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Charlotte 'Lottie' Dod, la primera gran deportista de la historia

La historia la ha ubicado como -junto a Babe Zaharias- la deportista más completa de todos los tiempos. Brilló en tenis, golf, hockey o tiro con arco.

La historia la ha ubicado como -junto a Babe Zaharias- la deportista más completa de todos los tiempos. Brilló en tenis, golf, hockey o tiro con arco.
Lottie Dod, en los Juegos Olímpicos de Londres 1908. | Archivo

La historia de Charlote Lottie Dod es una de aquellas que hoy nos parecen impensables. Imposibles. De cómo una mujer, en los tiempos en los que la mujer tenía prácticamente prohibido su acceso al deporte, se convierte en una megaestrella. En una pionera. En un referente. Capaz de brillar en múltiples y variadas disciplinas. No es cuestión sólo de practicarlas: es ser la mejor. Y Dod lo fue en esquí, en golf, en tiro con arco, y especialmente en tenis. Sin ella, la historia del deporte femenino hubiera sido distinta.

Nacida en Bebington, Inglaterra, el 24 de septiembre de 1871, Lottie Dod tuvo la fortuna de poder dedicarse a lo que quería. Perteneciente a una familia enormemente rica, gracias a los negocios de algodón de su padre, ni Charlotte ni ninguno de sus tres hermanos tuvo jamás que trabajar. Pudieron hacer lo que más les gustaba. Y lo que más le gustaba a la pequeña Lottie, lo que amaba, era el deporte.

En aquellos años el tenis había irrumpido con fuerza en la clase rica de Gran Bretaña. Y con nueve años Charlotte Dod ya pasa horas y horas jugando en la pista de hierba que sus padres han construido en los jardines de casa.

No tarda en llamar la atención. En 1885, con apenas 14 años, alcanza la final del Northern Championships de Mánchester. Cae ante la vigente ganadora de Wimbledon, Maud Watson, por un ajustado 8-6 y 7-5. Además, en aquel mismo campeonato la pareja formada por Charlotte y su hermana Annie se proclama vencedera en el dobles femenino.

Aquello le hace plantear a la joven Lottie que puede ser la mejor en el mundo del tenis. Sensaciones que se confirman en 1887, cuando conquista su primer torneo de Wimbledon. Se impone en la final a Blanche Bingley por un contundente 6-2 y 6-0. Dod tiene apenas 15 años y 285 días. Es la ganadora más joven del campeonato. Récord que hoy, siglo y medio después, sigue manteniendo.

La gesta se repetirá hasta en cuatro ocasiones más. En 1888 -año en que también gana el dobles femenino junto a su hermana Annie, y el dobles mixto junto a Ernest Renshaw-, en 1891, en 1892 y en 1893. Siempre ante Blanche Bingley en la final. Y siempre con holgura en el marcador. En las cinco ocasiones en que participó en el All England Cup, no perdió jamás ningún encuentro. Otro récord que aún nadie ha igualado -si bien el sistema de entonces permitía proclamarse vencedor con muchos menos partidos disputados-. De hecho, a lo largo de toda su carrera, Dod sólo perdería cinco partidos, y sólo uno de ellos después de los 15 años.

No hay duda de que Lottie Dod era la mejor tenista de finales del siglo XIX. Una avanzada a su tiempo, no sólo por sus resultados, sino también por su manera de jugar: con vestidos más cortos de lo habitual -permitidos por su juventud-, con una empuñadura a una sola mano similar a la del tenis moderno, y con una manera dura y agresiva de golpear la bola. Incluso se asegura que fue la primera tenista que atacaba la pelota tras botar, antes de que ésta alcanzara su punto más alto.

Doble reina británica

Una auténtica pionera, una avanzada a su tiempo, y no sólo en la práctica del tenis. Porque los deportes que practica Lottie Dod son muchos y muy variados: ciclismo, esquí, bobsleigh, alpinismo, patinaje, hockey, atletismo, golf... Y en prácticamente todos ellos esta especie de mujer maravilla alcanzó ser la mejor.

