Llegó la tercera ronda de Wimbledon y la mejor versión de Rafa Nadal. El balear alcanzó su mejor nivel en el momento justo del torneo: antes de comenzar la segunda y decisiva semana del torneo. El mallorquín superó a Lorenzo Sonego en tres sets: 6-1, 6-2, 6-4 y se clasificó para la cuarta ronda (octavos de final) donde se enfrentará al neerlandés Botic van den Zandschulp.
A pesar de la abultada victoria hubo algo de tensión al final del partido. Nadal le recriminó al italiano en la recta final del tercer set los gritos que daba una vez golpeada la pelota. Le llamó a la red y lo hizo delante del juez de silla, que le explicó la situación a un sorprendido Sonego.
Pero el partido tuvo un denominador claro: el dominio de Rafa Nadal. El de Manacor arrancó el encuentro con paso firme. Algo que le había faltado en segunda ronda ante Berankis. Su primer break llegó en el cuarto juego del partido y la siguiente rotura llegó en el sexto. El primer set lo cerró con rapidez y eficacia un Nadal muy concentrado.
El segundo set empezó igual, con golpes prodigiosos del español que dejó al público boquiabierto en varias ocasiones. Rompió el saque del italiano en el primer juego del set y se lo volvió a romper en el segundo juego de servicio. Nadal confirmaba el break: 4-0. Todo eran felicidad y risas en el palco del de Mallorca con su equipo y su familia. Ganó un juego el italiano, eso sí, que lo celebró y aprovechó para pedir la ayuda del público. De poco le sirvió porque Nadal cerró el set con facilidad: 6-2. Funcionaba la derecha, el revés cruzado, el revés paralelo. Era el día de recuperar sensaciones.
Y así lo confirmó en el tercer y definitivo set. Los cambios de altura le funcionaban e incluso se permitía algún globo. Nadal rompió, al igual que en el segundo set, el primer juego de servicio del turinés. Defendía, contragolpeaba y noqueaba el español al joven italiano, número 54 del mundo. Reaccionó Sonego con sus juegos de servicio e incluso llegó a rascarle un deuce en un juego de servicio del mallorquín. Aun así, todo parecía encaminado a cerrarse por la vía rápida, pero la poca visibilidad dada la hora lo impidió. Se quejó el italiano y el juez de silla ordenó que se cerrase el techo retráctil. Hubo 12 minutos de pausa que enfriaron el partido y que supo aprovechar el italiano. Despertó Sonego en la reanudación: break en blanco en el octavo juego del set recuperando la desventaja. En ese momento llegó el reproche de Nadal, molesto con los gritos a destiempo del italiano.
Llegó enrabietado Nadal al noveno juego. Volvió el ímpetu de antes del parón para romperle el saque y ponerse 5-4 con servicio y cerrar así el partido. Concluyó con determinación el encuentro y en el saludo en la red ambos jugadores hablaron sobre la polémica final.
En la entrevista a pie de pista, Nadal reconoció que era el rival más complicado al que se había enfrentado hasta el momento en Wimbledon y que por eso necesitaba jugar a su mejor nivel, bastante superior al de las dos primeras rondas. También lamentó el incidente final, pero le quitó hierro reconociendo que volverían a hablar en los vestuarios para dejarlo todo zanjado.
Nadal avanza con paso seguro hacia la segunda semana de Wimbledon donde espera ya Botic van den Zandschulp en octavos de final. El neerlandés, con un fuerte saque, promete ser un rival peligroso para el balear, quien ha vuelto a demostrar que está capacitado para conquistar el tercer Grand Slam de la temporada.