Menú

José Pons: el 'Cordobés' del fútbol era peluquero de señoras

Artículo número 78 de Historias de Fútbol, de la mano de CIHEFE, recordando a José Pons Gracia, quien fuera delantero del Levante y el Málaga.

Artículo número 78 de Historias de Fútbol, de la mano de CIHEFE, recordando a José Pons Gracia, quien fuera delantero del Levante y el Málaga.
José Pons, en acción durante un partido. | CIHEFE

En la primera mitad de los años 60 del pasado siglo un fortísimo terremoto sacudió hasta los cimientos el mundillo taurino español. Viniendo desde muy abajo, emergía un matador de rubia y poblada cabellera del que hablaban y no paraban. Se llamaba Manuel Benítez, y era originario de la localidad cordobesa de Palma del Río, donde había nacido dos meses antes del estallido de la Guerra Civil. En los carteles aparecía anunciado como El Cordobés. De origen muy humilde, había sido espontáneo y maletilla antes de conseguir una oportunidad. En 1960 debutaría con picadores, y en tres años intervino en más de 200 novilladas, tomando la alternativa en mayo del 63 en la propia Ciudad de los Califas, con Antonio Bienvenida como padrino. Y ya para entonces su popularidad era tan grande que incluso había protagonizado un par de películas: Aprendiendo a morir y Chantaje a un torero.

Su toreo —que podía definirse como tremendista— era tan heterodoxo que desde el primer momento dividió a la afición en dos bandos irreconciliables. Los puristas del llamado arte de Cúchares le detestaban abiertamente, considerándole poco menos que un payaso en el ruedo e irrespetuoso con el animal (practicando el famoso salto de la rana), mientras que otros caían rendidos ante su despliegue de valor, rayano con lo suicida. Se convirtió en un auténtico fenómeno social, todo un icono pop en aquella España de los Planes de Desarrollo, mereciendo también los honores de un best-seller biográfico —O llevarás luto por mí— escrito por los famosos Larry Collins y Dominique Lapierre. Era tal vez el español más popular a la altura de 1964, con el permiso, claro está, del propio Francisco Franco, que celebraba por aquellas fechas los 25 Años de Paz.

El ye-yé de Vallejo

Y precisamente en ese año, una vez iniciada la temporada 64-65, debutaría en Primera División un futbolista cuyo aspecto recordaba mucho al del torero que entonces abarrotaba las plazas, idolatrado por los y las turistas que cada vez en mayor número afluían a nuestro país. Se llamaba José Pons Gracia, nacido en Valencia el 14 de marzo de 1945. Hasta aquel año de 1964, nuestro protagonista de hoy trabajaba en una peluquería de señoras. Había surgido de las divisiones inferiores del Levante Unión Deportiva, el modesto club de la zona de los Poblados Marítimos de la capital del Turia, que acababa de saltar a la máxima categoría tras muchos intentos, siempre a la sombra de los ricachones del Valencia CF.

2812-pons.jpg

Con sólo 19 años, Pons va a ser el jugador más joven en debutar con los azulgranas en Primera, y también el goleador con menor edad, récord que ostentaría durante mucho tiempo. Se trataba de un extremo nato de buena planta —1,77 de altura y 75 kilos de peso—, con estupenda técnica y regate, que se desenvolvía con suficiencia por ambas bandas, aunque preferentemente por la derecha, y además tenía gol. Imprevisible y capaz de volver fácil la dificultad y complicarse la vida con lo sencillo, a menudo era intermitente e incluso aparentaba cierta indolencia, pero cuando estaba fino merecía la pena haber acudido al campo. Su flequillo rubio y su moderno corte de pelo —algo lógico en un profesional del estilismo— llamaron muy pronto la atención, casi tanto como sus innegables cualidades futbolisticas.

