No ha habido color en la pista del O2 Arena de Londres, donde Roger Federer se ha impuesto con facilidad a Richard Gasquet, octavo preclasificado, para mantener sus opciones en la Copa Masters.
El de Basilea, que en su estreno el martes cayó ante el serbio Novak Djokovic (6-4, 6-7 (2) y 6-2, necesitaba como el comer la victoria ante Gasquet, al que había derrotado en diez ocasiones en doce enfrentamientos. Las dos únicas veces que el galo ha derrotado al suizo fue en los cuartos de final del Masters 1000 de Montecarlo en 2005 y hace dos años en los octavos del Masters de Roma.
Pero lo cierto es que Gasquet nunca ha podido inquietar al otrora número uno mundial, ganador de la Copa Masters en seis ocasiones, en pista dura. De hecho, ni siquiera ha podido ganarle un set en toda su carrera en superficies de este tipo.
Pese a su espectacular currículum, Federer va camino de cerrar una de las campañas más grises de su carrera profesional, habiendo ganado este año sólo el torneo de Halle y siendo finalista en el Masters de Roma, donde perdió ante Rafa Nadal.
Este jueves, ante Gasquet, Roger Federer saltó a la pista con energías renovadas respecto al encuentro del martes contra Djokovic, en el que acabó mostrando cierta fatiga tras un disputado segundo set. El helvético sometía al francés sin dificultades cuando llevaba la iniciativa en el juego y le mantenía a raya al resto, hasta el punto de que aprovechó su primera bola de ruptura para ponerse con ventaja de 3-1 en el primer parcial.
El seis veces campeón de la Copa Masters había salido a la pista dispuesto a dar una lección al francés, que se atemorizaba cada vez que el suizo avanzaba hacia la red y que en apenas media hora había cedido la primera manga. Federer no necesitó forzar la máquina en el segundo para volver a ponerse 5-3 por delante en algo más de treinta minutos y pudo cerrar el partido sin un gran desgaste físico antes de su próximo duelo, este sábado, contra el argentino Juan Martín del Potro.