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La curiosa tradición arbitral nacida para evitar confusiones con el apellido Franco

Lo que empezó como una medida para eludir malentendidos políticos marcó décadas del arbitraje español.

Lo que empezó como una medida para eludir malentendidos políticos marcó décadas del arbitraje español.
Agencia

LaLiga arranca este viernes una nueva temporada con novedades en los equipos y en el colectivo arbitral. En el fútbol español han cambiado muchas cosas con los años, desde las normativas de las manos, de los fueras de juego, de la cesión al portero, del VAR... Los árbitros incluso han modificado su vestimenta y el negro absoluto ha dado paso a los amarillos, verdes y naranjas fosforitos pero, hay algo que ha permanecido inalterable durante más de 50 años y y que el CTA ha borrado de un plumazo en la temporada 2025/26.

Desde este nuevo año quedarán atrás las designaciones dobles de los árbitros como "Alberola Rojas" o "Gil Manzano", ahora volverán los "Javier Alberola" o "Jesús Gil". Esta nomenclatura, recordemos, es única en España y se debe a peculiaridades históricas y culturales que van más allá del ámbito deportivo para adentrarse en las esferas políticas y sociales. Y es que esta peculiaridad encierra tras de sí un trasfondo histórico significativo, marcado por la figura de Ángel Franco Martínez y el contexto político de su época.

El origen y el final de una norma insólita

Para entender el origen de esta norma hay que viajar a finales de los años 60. Concretamente, en 1969 debutó en Primera División un joven árbitro murciano: Ángel Franco Martínez quien fue árbitro profesional de 1969 a 1986, para después llegar a ser vicepresidente del comité técnico de árbitros hasta el año 2018.

Sus actuaciones, como las de cualquier colegiado, no siempre gustaban. Pero en plena dictadura, los titulares de prensa y los comentarios de grada como "Franco es muy malo" o "Franco arruinó el partido" podían interpretarse como ataques directos al general Francisco Franco. Algo que no gustaba dentro del régimen.

En general, aficionados y periodistas aprovechaban el apellido para lanzar críticas veladas contra el dictador. ¿Qué hicieron entonces desde el régimen? Tuvieron una idea muy clara: a partir de ese momento, todos los árbitros serían citados con sus dos apellidos. Una norma inédita en el resto de ligas europeas, que durante más de 50 años marcó la forma de conocer a los colegiados españoles.

Esta medida tenía un doble objetivo: por un lado, disipar las confusiones generadas por los titulares de prensa y, por otro, salvaguardar la integridad física de individuos cuyos nombres podían ser objeto de injustas acciones extremistas. Por supuesto, se querían también evitar que frases como "Franco lo hizo mal" apareciese en los titulares de los periódicos. Tanto es así que a pesar de ser uno de los colegiados más destacados del país, nunca llegó a arbitrar ninguna Copa del Generalísimo (la actual Copa del Rey), por evitar bromas de mal gusto durante el partido.

Pero no solo eso, sino que existía una preocupación de seguridad detrás de esta decisión. En ese momento, la banda terrorista ETA había planeado asesinar a Ángel Franco Martínez como forma de atentar contra Francisco Franco. Se dice que la consigna de la banda terrorista era "primero mataremos a este Franco y luego al de Madrid". De hecho ETA planeaba llevar a cabo su asesinato en un atentado durante el partido Real Sociedad - Athletic de Bilbao. Pero, ¿arbitró finalmente Ángel Franco ese partido? No, el árbitro fue avisado de las intenciones de la banda terrorista y se le pidió que fingiera una lesión para no acudir.

Más allá de su origen, esta costumbre ha perdurado en el tiempo consolidándose como una tradición distintiva del fútbol español que, a su vez, refleja cómo aspectos extradeportivos pueden influir y moldear las prácticas y rituales dentro de este. La historia de Ángel Franco Martínez ilustra las tensiones y desafíos de una época marcada por la represión y el conflicto, y cómo el deporte puede convertirse en el escenario donde se cruzan la política, la historia y las pasiones.

Ahora, en la temporada 2025/26, con la llegada de Fran Soto a la presidencia del Comité Técnico de Árbitros (CTA), el objetivo es "acercar a los árbitros a la sociedad" e introducir cambios en la forma de trabajar. Además, el regreso al formato de nombre y primer apellido busca simplificar la identificación y alinearse con el estándar internacional.

Así se llamará ahora a los 20 árbitros de Primera

  • Jesús Gil (Gil Manzano)

  • César Soto (Soto Grado)

  • Mateo Busquets (Busquets Ferrer)

  • Javier Alberola (Alberola Rojas)

  • Ricardo de Burgos (de Burgos Bengoetxea)

  • Alejandro José Hernández (Hernández Hernández)

  • Alejandro Muñiz (Muñiz Ruiz)

  • José Luis Munuera (Munuera Montero)

  • José María Sánchez (Sánchez Martínez)

  • Adrián Cordero (Cordero Vega)

  • Guillermo Cuadra (Cuadra Fernández)

  • Isidro Díaz de Mera (Díaz de Mera Escuderos)

  • Iosu Galech (Galech Apezteguía)

  • Víctor García (García Verdura)

  • José Luis Guzmán (Guzmán Mansilla)

  • Francisco Herrnández (Hernández Maeso)

  • Juan Martínez (Martínez Munuera)

  • Miguel Ángel Ortiz (Ortiz Arias)

  • Alejandro Quintero (Quintero González)

  • Miguel Sesma (Sesma Espinosa)

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