Especialmente en el golf. Un deporte que había comenzado a practicar con 15 años, pero que a diferencia del tenis tiene prácticamente vetada su presencia a las mujeres. Dod tiene que esperar a la fundación, en 1893, de la Ladies Golf Union, y a partir de ahí -coincidiendo con su abandono de la raqueta- comienza a destacar en diferentes torneos nacionales e internacionales. En 1904 se proclama campeona del Open Británico Femenino de Golf. De ese modo, será la primera mujer -y la única hasta la fecha- campeona nacional en dos modalidades distintas: tenis y golf.

Una gesta que a punto está de ampliar en 1910. Porque hasta el último momento lucha, y roza, otro campeonato nacional británico en otra disciplina: el Tiro con Arco. Finalmente termina segunda. El triunfo que hubiera supuesto ser campeona del Reino Unido en tres deportes diferentes. Increíble.

Eso sí, lo que había conseguido dos años antes tiene, quizá, mayor mérito: ganar la medalla de plata en la modalidad, tiro con arco, en los Juegos Olímpicos de Londres 1908. Curiosamente, el mismo día que su hermano lograba la medalla de oro.

¿Más deportes? Por supuesto. Lottie Dod también prueba disciplinas de equipo. Le gusta el hockey sobre hierba. Y en los últimos años del Siglo XIX funda un club, el Spital. Ella, por supuesto, juega. Es la capitana. Y es la mejor. Tanto, que un par de temporadas después formará parte de la selección inglesa que se impone a Irlanda por 3-1, anotando ella uno de los goles. Situación que se repetirá un año después, en la revancha disputada en tierras irlandesas. Inglaterra vuelve a ganar, en esta ocasión 2-1, y Dod es la autora del tanto decisivo. Los dolorosos y continuos ataques de ciática que le acechan le impedirán seguir disputando partidos, pero no dirigir el Spital, que pronto se convierte en uno de los mejores clubes del país.

Paralelamente a la práctica de todas estas disciplinas, hay otra actividad que fascina a Lottie Dod: los deportes de invierno. Tanto le da realizar patinaje sobre hielo, como alpinismo. De hecho, coronaría dos picos de los Alpes por encima de los 4000 metros. También se atreve con el curling, con el esquí tradicional, e incluso con bobsleigh, disciplina entonces en sus albores. Siempre en Saint Moritz, cuna de buena parte de estas actividades.

El único pero es que Dod lo hace muchos años antes de que, en 1924, se disputaran los primeros Juegos Olímpicos de Invierno. No hay duda de que, de haber coincidido en el tiempo, también hubiera llegado a participar. Y quien sabe si hubiera conquistado alguna otra medalla, como la de 1908 en Londres.

Porque lo de Lottie Dod fue siempre una hazaña. Desde el principio, hasta el final. La manera en que afronta cada deporte nuevo ("la magia del deporte está en los momentos en que comienzas a aprender cómo se ejecuta", llegaría a declarar), y la manera en que, haga lo haga, termina siendo la mejor, son sin duda épicas. Históricas. Lottie Dod es legendaria. Para los anales de la historia -y siempre junto a Babe Zaharias- la mejor deportista de la historia. O, al menos, la más completa de todas ellas.

Tras su retirada de toda práctica deportiva en 1911 -o de toda competición, conviene decir- le toca convivir con la Primera Guerra Mundial. Participa como enfermera de la Cruz Roja. Solicita desplazarse hasta al frente, hasta las zonas de guerra en Francia, pero no se lo conceden por sus problemas de ciática. Aun así, recibirá la Medalla al Servicio por servir y atender más de 1000 horas durante el conflicto bélico.

Al concluir este, traslada su residencia a Londres, donde vive para siempre. Rodeada de sus amigos, de las mejores fiestas, de los mejores ambientes, y del mejor tenis: cada año acude a ver en directo los principales encuentros de Wimbledon.

La muerte le alcanza el 27 de junio de 1960, con 88 años. Cuentan que lo hizo mientras estaba tumbada en la cama de su residencia escuchando en la radio la narración de un partido de Wimbledon…

Este artículo puede formar parte del libro 'HEROÍNAS a través del deporte', del mismo autor. Una colección de 25 historias de mujeres deportistas que iniciaron nuevos caminos, rompieron barreras, y trascendieron en las generaciones venideras, en la línea del artículo que acaban de leer.

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