LD (Agencias) La reforma entrará en vigor el primer mes de 2007 y se liquidará en la campaña de la renta de 2008. Según el vicepresidente, Pedro Solbes, el 95 por ciento de los contribuyentes verán reducidos sus impuestos, con una rebaja media del 6 por ciento, aunque para el 60 por ciento de los españoles la rebaja será del 17 por ciento, según el anuncio hecho por el Gobierno. No obstante, la reforma queda lejos de las expectativas que había creado en un principio.
La primera propuesta fue la que llevó el PSOE a las elecciones como una de las estrellas del programa electoral en materia económica, y que consistía en adoptar un tipo marginal único. Este tipo de reforma está siendo adoptado en numerosos países de la Europa del Este. Pronto el ministro de Economía descartó esa posibilidad y se comenzó a hablar de dos tramos.
Finalmente serán cuatro: el primero del 15 por ciento hasta los 10.000 euros, seguido de otros tres del 24 por ciento hasta los 20.000 euros, el 35 por ciento hasta los 30.000 y del 43 por ciento en adelante. En un primer momento, cuando se hubo descartado el tipo marginal único, se pensó en un tipo máximo del 40 por ciento. Entonces se había planteado la posibilidad de reducir el tipo mínimo al 13 por ciento, pero finalmente se ha optado por mantenerlo, elevando el mínimo exento desde los 3.400 actuales a los 9.000 a partir de que se haga efectiva la reforma propuesta por el Gobierno. Cuando ya anunció Pedro Solbes que su reforma se limitaría a eliminar uno de los cinco tramos actuales, se preveía un tipo máximo del 40 por ciento, que al final se fijará en el 43. En la actualidad los cinco tramos del impuesto sobre la renta están marcados por tipos del 15, 24, 28, 37 y 45.
La tributación del ahorro también se reforma, introduciendo un tipo que comprenderá todas las formas de ahorro y que se fijará en el 15 por ciento. Esta unificación evitará que se produzca un sesgo en las formas de ahorro de origen puramente fiscal, y que introduce ineficiencias. Por otro lado, la reforma eleva notablemente los impuestos especiales y prevé la creación de tributos medioambientales. Subirán los impuestos del tabaco, el alcohol y los carburantes. Esta última subida de los impuestos se produce en un contexto de altos precios del petróleo y sus derivados.