Si observamos imágenes de la formación granota de esa época, con los Fernández, Victorero, Pedreño, Calpe, Vidal, Castelló, Dominguez, Serafín o Pepín, veremos en ellas a jugadores que perfectamente podrían pasar por el padre del propio Pons, aunque de hecho sólo tuvieran cuatro o cinco años más que él. Pero es que en los 60 unos querían parecer mayores a toda costa, buscando en su look seriedad y respetabilidad, mientras que otros —los menos— seguían las nuevas modas juveniles para distinguirse lo más posible del universo adocenado, gris y aburrido de los adultos. Así que la brecha icónica se va a ensanchar enormemente entre los más convencionales y los modernos o ye-yés.

2812-levante6566.jpg

Destino: La Rosaleda

El chaval completó una buena temporada de presentación, con una gran actuación en el mismísimo Camp Nou, pero los de Vallejo perdieron finalmente la categoría al sucumbir en la promoción frente al Málaga. Luego despacharía dos magnificas campañas en Segunda. Y fue precisamente el cuadro de la Costa del Sol, que retornaba una vez más a la División de Honor en el curso 67-68, el que va a hacerse con sus servicios, como integrante de un buen lote que completaban el guardameta Catalá y el goleador brasileño Wanderley, hermano menor de Waldo Machado da Silva, la gran estrella del Valencia de aquellos años.

Con los blanquiazules de La Rosaleda, Pons no jugaría mucho al principio, pero luego acabó por hacerse un hueco en el equipo titular, lo mismo relevando a Aragón en la banda derecha que adueñándose de la punta izquierda del ataque. Con Kalmar —un gran entrenador magiar que había dirigido al maravilloso Honved anterior a la insurrección húngara del 56 y del que todo el mundo decía que era una bellísima persona—, fue indiscutible, encontrando con cierta frecuencia la portería contraria, generalmente de certeros cabezazos rematando medidos centros del argentino Viberti. Caía simpático en la ciudad, por su forma de vestir y de peinarse, pero sobre todo por su buen rendimiento, que le convirtió en uno de los fijos del conjunto malacitano.

Sin embargo, al llegar el difícil Marcel Domingo al banquillo andaluz las cosas iban a cambiar, aunque Monsieur Domingo no tuvo la culpa. Curiosamente el eclipse de Pons como jugador de élite se fraguó unos meses antes, y tuvo lugar en la cercana localidad de Antequera. Allí se lesiono de gravedad en el transcurso de un amistoso, cuando la temporada 71-72 daba ya sus últimas boqueadas, teniendo que serle extirpado el dichoso menisco, y ya nada volvió a ser como antes. Una vez recuperado del trance entraría con cuentagotas en el once titular. Se especuló con su pase al Rayo Vallecano y al Mallorca, ambos en Segunda —antes había sonado incluso para el Atlético de Madrid, como posible recambio del mítico Enrique Collar—, y más tarde se dijo que estaba todo hecho para que firmara por el Sevilla, también en plena travesía por el desierto, pero el tema quedó en agua de borrajas.

2812-malaga7071.jpg

Vuelta a casa por Navidad

El 27 de diciembre de 1973, Pons se va a desvincular de un Málaga donde no jugaba, tras seis temporadas y media en la entidad costasoleña, con la carta de libertad en el bolsillo. Dos días más tarde firmaba por el Levante, su anterior club, y el 3 de enero de 1974 debutaba en partido oficial con el cuadro granota, en partido de vuelta de la Copa del Generalísimo ante el Barcelona Atlético, filial del Barça, venciendo por 5-1 y remontando así el 3-0 adverso que traían de la ida. Va a ser titular desde entonces, pero no podrá evitar el descenso a Tercera del conjunto levantinista.

Se despedirá del fútbol en el Onteniente, también en la Categoría de Bronce, con tan sólo 31 años. Había disputado199 partidos entre Primera y Segunda, consiguiendo la nada desdeñable cifra para un extremo de 42 goles. No sabemos si volvió a la peluquería, pero su presencia sería asidua en el Ciudad de Valencia hasta el momento de su temprano fallecimiento en la propia capital valenciana, el 6 de abril de 2017, pocas semanas después de cumplir los 72.

Temas

En Deportes

    0
    comentarios

    Servicios

    • Radarbot
    • Curso
    • Inversión
    • Securitas
    • Buena Vida
    • Reloj Durcal