El País
no hace referencia ni en su portada ni en su editorial a la decisión de los senadores y concejales de Madrid de no saludar a Jatamí. En lugar de eso, publica una entrevista en la que el fanático dirigente islamista trata de hacer presentable y comprensible la sistemática violación de derechos humanos que padece Irán.
Su editorial asegura que, “no siendo menor”, la polémica sobre el protocolo se ha exgerado, cuando no manipulado”. Empieza con un fácil recurso como es refutar una acusación que nadie ha formulado. Así comienza advirtiendo que “la parte iraní nunca pidió que las mujeres presentes en los actos con Jatamí llevaran la cabeza cubierta”. Hombre, eso faltaba, eue además de imponer a sus anfitriones que no beban vino y de negarse a estrechar la mano a las mujeres, encima obligara a cubrirse con el hiyab a nuestras representantes políticas.
Pero ya que El País saca esta cuestión a colación, hay que decir que igual de vergonzoso e igual de insultante para nuestros valores constitucionales es que nuestras ministras se pongan ese pañuelo que simboliza la sumisión de la mujer al hombre en España como en Irán. La dignidad y la igualdad de la mujer al hombre es un valor universal que no debe quedar en suspenso al cruzar las fronteras.
Pero el diario de Polanco hace una cosa aun más abyecta: Dice que la hiyab es como una “tradición que respetan nuestras ministras cuando visitan al Papa”. Vamos, que el El País debe referirse a la peineta y la mantilla, que efectivamente son una tradición, pero que, a diferencia de la hiyab, no simboliza sumisión alguna por parte de la mujer al hombre. Una tradición además que las españolas pueden ostentar libremente —incluso los españoles si les da la gana— y no obligatoriamente bajo pena de cárcel como ocurre en Irán. En cuanto que a un hombre tuviera la ocurrencia de llevar hiyab en Irán lo más probable es que fuera encarcelado cuando no ejecutado por el infame pecado de ser homesexual...
Después de esta despreciable equiparación, El País dice que “el hecho de que las mujeres no pudieran saludar a Jatamí con el contacto físico de un mero apretón de manos revela aspectos poco deseables de este integrismo islámico. Pero la mínima cortesía exigía no obligar al invitado a ir contra sus creencias”.
“Poco deseable”, dice este cómplice de toda causa que sea antioccidental. Sin embargo, lo que exigía “la mínima cortesía” y la dignidad de la mujer era que Jatamí saludara a sus anfitrionas. Con la lógica liberticida de El País y para afrenta de nuestros más altos valores constitucionales, su editorialista vería bien que Hitler no saludara a los judios, porque la “mínima cortesía exige no obligar al invitado a ir contra sus creencias”. Sean estas, pues, las que sean.
Aunque no tan evidente, otra patraña que conviene desmontar es esa del “diálogo entre Civilizaciones” a la que se ha apuntado Jatamí para buscar impunidad a sus crímenes, pero que El País y otros diarios celebran como algo positivo. Ciertamente Huntington no tiene razón al hablar de guerra de civilizaciones, porque lo que hay -y debe haber- es un enfrentamiento de la civilización contra la barbarie. Ese “diálogo”, que algunos también quieren con los terroristas, sólo escuda un nihilismo ético y un relativismo moral.
Si Europa tuvo que sumirse a la Civilización que proscribía la quema del hereje o la discriminación por raza, credo o sexo, también lo han de hacer el resto del planeta, porque la dignidad del hombre y los valores que ella sustenta son universales y se traicionan cuando sólo se exigen encerrados en determinadas fronteras.
Dice Jatamí con total desfachatez que “los iraníes quieren libertad e independencia en el marco de valores religiosos y culturales”. La cuestión es que esos “valores religiosos y culturales” —y sino lean el Corán— son esencial y precisamente liberticidas y niegan la independencia del individuo. Ese deseo de Jatamí recuerda enormemente aquella proclama de Adolf Hitler que aseguraba que “el pueblo alemán alcanzaría su emancipación y su libertad en los pilares del nacionalsocialismo”. Vamos, lo mismo, pero sin turbante.
