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Serie A

De la pasión a la represión: ¿qué está pasando con las gradas en España?

Las gradas españolas, cada vez más en el punto de mira, se alejan del fervor que en otros países es el alma del fútbol.

Las gradas españolas, cada vez más en el punto de mira, se alejan del fervor que en otros países es el alma del fútbol.
Protesta en las gradas del estadio Ramón Sánchez-Pizjuán | MSN

El fútbol español presume de ser uno de los más potentes del mundo, con grandes estadios y una liga seguida en todo el planeta. Sin embargo, lo que ocurre en las gradas es muy diferente a la pasión desbordada que se vive en otros países europeos. Aquí, la animación está rodeada de desconfianza, debido a un control casi obsesivo que limita pancartas, coreografías y hasta la manera en la que los aficionados se expresan. La grada, que debería ser el motor emocional del espectáculo, se ha convertido en un espacio vigilado donde el aficionado se siente más sospechoso que protagonista.

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La policía en los estadios de fútbol

Mientras en Alemania, Italia o incluso Francia los tifos y la cultura de grada son parte inseparable del fútbol, en España la represión ha ido sustituyendo a la colaboración con los aficionados. Se prioriza la seguridad desde la prohibición y la sanción, en lugar de apostar por el diálogo con los propios aficionados. El resultado es un ambiente más frío y disperso, donde la voz del espectador pierde fuerza y el espectáculo deja de serlo. El fútbol español sigue siendo de élite sobre el césped, pero corre el riesgo de vaciarse de alma en las gradas.

Nuevas medidas de la Comisión Antiviolencia

Según informó Gol Sin Var, la Comisión Estatal contra la Violencia, el Racismo, la Xenofobia y la Intolerancia en el Deporte ha implementado nuevas medidas de cara a la temporada 2025/2026. Estas medidas se aplicarán en Primera División, Segunda División y Primera Federación. La intención de la Comisión es que antes de 2030 también se apliquen en Segunda Federación, con el objetivo de unificar criterios en todo el fútbol español.

1. Controles de alcoholemia
Se implantarán controles de alcoholemia dentro de los estadios. Aquellos aficionados que den positivo podrán enfrentarse a sanciones económicas que oscilan entre los 3.000 y los 10.000 euros.

2. Venta de alcohol
La venta de bebidas alcohólicas en los puntos de venta oficiales del estadio quedará estrictamente vigilada. En caso de detectarse irregularidades, las multas podrían situarse entre los 5.000 y los 50.000 euros.

3. Uso del megáfono
Solo se permitirá la presencia de un único megáfono por estadio. Este deberá ser utilizado por una persona identificada previamente en un informe elaborado por el club y validado por la Policía.

4. Responsabilidad del megáfono
El responsable autorizado no podrá utilizar el megáfono para incitar al odio, promover mensajes homófobos ni expresar opiniones religiosas o políticas. En caso de incumplimiento, la sanción recaerá directamente sobre esa persona. Si otra persona distinta al responsable autorizado utiliza el megáfono, se procederá a imponer la sanción correspondiente.

6. Pancartas y material gráfico
Las pancartas estarán limitadas en tamaño y deberán fabricarse con materiales no peligrosos. Además, tendrán que contar con un certificado y ser homologadas por la Policía antes de poder introducirse en el estadio.

7. Control de tifos
Las coreografías y tifos tampoco escaparán al control. Cualquier iniciativa de este tipo deberá ser comunicada primero al club, presentando el diseño final. Si el club da su visto bueno, la Policía deberá aprobarlo mediante la presentación de un formulario oficial.

Avalancha de críticas

Estas medidas generaron numerosas críticas en redes sociales por parte de los aficionados. Las normas principales que fueron objeto de más enfado fueron las relacionadas con el consumo de alcohol. Los clubes tienen prohibido vender bebidas alcohólicas en el interior de sus estadios, salvo una excepción: los palcos VIP.

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Palco del Santiago Bernabéu

En dichos palcos, cuyas entradas suponen un coste muy elevado en comparación con el resto del estadio, está permitido el consumo de alcohol de manera ilimitada. Mientras un sector tiene prohibido consumir en el interior de los estadios o entrar a ellos tras haber estado en un bar del exterior consumiendo, otro puede permitirse el lujo de evitar esta medida por el simple hecho de pagar una entrada que cuadriplica el precio de otra.

La creación de tifos es un tema que en los últimos años también ha generado mucha controversia. Recientemente, clubes como el Betis, el Sevilla o el Real Oviedo han sido sancionados por mostrar pancartas ofensivas en la previa de los partidos o por exhibir el nombre de sus grupos ultra en alguna de ellas. En partidos de máxima rivalidad, como es el caso de los encuentros entre equipos de la misma ciudad, play-offs de ascenso o eliminatorias decisivas, a veces las aficiones exponen tifos con un mensaje al equipo rival. En numerosas ocasiones, la Comisión Antiviolencia ha sancionado a los clubes por "permitir desplegar un tifo incitador al odio".

