L D (EFE)
Apenas ratificado en el Parlamento el último y más doloroso capítulo de la reforma laboral -la equiparación del subsidio de desempleo en casos de larga duración con la ayuda social- el canciller Gerhard Schroeder y su ministro de Economía y Trabajo, Wolfgang Clement, anunciaron una cláusula especial.
Habrá un incentivo a las nuevas contrataciones -en forma de participación en los costes laborales generados por éstas- para aquellas regiones en las que el desempleo supere el 15 por ciento, anunció Clement.
Una medida elogiada por los líderes del este del país y por los sindicatos, que habían rechazado de plano los recortes para las personas que lleven mucho tiempo sin empleo, argumentado que no se puede "mandar a la pobreza" a quien no tiene perspectivas reales de encontrar trabajo. "Allí donde la situación es más grave, es donde más se debe actuar" para crear empleo, dijo hoy el primer ministro de Brandeburgo, el socialdemócrata Matthias Platzeck, para quien la medida anunciada por Clement es "un paso correcto" que responde a las aspiraciones del este.
La vicepresidenta de la Confederación de Sindicatos Alemanes (DGB), Ursula Engelen-Kefer, valoró positivamente lo que, en la práctica, serán "miniempleos" con ayuda estatal, aunque advirtió que no es suficiente para resolver el problema. Platzeck, como el resto de los jefes de los Gobiernos regionales del este, votó el viernes en la Cámara Alta (Bundesrat) contra el último apartado de la reforma, el llamado Hartz IV, que equipara a los desempleados de larga duración con los perceptores de ayuda social.
Transcurrido el periodo de 12 meses de plenas prestaciones -o año y medio, para los mayores de 55 años-, se pasará a una categoría equiparada con la ayuda social, con un pago de unos 350 euros mensuales, además de ayuda familiar y al alquiler de la vivienda. La medida había sido consensuada entre el Gobierno roji-verde y la oposición conservadora, mayoritaria en el Bundesrat, por lo que tenía asegurada la ratificación parlamentaria. Pese a conseguir el visto bueno, fue sintomática la formación en la cámara de representación territorial de un "bloque del este" que votó en contra, independientemente de su adscripción política.
Los argumentos de los líderes eran contundentes: en el este, con una media de paro del 18,1 por ciento -según datos de junio- y, sin perspectivas reales de empleo, no se pueden aplicar las mismas medidas que en el oeste, con un 8,1 por ciento de desempleados. Schroeder convocó a los líderes del este a la Cancillería, el lunes por la noche, tras advertir que no habría ni medidas especiales para el este, ni alteraciones a una ley, la Hartz IV, fruto de un largo camino negociador hasta lograr el consenso. Clement hizo hincapié al término de la reunión en que las medidas acordadas beneficiarán a toda región con más del 15 por ciento de desempleo, sea en el este o en el oeste.
El ministro aludió a una región de Renania del Norte-Westfalia -es decir, el estado del que es originario-, como ejemplo de zonas del oeste castigadas por la falta de empleo a las que se aplicará esa fórmula. Sin embargo, a nadie escapa -y asimismo lo admitió Clement- que el este será el principal destinatario de esas ayudas. Basta una ojeada a la estadística para constatarlo: el índice del desempleo oscila en el oeste del 5,9 por ciento de Baden-Württemberg al 13,2 por ciento de Bremen; en el este, los porcentajes van del 16,2 por ciento de Turingia al 19,9 de Sajonia-Anhalt. A pesar de que Clement se preocupó de hablar de "regiones" y no de "estados", salta a la vista que ni uno de los seis "laender" del antiguo territorio comunista está por debajo del 15 por ciento.
Clement prometió, además, que a partir de 2005 -coincidiendo, pues, con la entrada en vigor de la Hartz IV- todo desempleado por debajo de los 25 años recibirá una oferta "razonable y sólida" de empleo o una plaza de formación profesional. Sólo en el este se beneficiará a 190.000 jóvenes. Las medidas especiales de apoyo a la creación de empleo zanjaron, al menos de momento, la confrontación entre el Gobierno federal y los estados del este por la reforma laboral y alivia la situación especialmente para Platzeck, correligionario de Schroeder, quien en septiembre tiene convocadas elecciones en Brandeburgo.
