
En los últimos días, una investigación a cargo del medio Hunterbrook junto al periodista Pablo Torre ha sacado a la luz acusaciones serias sobre la posible apropiación de datos neurales de figuras deportivas mundiales. Según el reportaje, el gobierno chino habría obtenido dichas señales cerebrales usando dispositivos tecnológicos durante entrenamientos mentales.
El informe señala que atletas como Jannik Sinner, Iga Swiatek, el piloto de Fórmula 1 Charles Leclerc, y algunos futbolistas vinculados al Manchester City habrían sido objeto de esta recolección de datos. Estas ondas cerebrales habrían sido capturadas a través de unas diademas de la marca FocusCalm. Estos aparatos que miden y analizan la actividad mental de quienes lo usan, con la intención de mejorar concentración, rendimiento cognitivo y gestión del estrés.
Según informa Hunterbrook "la empresa, que se prepara para salir a bolsa con una valoración de 1.300 millones de dólares, según Bloomberg , se ha forjado una reputación con las credenciales de Harvard. Fue fundada en los Laboratorios de Intervención de Harvard y asesorada por el entonces decano de la Escuela de Posgrado en Educación de Harvard. Además, fue integrada por un equipo de la Universidad de Harvard y el Centro de Ciencias del Cerebro del MIT".
Desde la investigación apuntan que "eso fue mucho antes del anuncio de Beijing de su principal objetivo este año: liderar el mundo en tecnología de interfaz cerebro-computadora (BCI) para 2030".
Posible uso militar de los datos
Lo que más inquieta a los investigadores del caso es la sospecha de que esos datos podrían tener un uso militar, por ejemplo en entrenamiento de soldados para mejorar sus capacidades mentales, reacción, atención, o incluso para diseñar tecnologías que aprovechen patrones cerebrales. También se menciona que FocusCalm pertenece a BrainCo, una start-up que surgió en Harvard pero que trasladó parte de sus operaciones a China. El origen del financiamiento de la empresa incluiría entidades con vínculos con el gobierno y con corporaciones de robótica.
Hasta el momento, ni las instituciones deportivas implicadas ni los gobiernos implicados se han pronunciado al respecto. Tampoco está claro si los atletas sabían que sus datos podrían ser empleados con finalidades ajenas al rendimiento deportivo.