Sin ir más lejos, la Comisión Estatal resolvió "proponer multas al Elche Club de Fútbol, Real Oviedo, Xerez Deportivo y Sociedad Deportiva Ponferradina por el incumplimiento en la obligación del control de accesos con bengalas y alcohol a los estadios".

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Tifo del Real Oviedo ante el CD Mirandés

En el caso del Real Oviedo, la Comisión adoptó una propuesta de sanción de 10.000 euros por la exhibición de una lona de grandes dimensiones en la grada del estadio Carlos Tartiere, durante el encuentro del 21 de junio contra el Club Deportivo Mirandés. Dicha lona estaba firmada por el grupo ultra Symmachiarii con las siglas ‘SYM’ en su lado inferior derecho, lo que se consideró una vulneración a la normativa.

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Tifo del Racing de Santander ante el Real Oviedo

El 11 de mayo, el Racing de Santander desplegó un tifo en su encuentro ante el Real Oviedo en El Sardinero. En él, aparecían tres niños, uno vestido de verde (representando al Racing de Santander), que se reía, mientras otros dos niños, vestidos de rojo y azul (representando al Real Oviedo y al Sporting de Gijón), lloraban. La Comisión Antiviolencia propuso dos sanciones al conjunto racinguista: 40.000 euros por incitar al odio y 20.000 euros por permitir que se desplegase.

La reacción de los aficionados de todos los clubes fue inmediata. En la red social "X" se creó un movimiento en el que los grupos de animación publicaron en las medidas de las gradas visitantes de sus estadios para permitir que los aficionados de otros clubes puedan crear tifos en sus estadios, dando colorido y ambiente a las gradas.

En el Alavés-Sevilla, disputado en el Estadio de Mendizorroza, la afición del conjunto sevillista desplegó un tifo en el sector visitante gracias a la facilitación de las medidas de este por el grupo de animación del Deportivo Alavés.

Por otra parte, en el encuentro de la sexta disputado en el Coliseum que enfrentaba al Getafe y al Alavés se produjo una protesta en la segunda mitad por parte del sector de animación del conjunto local. Los aficionados que ocupan los asientos de detrás de la portería del fondo sur dejaron vacías las localidades durante toda la segunda parte. "La Policía Nacional decide que, después de un partido entero y la 1ª parte de este, que el bombo que está autorizado no puede estar puesto donde ha estado siempre bajo amenaza de multa. Hemos decidido dejar la grada vacía y no animar durante la segunda parte en señal de protesta", expresaron en sus redes sociales.

La situación en el Coliseum esta temporada es complicada, debido a las obras de remodelación del estadio, pero no debe de servir de excusa para las autoridades de privar a un sector de la grada de animar a su equipo. Por el momento, el grupo dejará de animar a su equipo hasta que el club encuentre una solución.

Alemania, a años luz de España

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El "Muro Amarillo" en el Signal Iduna Park

En Alemania, la animación en los estadios es considerada un pilar fundamental del fútbol. Los clubes trabajan de la mano con los aficionados para preparar tifos, pancartas y coreografías que impresionan al mundo entero. Ejemplos como el "Muro Amarillo" del Borussia Dortmund en el Signal Iduna Park reflejan la fuerza de las gradas de pie, donde más de 25.000 personas se unen para animar sin descanso.

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Cerveza vendida al público general en el Allianz Arena

Este fenómeno no es casualidad: el sistema del 50+1, que garantiza que los socios mantengan la mayoría del control de los clubes, fomenta una relación de confianza entre directivas y aficionados. Además, la normativa alemana apuesta más por la prevención y la autorregulación que por la represión. Las autoridades se mantienen en contacto con los grupos de aficionados, lo que permite que grandes tifos o coreografías sean planificados sin excesivas trabas.

El contraste también se refleja en la arquitectura. Alemania conserva gradas de pie (adaptadas a las normas de seguridad europeas bajo el concepto de "safe standing") que facilitan la animación masiva. En cambio, los estadios españoles están diseñados mayoritariamente con asientos individuales, lo que dificulta la movilidad y la organización de espectáculos visuales.

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Grada de animación de San Mamés

En algunos estadios como San Mamés o El Sadar se han instalado los "rail seat", que vienen a ser barandillas de metal colocadas en los fondos de animación para permitir que los hinchas se apoyen y puedan disfrutar del partido de pie, sin que se provoquen las temidas avalanchas del pasado.

En Alemania, cada jornada de Bundesliga es un festival de cánticos, colores y estadios llenos. En España, la imagen es distinta: gradas más dispersas en algunos clubes, tifos muy controlados y un ambiente menos vibrante, condicionado por la vigilancia policial y las sanciones. Dos modelos que responden a contextos históricos y sociales distintos y que plantean un debate abierto: ¿debe priorizarse el espectáculo de la afición o la seguridad por encima de todo?

Italia: un punto intermedio

Si hay un país donde la grada forma parte indispensable del espectáculo futbolístico, ese es Italia. Las "curvas" son el motor de la animación y el lugar donde los grupos ultras animan con cánticos a sus equipos durante los noventa minutos.

