L D (EFE)
Los tres etarras han sido condenados como autores de un delito de asesinato terrorista y deberán indemnizar conjuntamente a los herederos del fallecido con 300.000 euros (50 millones de pesetas). La sentencia considera probado que en la primavera de 1998, los tres procesados se hallaban integrados en el "comando Basurde" de ETA y decidieron asesinar al subteniente de la Guardia Civil Alfonso Parada, que se encontraba en la reserva. Para acabar con su vida, los activistas tenían pensado dispararle cuando transitara por las cercanías de su vivienda en la calle de las Juntas Generales, en Vitoria.
"A tal fin los tres procesados comprobaron sobre el terreno la información concerniente a Alfonso Parada que habían recibido de otros miembros de ETA", relata la sentencia de la Sección Primera de la Sala de lo Penal. Los miembros del "comando Basurde" intentaron perpetrar su acción en la semana anterior al 8 de mayo, pero no lo consiguieron ya que Alicia Sáez de la Cuesta se retrasó en su llegada al punto de reunión. A las dos de la tarde del 8 de mayo, los tres etarras esperaban a su objetivo a las puertas de su casa y mientras Saez de la Cuesta protegía la operación en las cercanías, Novoa esperaba en un coche para facilitar la huida y Martínez de Osaba era el encargado de ejecutar el asesinato.
Cuando el subteniente llegaba a su casa, Martínez de Osaba le descerrajó un disparo "a corta distancia contra el cráneo" que le entró por la parte izquierda y, tras atravesar las estructuras encefálicas, salió por la región derecha. El subteniente de la Guardia Civil murió al día siguiente de sufrir el atentado, indica la resolución, que explica que la pistola Sig Sauer 9 milímetros Parabellum con la que se perpetró la acción fue hallada el 23 de diciembre de 1999 en el domicilio de Martínez de Osaba.
"A tal fin los tres procesados comprobaron sobre el terreno la información concerniente a Alfonso Parada que habían recibido de otros miembros de ETA", relata la sentencia de la Sección Primera de la Sala de lo Penal. Los miembros del "comando Basurde" intentaron perpetrar su acción en la semana anterior al 8 de mayo, pero no lo consiguieron ya que Alicia Sáez de la Cuesta se retrasó en su llegada al punto de reunión. A las dos de la tarde del 8 de mayo, los tres etarras esperaban a su objetivo a las puertas de su casa y mientras Saez de la Cuesta protegía la operación en las cercanías, Novoa esperaba en un coche para facilitar la huida y Martínez de Osaba era el encargado de ejecutar el asesinato.
Cuando el subteniente llegaba a su casa, Martínez de Osaba le descerrajó un disparo "a corta distancia contra el cráneo" que le entró por la parte izquierda y, tras atravesar las estructuras encefálicas, salió por la región derecha. El subteniente de la Guardia Civil murió al día siguiente de sufrir el atentado, indica la resolución, que explica que la pistola Sig Sauer 9 milímetros Parabellum con la que se perpetró la acción fue hallada el 23 de diciembre de 1999 en el domicilio de Martínez de Osaba.
