Qué cerca estuvo el Mundial. Qué cerca estuvo Fernando Alonso de hacer realidad la carambola de puntos que necesitaba para conseguir la tercera corona. Ferrari necesitaba una carrera movida, con lluvia, con cambios para poder recortar la diferencia mecánica entre el Red Bull y el F2012. Y pese a que todas estas circunstancias se dieron a la vez en Interlagos, no fue suficiente para vencer a Vettel. Parecía un fénix que renacía cada vez que se le presentaba una dificultad…

Si no, ¿cómo se explica que saliese ileso del accidente con Bruno Senna?, ¿que no sufriera casi la pérdida de tiempo tras cambiar a lisos y tener que volver a entrar para calzar los intermedios? Sin duda estaba escrito. Además, siendo justos, si Hamilton no hubiera abandonado Fernando hubiera tenido muy difícil alcanzar el podio, por lo que al final la suerte se repartió entre los dos pilotos. Eso hizo que el título cambiara de color según se desarrollaba la carrera.

El final ya todos lo conocemos. Sebastian Vettel se ha proclamado el tricampeón más joven de la historia de la Fórmula 1, superando al malogrado Ayrton Senna, y junto a Michael Schumacher y Fangio es el tercer piloto que consigue coronarse en tres ocasiones de forma consecutiva. Sin duda, gracias o no al coche, el nombre de este chaval de 25 años ya se escribe con letras de oro en la historia de este deporte tan caprichoso, a veces, y tan apasionante casi siempre.

Dicho esto, hablemos de Fernando, porque el asturiano lo ha luchado hasta el último segundo, ha creído en sus posibilidades hasta la última vuelta, pese a ser consciente de que no contaba con el mejor coche. Cuántas veces se habrá acordado Alonso, en las últimas horas, de los ceros marcados en Bélgica y en Japón, en los que nada tuvo que ver y tanto le han quitado. Aunque también Fernando tuvo suerte en Malasia y en Valencia en dos de los tres circuitos en los que se ha impuesto este año.

Podio amargo el de Brasil, en el que ha tenido mucho que ver Felipe Massa. Chapeau por el piloto de casa, que defendió la posición de su compañero como un auténtico escudero, como si le fuera a él el Mundial. Frenó a Vettel cuando fue necesario ralentizando la carrera, se dejó caer cuando Alonso necesitaba ganar posiciones, y todo por el equipo y, también claro, por su contrato.

Qué más decir de este sinsabor que nos deja una de las carreras más divertidas y apasionantes de la temporada, no sólo por estar el título en juego, sino también por la cantidad de elementos que entraron en juego, lo difícil de la estrategia, la complicada meteorología y la delicadeza de la pista mojada.

Una carrera de despedidas, la de Schumacher de la Fórmula 1, la de Hamilton de McLaren, la de otros muchos pilotos, como Sergio Pérez, que cambiarán de escudería, y quién sabe si la última vez que vemos al equipo español HRT rodar en este circo.

Muchas cosas todavía que analizar, ver cómo fue un Mundial en cuyas cinco primeras carreras ganaron cinco pilotos distintos de cinco escuderías diferentes, cómo el equipo más fuerte desde la pretemporada, McLaren, se encontró con los fantasmas de la fiabilidad, y cómo Red Bull, pese a los cambios en el reglamento que atacaban su buque insignia, los difusores soplados, supieron reinventarse.

Está claro que todavía hay mucho que escribir, pero habrá que hacerlo con los ánimos en calma y habiendo pasado el periodo de luto que nos ha quedado, de algún modo, tras este final de temporada. Pese a ello gracias a todos los pilotos que hoy en Brasil nos han hecho saltar, gritar y soñar… Esto es puro espectáculo y el objetivo se ha cumplido con creces.