Si bien es cierto que el piloto español no consiguió el que debe ser su máximo objetivo, restar puntos al actual líder Sebastián Vettel, Fernando Alonso hizo todo lo que él y su Ferrari podían hacer. Lo mejor, una vez más, vino de la mano del asturiano que sólo en la primera vuelta adelantó cuatro posiciones enmendando una calificación bochornosa que le arrastró hasta la novena plaza de la parrilla. Si bien es cierto que los Mercedes de Hamilton y Rosberg se presentaron como presas fáciles tras equivocarse al montar una séptima demasiada larga, Alonso no tardó en rebasarles y colocarse al acecho del piloto de Red Bull. Una remontada espectacular hasta la segunda posición que le ha permitido al piloto español recuperar la segunda plaza en la calificación general y respirar un poco de las críticas que se habían cernido sobre el equipo en estas últimas semanas de descanso veraniego.
Pero seamos realistas, la vuelta de Fernando al podio y su increíble remontada tiene un pero, y es que el español no pudo, ni olió el coche de Vettel que lideró de principio a fin el Gran Premio de Bélgica con mano y ritmo de hierro. Parece improbable que el alemán no gane el Mundial sino ocurre algo inesperado que le haga perder los más de cuarenta puntos que tiene de ventaja sobre su máximo perseguidor, Fernando Alonso. La lucha parece estar más en ver quien ocupará el puesto de subcampeón.
Pero carrerones, milagros así, como el vivido en Bélgica este domingo son importantes para devolver la confianza al equipo del cavallino rampante y a no dar por perdido un Mundial que el año pasado empezaron a perder precisamente en este trazado cuando Grosjean se llevó por delante al piloto español, obligándole a retirarse de carrera. La experiencia nos demuestra que los ocho grandes premios que restan son un campeonato en sí mismos y les obligan, a Fernando Alonso y a Ferrari, a luchar como si sólo un punto restara entre Vettel y el español. No es baladí este mensaje de confianza al equipo Ferrari que dentro de quince días corren en casa. Monza será el próximo gran premio y allí Alonso debería dar el salto y demostrar que puede restar algún punto al vigente campeón.
Misión compleja pero no imposible. Primero porque los Red Bull fueron superiores durante todo el fin de semana, segundo porque no se debe descartar a Mercedes presos en Spa de decisiones erróneas pero con potencial para dar mucha guerra a la escudería de la bebida energética y tercero y último porque si algo ha demostrado Ferrari en esta temporada es una falta de regularidad que mata a cualquier piloto, pero sobre todo cualquier aspiración de ganar un título.
Llegado este punto y creo que es una opinión que comparto con mucho aficionados, da igual quien gane el Mundial pero que no lo haga Vettel. Y este mismo sentimiento parecía que ha cundido más allá de España. En Bélgica, los aficionados aplaudieron más en el podio a Alonso y a Hamilton que a su vecino alemán, y es que la alternancia siempre ha sido el mejor aliado del espectáculo en este deporte.