L D (EFE) El presidente de La Caixa, Ricard Fornesa, en la presentación de los resultados de la caja de ahorros, señaló que la entidad alcanzó el año pasado un volumen de negocio de 205.411 millones, un 21 por ciento más, lo que permitió contrarrestar un escenario de estrechamiento de márgenes por los tipos bajos y permitir que el margen de explotación se elevara a 1.266 millones, con un aumento del 23 por ciento.
Estos resultados, después de un año 2002 en el que las cuentas de la entidad se vieron afectadas por las repercusiones de la crisis latinoamericana en sus participadas como Repsol y Telefónica, con sus consiguientes saneamientos, permiten, según Fornesa, afrontar con "expectativas positivas" un plan estratégico hasta el 2006.
El objetivo de este plan, aprobado ayer por el consejo de administración de la primera caja de ahorros y tercer grupo financiero español, fue resumido por Fornesa como "ganar más dinero para cumplir con las obligaciones sociales que tienen las cajas". El plan estratégico, que coincide con el centenario de la entidad, tendrá una vertiente económica basada en seguir rentabilizando el crecimiento entre sus clientes y la expansión de negocio y mantener su posición en empresas de servicios e infraestructuras "de difícil deslocalización", según Fornesa. El objetivo es aumentar el volumen de negocio en los próximos tres años a tasas anuales del 12 por ciento, situar el ratio de eficiencia a niveles del 50 por ciento e incrementar el resultado del grupo a un ritmo superior al 15% anual.
Uno de los aspectos que el nuevo presidente de la caja -que relevó el año pasado en el cargo a Josep Vilarasau- quiere impulsar como eje central de este plan es la potenciación de las actividades sociales de la entidad, tanto desde el ámbito financiero como el de la obra social, cuyo presupuesto para 2004 asciende a 184 millones. La Caixa agrupará en un "holding" sus empresas con orientación social, como la ya anunciada para fomentar pisos de alquiler a precios asequibles, si bien desarrollará estos proyectos "a su tiempo y a su ritmo", indicó su presidente, ya que no renuncian a lograr beneficios que se reinvertirán en esas mismas actividades. Fornesa aseguró que este sello social que quiere imprimir en la actividad financiera de la caja será de "contribución a la sociedad, y no vendrá enmascarado por patrocinios, porque nuestro objetivo es satisfacer necesidades, no deseos", y que se llegará a los sectores con menos recursos que puedan quedar excluidos del mundo financiero.
Además del económico y el social, el plan estratégico contará con un apartado de sostenibilidad basado en "atender los desequilibrios del ser humano", que además velará por las prácticas de buen gobierno de la entidad y por promover iniciativas para el desarrollo socioeconómico y la preservación medioambiental. La Caixa alcanzó en 2003 unos recursos totales de clientes de 126.281 millones, un 20,2 por ciento más, con crecimientos de dos dígitos en todos sus márgenes y un descenso del 0,43 por ciento del ratio de morosidad, pese a la fuerte expansión crediticia, con 79.130 millones, centrada en buena parte en el auge hipotecario. La entidad prosiguió su expansión de oficinas hasta contar con 4.735 a finales de 2003, lo que no impidió una contención de los gastos de explotación, que crecieron un 6,1 por ciento, a menor ritmo que en años anteriores. La cartera de participadas, entre la que destacan empresas como Repsol (12,5 por ciento), Gas Natural (32,3 por ciento), Telefónica (3,5 por ciento) o Endesa (5 por ciento), aportó unas plusvalías de 3.959 millones, superiores a los 1.500 millones de 2002 debido al efecto que tuvo en ese ejercicio la crisis de Latinoamérica.
Uno de los aspectos que el nuevo presidente de la caja -que relevó el año pasado en el cargo a Josep Vilarasau- quiere impulsar como eje central de este plan es la potenciación de las actividades sociales de la entidad, tanto desde el ámbito financiero como el de la obra social, cuyo presupuesto para 2004 asciende a 184 millones. La Caixa agrupará en un "holding" sus empresas con orientación social, como la ya anunciada para fomentar pisos de alquiler a precios asequibles, si bien desarrollará estos proyectos "a su tiempo y a su ritmo", indicó su presidente, ya que no renuncian a lograr beneficios que se reinvertirán en esas mismas actividades. Fornesa aseguró que este sello social que quiere imprimir en la actividad financiera de la caja será de "contribución a la sociedad, y no vendrá enmascarado por patrocinios, porque nuestro objetivo es satisfacer necesidades, no deseos", y que se llegará a los sectores con menos recursos que puedan quedar excluidos del mundo financiero.
Además del económico y el social, el plan estratégico contará con un apartado de sostenibilidad basado en "atender los desequilibrios del ser humano", que además velará por las prácticas de buen gobierno de la entidad y por promover iniciativas para el desarrollo socioeconómico y la preservación medioambiental. La Caixa alcanzó en 2003 unos recursos totales de clientes de 126.281 millones, un 20,2 por ciento más, con crecimientos de dos dígitos en todos sus márgenes y un descenso del 0,43 por ciento del ratio de morosidad, pese a la fuerte expansión crediticia, con 79.130 millones, centrada en buena parte en el auge hipotecario. La entidad prosiguió su expansión de oficinas hasta contar con 4.735 a finales de 2003, lo que no impidió una contención de los gastos de explotación, que crecieron un 6,1 por ciento, a menor ritmo que en años anteriores. La cartera de participadas, entre la que destacan empresas como Repsol (12,5 por ciento), Gas Natural (32,3 por ciento), Telefónica (3,5 por ciento) o Endesa (5 por ciento), aportó unas plusvalías de 3.959 millones, superiores a los 1.500 millones de 2002 debido al efecto que tuvo en ese ejercicio la crisis de Latinoamérica.
