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Los dos Juanitos... del Barça

Artículo número 75 de Historias de Fútbol, de la mano de CIHEFE, recordando a dos futbolistas culés antes de la irrupción del Juanito madridista.

Artículo número 75 de Historias de Fútbol, de la mano de CIHEFE, recordando a dos futbolistas culés antes de la irrupción del Juanito madridista.
CIHEFE

Si decimos ‘Juanito’, a muchísima gente en España —sobre todo a partir de cierta edad, y más si es aficionada al fútbol— le vendrá a la cabeza aquel jugador del Real Madrid de los años 70 y 80, tan talentoso como temperamental (a veces en exceso), que perdió la vida en un accidente de tráfico poco tiempo después de colgar las botas, y cuya memoria aún está presente hoy en el Bernabéu en cada partido al llegar al minuto 7, el mismo número que acostumbraba a llevar en su dorsal. Y es que Juan Gómez Juanito, nacido en Fuengirola y muerto en una carretera castellano-manchega antes de cumplir los 40, es uno de los grandes mitos del madridismo, y su aguerrido espíritu se suele invocar siempre que toca remontada. Pero curiosamente, unos cuantos años antes de que el legendario delantero malagueño se vistiese de blanco, otros dos jugadores conocidos futbolísticamente por el mismo apelativo recalaron en el Barça. Recordémosles.

Los dos eran de procedencia meridional. El primero en arribar a Can Barça era andaluz, gaditano por más señas, y el segundo canario, oriundo de Santa Cruz de Tenerife. Aparte del nombre de pila, ambos tenían en común un origen humilde, su baja estatura —en torno al metro sesenta y pico—, su forma de jugar, alegre y descarada, y la zona del campo por donde se movían, la banda derecha del ataque, aunque el insular era extremo puro, y el de la Tacita de Plata lo que podríamos denominar como un "interior en punta". Sus edades al fichar por el club catalán eran similares, 22 el andaluz y 23 el canario, pero en lo concerniente a sus fisonomías, estas no podían ser más dispares. El gaditano tenía una cara de crío que no se podía aguantar y todos le decían Juanito Mariana por el nombre de una abuela suya, mientras que al tinerfeño se le conocía como El Vieja, pues sus rasgos faciales a no pocos les evocaban a una de aquellas mujerucas arrugadas de la España más profunda.

Juanito Mariana

Juan García Torres había nacido en el mismo Cádiz el 10 de febrero de 1946, en el barrio de Santa María, pero durante un par de años vivió en Barcelona, en casa de unos parientes. Ya jugaba al fútbol allí, y después de regresar a su tierra continuó haciéndolo, y tan bien, que con sólo 18 primaveras debutaría en el conjunto amarillo, en Segunda División, y muy pronto se convirtió en el ídolo de la afición del Ramón de Carranza gracias a su fútbol, vistoso y pleno de desparpajo, que salvando las distancias recordaba el de Amancio Amaro, la gran figura del fútbol español de los años 60.

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El Betis pretendía su fichaje, pero el Barça va a meterse por el medio, y en una operación en la que algo tuvieron que ver tanto César Rodríguez como Domingo Balmanya el muchacho se fue para el Camp Nou, a cambio de tres millones y medio de pesetas y un partido amistoso. Declinaba ya la temporada 67-68, y al comenzar la siguiente Juanito se presentaría con su nuevo equipo nada menos que en el Trofeo Carranza y a lo grande, pues el rival no era otro que el Real Madrid, y sólo un par de meses después de la accidentada final de las botellas. Y aquella noche inolvidable tuvo la suerte de marcar el gol que abría el marcador, ante el júbilo de sus paisanos. Los azulgranas vencieron finalmente por 2-1.

En esa campaña 68-69 no fue titular, pero disputó bastantes partidos, aunque siempre como extremo derecho, que no era precisamente su posición. Pasó sin pena ni gloria, en un curso gris para el Barça, que concluiría con la derrota en la final de la Recopa ante el desconocido Slovan de Bratislava, y entonces Juanito va a entrar en una operación de trueque con el Granada, por la cual pasaría al conjunto nazarí en compañía del zaguero paraguayo Fernández —que años más tarde estuvo a punto de jubilar a Amancio con una entrada terrorífica—, a cambio de Ramoní, un central andaluz que había jugado anteriormente en el Español, uno de tantos negocios ruinosos como hacía entonces la entidad catalana.