Sin embargo, esa pasión convive con un historial de violencia que ha supuesto un endurecimiento en la gestión de la seguridad. El punto de inflexión llegó en 2007, cuando el inspector de policía Filippo Raciti fue asesinado durante disturbios en el derbi de Sicilia entre el Catania y el Palermo. Desde aquel día, las autoridades italianas endurecieron las medidas con controles policiales más estrictos, prohibiciones parciales en los desplazamientos de aficionados visitantes y la creación de la "Tessera del Tifoso", una tarjeta que identifica a cada hincha y restringe el acceso a quienes tengan antecedentes.

A pesar de estos intentos de control, los ultras siguen teniendo un papel protagonista en la vida de los clubes. Mientras que en España muchos grupos han sido marginados o disueltos, en Italia continúan marcando la identidad de equipos históricos como la Lazio, la Roma, el Nápoles o el Milán. Sus asombrosos tifos y sus numerosos desplazamientos en partidos europeos son todavía una de las señas de identidad del fútbol italiano.

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Curva Sud AC Milan

El país vive, en definitiva, en un delicado equilibrio: mantener viva la tradición de las "curvas", que hacen de los estadios un escenario único, mientras se intenta contener los episodios de violencia y radicalismo que aún hoy ensombrecen el fútbol italiano. Un equilibrio muy complicado, donde la pasión nunca se ha apagado, pero que sigue bajo la atenta vigilancia de las autoridades.

El pasado 21 de septiembre de 2025, el Olímpico de Roma fue testigo del derbi número 185 entre la Lazio y la Roma. Un duelo que para sus aficionados no es un partido más, es el partido de la temporada. Al jugar ambos equipos en el mismo estadio, como sucede con el Inter de Milán y el AC Milan, los clubes llegaron a un acuerdo para ceder un fondo entero a la afición del equipo visitante. Por ello, cada derbi romano se vive en el estadio como si fuese una auténtica final.

Francia: una pasión desmedida

El fútbol francés vive una realidad contradictoria. Por un lado, en sus estadios conviven algunas de las hinchadas más pasionales y creativas de Europa. Por otro lado, la normativa de las autoridades y los constantes incidentes han convertido sus gradas en un terreno permanentemente vigilado. Clubes como el Olympique de Marsella o el PSG han forjado una identidad inseparable de sus seguidores. En el Vélodrome, el ambiente es único: tifos, bengalas y cánticos que envuelven el partido en un clima inigualable. Algo similar ocurre en Lyon o en París, donde las aficiones hacen de sus estadios una pesadilla para el equipo rival.

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Pelea ultras franceses

Sin embargo, esa pasión está marcada por episodios de violencia. Peleas entre ultras, lanzamiento de objetos al campo e incluso invasiones de terreno han manchado repetidamente la imagen de la Ligue 1. El resultado ha sido una cascada de sanciones y la suspensión de varios encuentros, lo que ha dañado la imagen a nivel mundial del campeonato.

Las autoridades francesas no han permanecido al margen. En la última década, el Gobierno ha endurecido su política de seguridad: prohibición de desplazamientos masivos de hinchas visitantes en partidos considerados de alto riesgo, imposición de fuertes sanciones económicas a los clubes cuyos aficionados provoquen incidentes, presencia policial reforzada tanto dentro como fuera de los estadios y limitaciones estrictas al uso de bengalas y material pirotécnico.

Inglaterra: de los hooligans, al fútbol global

El fútbol inglés se caracteriza por su tradición, estadios llenos y un ambiente único. Sin embargo, la Premier League destaca hoy en día más por la espectacularidad del juego que por lo que ocurre fuera de él. Lo que se vive en Inglaterra es el resultado de una transformación marcada por una tragedia y una posterior modernización.

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Homenaje a las víctimas del desastre de Hillsborough en 1989

Durante los años setenta y ochenta, el fútbol inglés estaba directamente relacionado con los "hooligans". Fuera de los estadios se vivían numerosos episodios violentos que llegaron a convertirse en un grave problema. El desastre de Hillsborough en 1989, donde murieron 97 aficionados del Liverpool por una avalancha humana, supuso un punto de no retorno.

A raíz de esa tragedia, el Gobierno británico y la Federación iniciaron una gran revolución. Se comenzaron a crear estadios remodelados, con asientos individuales, vigilancia reforzada, serios controles de acceso y sanciones ejemplares contra la violencia.

Actualmente, los estadios de la Premier League son modernos y más seguros. La violencia prácticamente ha desaparecido y el fútbol inglés se ha convertido en un producto global de altísimo nivel. El ambiente sigue siendo intenso en campos como Anfield o St. James’ Park, donde los cánticos mantienen la tradición.

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Anfiled

A diferencia de lo que ocurre en Alemania o Italia, en Inglaterra los tifos no forman parte de la cultura futbolera. La animación se basa en los cánticos y en el ambiente generado por la cercanía de las gradas, donde los aficionados están a pocos metros del terreno de juego. A diferencia de otros países, en Inglaterra no existe un foco de animación centralizado que se ubique en un sector determinado. Esto se debe a la homogeneidad de los cánticos en todo el estadio.

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