El País y las excarcelaciones de etarras
La capitulación del Gobierno del PP con el asunto de Jatamí ha evitado discrepancias con el País, pero este diario se encarga de dejar claro que no va a dejar de arremeter contra el Ejecutivo de Aznar por muchos giros al centro que este dé. Así tiene que recurrir, con una semana de retraso, a arremeter contra El Ejecutivo por su “burda injerencia” contra la Juez Alonso cuya última excarcelación de etarras ha puesto en libertad al autor de seis asesinatos que sólo había cumplido doce de los casi trescientos años de cárcel al que había sido condenado.
Lo “lamentable” para El País no es la repugnante impunidad y el escarnio para las víctimas y para la inmensa mayoría de los ciudadanos que supone esas excarcelaciones, sino “ver a todo un vicepresidente primero del Gobierno dedicar una buena parte de la conferencia de prensa tras la reunión del Consejo de Ministros a poner en entredicho el proceder profesional de una juez”.
Si algo hay que criticar de Rajoy es la suavidad y la timidez con la que comentó esa noticia que ocupó la portada de todos los diarios, inluido El País . Porque, a diferencia de lo que dice este diario, el Gobierno sigue en buena parte preso de esta estúpida pero políticamente correcta premisa de no comentar los autos judiciales.
El editorial de El País muestra tal animadversión al Gobierno que llega a decir que la crítica a la excarcelación de esos etarras “es una burda injerencia del Gobierno, más dañina para el Estado de Derecho y la democracia que cualquier dislate judicial, por aberrante que sea”.
La verdad es que El País se retrata con semejante afirmación. Que tome buena nota el Gobierno y, de paso, que siga criando cuervos...
Resumen de prensa
La muerte del director de Cine Juan Antonio Bardem, la dimisión en Israel de los ministros laboristas del Gobierno de Sharon y la decisión de los senadores y los concejales de Madrid de no saludar a Jatamí son las noticias que más diarios llevan a sus primeras páginas.
El Mundo , sin embargo, da prioridad a la denuncia de la Fiscalía contra Ybarra y sus 19 consejeros a los que acusa de “expoliar” al BBV. Un titular a tres columnas dice también en su portada que “Rajoy y Rato asumen el liderazgo y vapulean al PSOE en el Congreso”, un pleno al que también hace referencia el principal titular de ABC que dice que “El Gobierno reacciona, descalifica el efecto Zapatero y critica su falta de programa”. El principal titular de La Vanguardia dice que Aznar acusa a los alcaldes socialistas de cobrar más impuestos.
La Razón dedica su principal espacio de portada a la muerte de Bardem, mientras que El País da prioridad a la entrevista a Jatamí que hoy publica su diario en la que el dirigente inaní asegura que “un ataque a Irak sería terrible para la zona del mundo con más petróleo”.
Finalmente, el desenlace del secuestro en el teatro de Moscú sigue ocupando la atención de algunas portadas con la detención ayer en Dinamarca de un lider checheno acusado por Moscú de terrorismo y con la revelación del Gobierno de Putin de que el gas empleado fue el fentanyl, cien veces más portente que la heroína.
Además de las que llevan en portada, muchos editoriales comentan noticias que no son del día, pero que merece la pena destacar. Este es el caso de El País que, además de salir en defensa de Jatamí, dedica otro editorial a arremeter contra el Gobierno por su supuesta “injerencia” contra Ruth Alonso, la juez que ha decidido excarcelar etarras con una mínima parte de su pena cumplida.
Uno de los editoriales de La Razón analiza el mercado de alquiler de viviendas y sale en defensa de la escandalosa iniciativa del Gobierno de gravar más fiscalmente las “casas vacías”. ABC , aunque no muy contundente, hace una merecida crítica a la decisión del Gobierno de “dar marcha atrás” y “esconder” el homenaje a la bandera.
