedor de El Alamein (y también responsable del desastre de la Operación Market Garden, en septiembre del 44). El resultado fue un espectacular 4-4, igualando los británicos en el último minuto gracias a un penalti trasformado por su futuro seleccionador Alf Ramsay, lo cual impidió la primera derrota inglesa ante un equipo continental, la cual no obstante se produciría sólo unas semanas más tarde, al caer por 3-6 ante la maravillosa Hungría de los Boszik, Kocsis, Hidegkuti, Puskas y Czibor en el mismo escenario.
Campeón de Europa
En 1955 Navarro va a ser premiado con el trofeo Patricio Arabolaza, instituido por el diario Marca para reconocer al jugador que mejor representase los genuinos valores de la Furia Española. En sus dos últimas temporadas en activo ya va a jugar menos, sobre todo en la 56-57, y no actuará en ninguna de los dos primeras finales de la Copa de Europa, disputadas en París y Madrid respectivamente, pero sí figurará en la alineación del primer partido de la competicion-fetiche del Real Madrid, en septiembre de 1955 ante el Servette suizo, en Ginebra.
Se va a retirar en 1957, tras 16 temporadas como profesional, y alrededor de 370 partidos en su haber, 272 de ellos con el Real Madrid. Posteriormente presidiría el CF Gavá, trabajando en sectores como la venta de hielo y el transporte, así como de ojeador —hoy lo llama scouting— para el club merengue, falleciendo en la localidad oscense de Barbastro el 5 de noviembre de 2002, a los 81 años de edad.