Habrá un incentivo a las nuevas contrataciones -en forma de participación en los costes laborales generados por éstas- para aquellas regiones en las que el desempleo supere el 15 por ciento, anunció Clement.
Una medida elogiada por los líderes del este del país y por los sindicatos, que habían rechazado de plano los recortes para las personas que lleven mucho tiempo sin empleo, argumentado que no se puede "mandar a la pobreza" a quien no tiene perspectivas reales de encontrar trabajo. "Allí donde la situación es más grave, es donde más se debe actuar" para crear empleo, dijo hoy el primer ministro de Brandeburgo, el socialdemócrata Matthias Platzeck, para quien la medida anunciada por Clement es "un paso correcto" que responde a las aspiraciones del este.
La vicepresidenta de la Confederación de Sindicatos Alemanes (DGB), Ursula Engelen-Kefer, valoró positivamente lo que, en la práctica, serán "miniempleos" con ayuda estatal, aunque advirtió que no es suficiente para resolver el problema. Platzeck, como el resto de los jefes de los Gobiernos regionales del este, votó el viernes en la Cámara Alta (Bundesrat) contra el último apartado de la reforma, el llamado Hartz IV, que equipara a los desempleados de larga duración con los perceptores de ayuda social.
Transcurrido el periodo de 12 meses de plenas prestaciones -o año y medio, para los mayores de 55 años-, se pasará a una categoría equiparada con la ayuda social, con un pago de unos 350 euros mensuales, además de ayuda familiar y al alquiler de la vivienda. La medida había sido consensuada entre el Gobierno roji-verde y la oposición conservadora, mayoritaria en el Bundesrat, por lo que tenía asegurada la ratificación parlamentaria. Pese a conseguir el visto bueno, fue sintomática la formación en la cámara de representación territorial de un "bloque del este" que votó en contra, independientemente de su adscripción política.
Los argumentos de los líderes eran contundentes: en el este, con una media de paro del 18,1 por ciento -según datos de junio- y, sin perspectivas reales de empleo, no se pueden aplicar las mismas medidas que en el oeste, con un 8,1 por ciento de desempleados. Schroeder convocó a los líderes del este a la Cancillería, el lunes por la noche, tras advertir que no habría ni medidas especiales para el este, ni alteraciones a una ley, la Hartz IV, fruto de un largo camino negociador hasta lograr el consenso. Clement hizo hincapié al término de la reunión en que las medidas acordadas beneficiarán a toda región con más del 15 por ciento de desempleo, sea en el este o en el oeste.
El ministro aludió a una región de Renania del Norte-Westfalia -es decir, el estado del que es originario-, como ejemplo de zonas del oeste castigadas por la falta de empleo a las que se aplicará esa fórmula. Sin embargo, a nadie escapa -y asimismo lo admitió Clement- que el este será el principal destinatario de esas ayudas. Basta una ojeada a la estadística para constatarlo: el índice del desempleo oscila en el oeste del 5,9 por ciento de Baden-Württemberg al 13,2 por ciento de Bremen; en el este, los porcentajes van del 16,2 por ciento de Turingia al 19,9 de Sajonia-Anhalt. A pesar de que Clement se preocupó de hablar de "regiones" y no de "estados", salta a la vista que ni uno de los seis "laender" del antiguo territorio comunista está por debajo del 15 por ciento.
Clement prometió, además, que a partir de 2005 -coincidiendo, pues, con la entrada en vigor de la Hartz IV- todo desempleado por debajo de los 25 años recibirá una oferta "razonable y sólida" de empleo o una plaza de formación profesional. Sólo en el este se beneficiará a 190.000 jóvenes. Las medidas especiales de apoyo a la creación de empleo zanjaron, al menos de momento, la confrontación entre el Gobierno federal y los estados del este por la reforma laboral y alivia la situación especialmente para Platzeck, correligionario de Schroeder, quien en septiembre tiene convocadas elecciones en Brandeburgo.
