La muerte en Bilbao de dos etarras al estallarles la bomba que manipulaban es, junto a la tibia respuesta española al último desplante del Gobierno marroquí, la noticia más destacada en las portadas de este martes. Los editoriales también siguen dedicando atención a los resultados de las elecciones alemanas y a la negativa de IU a respaldar a los nacionalistas en su querella criminal contra el juez Garzón.
Si bochornosa ha sido la débil y tibia reacción del Gobierno ante la nueva humillación de Rabat, no menos vergonzosa es la valoración de los editoriales que secundan esa actitud. Tan solo ABC se limita a considerar en su titular de portada que “Asuntos Exteriores responde con tibieza a Benaissa, al que sólo pide una nueva reunión”. El Mundo, con su titular “España acusa a Marruecos de fabricar incidentes y mentir” da un tono de contundencia a la reacción española que, desgraciadamente, no se corresponde con la realidad. En la misma línea que ABC, el titular —que no el editorial— de El País considera que “El Gobierno español elude una réplica dura a Marruecos para rebajar la tensión”. El titular de La Razón, por su parte, se limita a decir que “Rabat rompió la cita de Madrid por las elecciones”, mientras que el de La Vanguardia dice que “Marruecos vuelve a tensar las relaciones con España”.
Así pues, sólo el editorial de ABC, y de forma muy tímida, se atreve a preguntarse: ¿Ha llegado ya el momento de que Exteriores abandone su tibieza y deje de poner la otra mejilla de forma sistemática? Quizá sí”.
Pues no. Está visto que Ana Palacio insiste —pese a sus pésimos resultados— en esa línea masoquista y pusilánime que le ha hecho merecedora de ser considerada como el ministro más incompetente de los que ha tenido los Gobiernos del PP. La muy cándida —por utilizar una calificativo diplomático— aun habla de “malentendido” y su única reacción es la de esperar otro encuentro.
ABC dice que, “aunque la reunión venía tocada de antemano por la exigencia de Rabat de incluir Ceuta y Melilla en la agenda, siempre es bienvenido un cara a cara que contribuya a restaurar la confianza”. Pues no. Si Rabat insistía en incluir Ceuta y Melilla en la agenda, Palacio sencillamente se debía haber negado a tomar parte en esa farsa. En lugar de eso, accedió y, encima, es Benaisa el que la deja plantada... Una nueva muestra práctica de adonde nos lleva eso de querer contentar al que no se va a contentar...
Pero en fin, aunque sea tardía y parcialmente, al menos ABC reacciona y considera que “quizás ha llegado el momento de mostrarse más firme en las formas y no pasar por alto ni un solo desprecio más. Puestas así las cosas, la debilidad mostrada por el Gobierno hasta ahora debe dar paso a una política más contundente, el único lenguaje que parecen entender las autoridades de Rabat”.
El Mundo, por su parte, se limita en su editorial a considerar que Marruecos es “un vecino maleducado que provoca y engaña”, pero no hace crítica alguna a nuestro Gobierno por consentir y tolerar esa “mala educación”.
Pero sin duda, son los editoriales de La Razón y El País, los que más sonrojo nacional provocan. Si el pasado fin de semana, Anson y Pedro J. se liaban en una patética disputa para ver cuál de los dos cuenta con más influencia en el Gobierno, el presidente de La Razón también parece dispuesto a competir con El País por el favor del Ejecutivo marroquí. Y es que, desgraciadamente y vistas las cosas, en esto tampoco supone enfrentarse al Ejecutivo de Aznar.
Considera La Razón que “conviene a España huir en estos momentos de gestos duros, ante el diplomático bofetón marroquí”. Llega incluso a considerar que “el antecedente del uso de la fuerza en la recuperación de Perejil, y la misma reacción de la Armada en la tarde del domingo, lo permiten y hacen pensar que detrás de la moderación de nuestro Ministerio de Asuntos Exteriores, existe una política real de firmeza”. ¿Pero como puede tener La Razón la desvergüenza de invocar el antecedente de Perejil si la intervención militar fue tomada tardíamente por Aznar contra el criterio manifestado por esa incompetente ministra y contra la opinión, entre otros diarios, de La Razón?. Lo que ha mostrado Perejil es la falta de coherencia y de consecuencia de nuestro Gobierno que, tras aceptar estúpidamente la mediación de EEUU, ahora ni siquiera se atreve a defender públicamente la soberanía española del peñón.