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En Los Cármenes, Juanito va a tener aún peor suerte que en Can Barça, pues aparte de jugar poco se lesionará de gravedad en un entrenamiento, impactando su brazo derecho contra una valla, y quedando muy perjudicado. Pasa en blanco la temporada 70-71, y en la siguiente regresa a un Cádiz que continúa en la categoría de plata, donde se reencontrará como futbolista. Pero tras un par de buenos años en el Carranza, sorprendentemente no le van a renovar el contrato y se irá al Levante, también de Segunda, donde actúa con cuentagotas, abandonando el fútbol antes de cumplir los 30 con su brazo maltrecho. A partir de ahí se va a ganar la vida trabajando como vendedor en la ONCE. Decididamente, Juan García Torres, aquel Amancio gaditano con cara de niño, fue un jugador desafortunado.

Juanito ‘El Vieja’

Tres años y pico más tarde llegaría al Camp Nou el segundo Juanito. Su nombre completo era Juan Díaz Sánchez y era natural de Santa Cruz de Tenerife, donde había nacido el 6 de octubre de 1948. Se hizo futbolista en el popular barrio de El Taco, hasta llegar al CD Tenerife cuando éste militaba en Tercera División, a finales de los años 60, y ocupando la demarcación de extremo derecho, un puesto ideal para su juego pinturero y bullicioso. En la temporada 71-72 el Barça va a disputar un amistoso en el Heliodoro Rodríguez, aprovechando una visita a Canarias para jugar en el Insular, y ese día Juanito se saldrá (un gol, dos asistencias y un penalti no señalado).

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Los catalanes, impresionados, se apresuran a ficharlo, a cambio de 4 millones de pesetas, aunque en principio iba a finalizar la campaña en el conjunto chicharrero, pero una lesión de Charly Rexach, el habitual usufructuario del dorsal número 7, va a precipitar su llegada a la Ciudad Condal. Termina ese curso como titular, y en la siguiente campaña, sin ser un fijo en las alineaciones juega bastante, incluso como extremo zurdo a pierna cambiada, oficiando de una especie de Garrincha del pobre; es decir, regateando a su propia sombra, casi siempre más efectista que efectivo.

Pero la apertura de las fronteras futbolísticas españolas, con la contratación de Cruyff y Sotil por los culés, complicará mucho su continuidad. Al principio del curso 73-74 es de la partida, porque el neerlandés aún no tiene en regla los papeles, pero en cuanto El Flaco debuta oficialmente, el tinerfeño sale ya del once titular, donde Rexach actuará por banda derecha, y Marcial —que además se destapa como goleador por la izquierda—, y su participación va a ser ya meramente testimonial. Intervendrá, no obstante, en la final copera del 74, de triste recuerdo para los azulgranas, pues en ella el Real Madrid se tomó cumplida venganza del infamante 0-5 que le había infligido el Barça en el propio Bernabéu unos meses antes, en febrero.

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Así que este segundo Juanito cambiará de aires, rumbo al Hércules, donde le acompaña otro paisano suyo, primero compañero en el Tenerife y después en el conjunto azulgrana, el Tigre Barrios. Pero tampoco triunfará en el recién inaugurado Rico Pérez y además se las tendrá tiesas con su técnico, un joven Arsenio Iglesias. De modo que en 1976 va a firmar por la Unión Deportiva Salamanca, y finalmente será en el Helmántico donde viva el periodo más largo y brillante de su carrera, con un total de cinco temporadas, junto a un ramillete de ilustres peloteros (D'Alessandro, Rezza, Lanchas, Juanjo, Alves…). En 1981 retorna a los orígenes, apurando su última temporada en activo con el Tenerife que le vio descollar una década atrás. Se marchó muy pronto, el 3 de abril de 2013, con tan sólo 64 años.

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