
El próximo sábado 26 de octubre, Ilia Topuria defenderá el título de campeón de peso pluma frente al hawaiano Max Holloway en el evento estelar del UFC 308. Será su primera pelea tras alzarse como campeón el pasado febrero al vencer al australiano Aleksander Volkanovski. El evento tendrá lugar en el Etihad Arena de Abu Dhabi a las 23 horas (hora española).
El luchador conocido como "El Matador" lleva desde febrero sin competir, pero esto no quiere decir que haya estado ocho meses de vacaciones. Ha tenido su momento de respiro, pero enseguida Ilia volvió a ponerse los guantes para seguir entrenando y mejorando su versión cada día.
Desde que se anunció la pelea, el hispano-georgiano siempre tuvo la intención de que fuese en el Estadio Santiago Bernabéu, trayendo así por primera vez la UFC a España. Sin embargo, Dana White se encargó de rectificar y confirmar que la primera revalidación del título sería en Abu Dhabi.
Desde entonces, Ilia Topuria ha estado preparando la pelea con un enfoque claro: mantener el cinturón de peso ligero. Los combates normalmente se preparan con una anterioridad de unas 8 a 12 semanas. En esta primera parte, el campamento de entrenamiento se centra más en el trabajo de fuerza, acondicionamiento y técnica.
A medida que se acerca la pelea, los planes de entrenamiento cambian, enfocándose principalmente en el sparring y la planificación. Con el paso de los días, se reducen los entrenamientos y se asegura de que los luchadores tengan la hidratación y energía suficiente.
Tendrá que pelear en 67,5 kg
A medida que pasan los días, el tema de la hidratación es crucial para el luchador, ya que en muchos casos tendrán que hacer grandes recortes para poder llegar al peso pactado. En el caso de Topuria, este combate está fijado en 145 libras o 65,7 kg.
Teniendo en cuenta los 170 cm que mide el hispano-georgiano, cada vez que combate suele hacer recortes de aproximadamente 8 kg. Este es uno de los procesos más duros para todos los luchadores. Ilia ha contado que deja de comer alimentos como carbohidratos, sodio y fibras, basando toda su alimentación en proteínas, grasas y cargas de agua.
Fan del vino tinto
El viernes por la mañana es el pesaje oficial. El jueves, "El Matador" deja de comer y beber y entrena con un traje sauna para iniciar el proceso de deshidratación, aprovechando para meterse en la sauna y sudar, llegando a perder así 5 o 6 kilos. Después de esto, se sumerge en una bañera de agua muy caliente durante 20 minutos. Para ayudarle a dormir, Topuria confesó en una entrevista que una de sus tradiciones es beber vino por la noche, ya que le ayuda a dormir e incluso a perder un kilo. "Bueno y tinto", decía el hispano-georgiano cuando le preguntaban por el vino.
Después del pesaje, hay que reponer todos los nutrientes y rehidratarse; por ello, los luchadores suelen recuperar hasta 6 kilos. Este periodo es crucial para recuperar energía, fuerza y rendimiento antes del combate. Este proceso es lento, ya que hasta 2 o 3 horas después del pesaje no puede comer nada, solo puede beber, en concreto, batidos con suplementos. Cuando pasa este tiempo, ya puede comer, cambiando las proteínas por carbohidratos.
Otro de los ritos más importantes de los luchadores es la preparación al combate en las horas previas. Aunque cada uno tiene el suyo, la mayoría sigue patrones similares: primero el calentamiento, luego la visualización, donde los peleadores mentalizan el desarrollo de la pelea, y posteriormente los rituales de concentración, donde muchos se enfocan plenamente para alcanzar el máximo rendimiento y dejar los nervios a un lado. Algunos, como el actual campeón, aprovechan para dedicar rezos a Dios. Es sabido por todos la fe que el luchador hispano-georgiano tiene y que siempre ha dado gracias por su éxito a su creencia.
De ahí se pasa al turno del equipamiento y la vestimenta, donde su equipo le ayuda a prepararse para afrontar la velada. Por último, antes del salto al ring, se deja un pequeño espacio de concentración donde las cámaras enfocan al protagonista. En el caso de Ilia Topuria, como pudimos ver en su última pelea, este aprovechó para terminar de motivarse, convencido de que el trabajo ya estaba hecho, que todo el mundo vería de lo que es capaz y, por último, agradecer a Dios la oportunidad y que siempre esté de su lado, sacando su lado más religioso y creyente a la vez que confiado.