Si el diario La Razón fue en la crisis de Perejil objeto de público agradecimiento por parte de los medios gubernamentales marroquíes, no menos reconocimiento deberían mostrar con el diario El País. Considera el diario de Polanco que “dos no discuten si uno no quiere, y el fútil incidente no merece solemnizarse”. Insiste El País en esa cantinela de que las relaciones entre Marruecos y España, “tan importantes para los dos países en tantos ámbitos, merecen un poco de paciencia”. “Lo prioritario es restablecer la confianza y la lealtad mutuas. Mientras no se imponga el sentido común y para no fomentar demagogias fáciles, Madrid hará bien en tratar con guante de seda todo lo concerniente a Perejil, sobrevuelos militares incluidos”.
Vamos, que aun reprocha a nuestro Ministerio de Defensa su simple deber de vigilancia del acuerdo... El colmo.
Entre la simple necedad y los intereses inconfesables, así se mueve nuestro “cuarto poder”. Así va el "primero".
Campanas al vuelo ante la operación de maquillaje de IU
Al tratar ayer el desmarque de IU de la querella contra Garzón, concluíamos nuestra Revista de Prensa diciendo que “en este asunto de la política antiterrorista en que las cuestiones mínimas son celebradas como proezas, todo es posible. Hasta los elogios a IU...”. Pues bien, no ha tardado La Razón ni veinticuatro horas en hacer realidad esa afirmación que —reconocemos— lanzábamos más como recurso retórico que como pronóstico. El diario de Anson sitúa hoy “en alza” a Llamazares, a Alcaraz y a Rosa Aguilar para elogiar a IU por desmarcarse de la querella de marras. Lo mismo hizo la semana pasada cuando puso “en Alza” a Ibarretxe por el simple hecho de movilizar a la Ertzaintza —aunque lo hiciera deliberadamente tarde y mal— contra Batasuna. Cuando tras ese inmerecido elogio los nacionalistas se negaron dos días después a cumplir el auto de Garzón e Ibarretxe anunció la querella contra Garzón, corrió Anson a borrar de la hemeroteca digital de su diario esas alabanzas al lehendakari que tan pronto se habían evidenciado inmerecidas y prematuras.
Parece que Anson no ha aprendido del error —o le ha tomado gusto a ese torpe recurso de no dejar constancia de él— y hoy se vuelve a precipitar con inmerecidos elogios a IU. La decisión de no participar en la querella contra Garzón no borra la complicidad efectiva que IU —incluidos Rosa Aguilar, Llamazares y Alcaraz— brindan a Batasuna y su fidelidad a Estella. La misma razón alegada por Llamazares para ese cambio de actitud diciendo que “IU no quiere elevar la confrontación que sólo beneficia al PP” ya es indicativa de lo poco merecidos que son los elogios que le brinda La Razón. Aquí no ha habido, en ese tono jesuitón tan característico de Madrazo, ni arrepentimiento ni propósito de enmienda. Sólo un muy limitado cálculo electoral y la constancia de que, aunque IU apoyara la querella, esta no tenía viso alguno de prosperar en los tribunales, dada su disparatada naturaleza.
De la misma forma que no hay que ver cambio positivo alguno en la actitud de los nacionalistas al decidir ahora Atutxa que el Parlamento vasco no se querellará contra Garzón, no hay que dar valor ni merito alguno al mero maquillaje con el que encubre IU su complicidad efectiva con los nacionalistas.
El hecho, el incuestionable hecho, es que Izquierda Unida sigue arremetiendo contra el juez y exigiendo que cambie de actitud. El hecho —mucho más grave— es que IU sigue del brazo de los nacionalistas en la ilegal desobediencia del auto de suspensión de Batasuna. El hecho es que IU sigue manteniendo un gobierno nacionalista que está en claro desafío a nuestro Estado de Derecho. En estas circunstancias, elogiar a IU es un error de bulto que se pagará pronto. Nuevamente, tiempo al tiempo...

Palacio vuelve a poner la otra mejilla
En España
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