Su editorial asegura que, “no siendo menor”, la polémica sobre el protocolo se ha exgerado, cuando no manipulado”. Empieza con un fácil recurso como es refutar una acusación que nadie ha formulado. Así comienza advirtiendo que “la parte iraní nunca pidió que las mujeres presentes en los actos con Jatamí llevaran la cabeza cubierta”. Hombre, eso faltaba, eue además de imponer a sus anfitriones que no beban vino y de negarse a estrechar la mano a las mujeres, encima obligara a cubrirse con el hiyab a nuestras representantes políticas.
Pero ya que El País saca esta cuestión a colación, hay que decir que igual de vergonzoso e igual de insultante para nuestros valores constitucionales es que nuestras ministras se pongan ese pañuelo que simboliza la sumisión de la mujer al hombre en España como en Irán. La dignidad y la igualdad de la mujer al hombre es un valor universal que no debe quedar en suspenso al cruzar las fronteras.
Pero el diario de Polanco hace una cosa aun más abyecta: Dice que la hiyab es como una “tradición que respetan nuestras ministras cuando visitan al Papa”. Vamos, que el El País debe referirse a la peineta y la mantilla, que efectivamente son una tradición, pero que, a diferencia de la hiyab, no simboliza sumisión alguna por parte de la mujer al hombre. Una tradición además que las españolas pueden ostentar libremente —incluso los españoles si les da la gana— y no obligatoriamente bajo pena de cárcel como ocurre en Irán. En cuanto que a un hombre tuviera la ocurrencia de llevar hiyab en Irán lo más probable es que fuera encarcelado cuando no ejecutado por el infame pecado de ser homesexual...
Después de esta despreciable equiparación, El País dice que “el hecho de que las mujeres no pudieran saludar a Jatamí con el contacto físico de un mero apretón de manos revela aspectos poco deseables de este integrismo islámico. Pero la mínima cortesía exigía no obligar al invitado a ir contra sus creencias”.
“Poco deseable”, dice este cómplice de toda causa que sea antioccidental. Sin embargo, lo que exigía “la mínima cortesía” y la dignidad de la mujer era que Jatamí saludara a sus anfitrionas. Con la lógica liberticida de El País y para afrenta de nuestros más altos valores constitucionales, su editorialista vería bien que Hitler no saludara a los judios, porque la “mínima cortesía exige no obligar al invitado a ir contra sus creencias”. Sean estas, pues, las que sean.
Aunque no tan evidente, otra patraña que conviene desmontar es esa del “diálogo entre Civilizaciones” a la que se ha apuntado Jatamí para buscar impunidad a sus crímenes, pero que El País y otros diarios celebran como algo positivo. Ciertamente Huntington no tiene razón al hablar de guerra de civilizaciones, porque lo que hay -y debe haber- es un enfrentamiento de la civilización contra la barbarie. Ese “diálogo”, que algunos también quieren con los terroristas, sólo escuda un nihilismo ético y un relativismo moral.
Si Europa tuvo que sumirse a la Civilización que proscribía la quema del hereje o la discriminación por raza, credo o sexo, también lo han de hacer el resto del planeta, porque la dignidad del hombre y los valores que ella sustenta son universales y se traicionan cuando sólo se exigen encerrados en determinadas fronteras.
Dice Jatamí con total desfachatez que “los iraníes quieren libertad e independencia en el marco de valores religiosos y culturales”. La cuestión es que esos “valores religiosos y culturales” —y sino lean el Corán— son esencial y precisamente liberticidas y niegan la independencia del individuo. Ese deseo de Jatamí recuerda enormemente aquella proclama de Adolf Hitler que aseguraba que “el pueblo alemán alcanzaría su emancipación y su libertad en los pilares del nacionalsocialismo”. Vamos, lo mismo, pero sin turbante.
El País y las excarcelaciones de etarras
La capitulación del Gobierno del PP con el asunto de Jatamí ha evitado discrepancias con el País, pero este diario se encarga de dejar claro que no va a dejar de arremeter contra el Ejecutivo de Aznar por muchos giros al centro que este dé. Así tiene que recurrir, con una semana de retraso, a arremeter contra El Ejecutivo por su “burda injerencia” contra la Juez Alonso cuya última excarcelación de etarras ha puesto en libertad al autor de seis asesinatos que sólo había cumplido doce de los casi trescientos años de cárcel al que había sido condenado.
Lo “lamentable” para El País no es la repugnante impunidad y el escarnio para las víctimas y para la inmensa mayoría de los ciudadanos que supone esas excarcelaciones, sino “ver a todo un vicepresidente primero del Gobierno dedicar una buena parte de la conferencia de prensa tras la reunión del Consejo de Ministros a poner en entredicho el proceder profesional de una juez”.
Si algo hay que criticar de Rajoy es la suavidad y la timidez con la que comentó esa noticia que ocupó la portada de todos los diarios, inluido El País . Porque, a diferencia de lo que dice este diario, el Gobierno sigue en buena parte preso de esta estúpida pero políticamente correcta premisa de no comentar los autos judiciales.
El editorial de El País muestra tal animadversión al Gobierno que llega a decir que la crítica a la excarcelación de esos etarras “es una burda injerencia del Gobierno, más dañina para el Estado de Derecho y la democracia que cualquier dislate judicial, por aberrante que sea”.
La verdad es que El País se retrata con semejante afirmación. Que tome buena nota el Gobierno y, de paso, que siga criando cuervos...
Resumen de prensa
La muerte del director de Cine Juan Antonio Bardem, la dimisión en Israel de los ministros laboristas del Gobierno de Sharon y la decisión de los senadores y los concejales de Madrid de no saludar a Jatamí son las noticias que más diarios llevan a sus primeras páginas.
El Mundo , sin embargo, da prioridad a la denuncia de la Fiscalía contra Ybarra y sus 19 consejeros a los que acusa de “expoliar” al BBV. Un titular a tres columnas dice también en su portada que “Rajoy y Rato asumen el liderazgo y vapulean al PSOE en el Congreso”, un pleno al que también hace referencia el principal titular de ABC que dice que “El Gobierno reacciona, descalifica el efecto Zapatero y critica su falta de programa”. El principal titular de La Vanguardia dice que Aznar acusa a los alcaldes socialistas de cobrar más impuestos.
La Razón dedica su principal espacio de portada a la muerte de Bardem, mientras que El País da prioridad a la entrevista a Jatamí que hoy publica su diario en la que el dirigente inaní asegura que “un ataque a Irak sería terrible para la zona del mundo con más petróleo”.
Finalmente, el desenlace del secuestro en el teatro de Moscú sigue ocupando la atención de algunas portadas con la detención ayer en Dinamarca de un lider checheno acusado por Moscú de terrorismo y con la revelación del Gobierno de Putin de que el gas empleado fue el fentanyl, cien veces más portente que la heroína.
Además de las que llevan en portada, muchos editoriales comentan noticias que no son del día, pero que merece la pena destacar. Este es el caso de El País que, además de salir en defensa de Jatamí, dedica otro editorial a arremeter contra el Gobierno por su supuesta “injerencia” contra Ruth Alonso, la juez que ha decidido excarcelar etarras con una mínima parte de su pena cumplida.
Uno de los editoriales de La Razón analiza el mercado de alquiler de viviendas y sale en defensa de la escandalosa iniciativa del Gobierno de gravar más fiscalmente las “casas vacías”. ABC , aunque no muy contundente, hace una merecida crítica a la decisión del Gobierno de “dar marcha atrás” y “esconder” el homenaje a la bandera.
