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Más de un “prestige” a la deriva

La catástrofe del “Prestige”, la condena del ex primer ministro italiano, Gulio Andreotti, a 24 años de cárcel por instigar el asesinato de un periodista y el padrinazgo de Aznar de la refundación del centro-derecha francés constituyen el denominador común de las portadas de prensa de este lunes.

Cada diario, sin embargo, dedica su más destacado titular a noticias diferentes. El Mundo continúa dando prioridad a su campaña contra el actual presidente de Telefónica y destaca que “en el crédito de Alierta consta que era para comprar acciones de Tabacalera”. El País da relevancia a que “el Ministerio de Defensa considera que la inmigración ilegal amenaza la seguridad nacional”. La Razón destaca que “el Ejército, sin soldados, tiene ya tantos mandos como tropas”. Finalmente, los principales titulares de ABC y La Vanguardia coinciden en destacar que el desastre ecológico paraliza a 4.500 pescadores en Galicia y que supondrá un coste de 90 millones de euros.

Otras noticias del día señaladas en varias portadas son la decisión de Israel de invalidar los acuerdos de Oslo con la ocupación total de Hebrón y la ampliación de sus colonias, la llegada hoy a Irak de los inspectores de la ONU o la decisión del Ministerio de Justicia de regular pro primera vez las condiciones para acceder a la abogacía.

El diario El Mundo, tal y como considera su editorial, da “un salto cualitativo” en el “caso Alierta” al asegurar hoy que “en la querella de la Fiscalía Anticorrupción figura que en la póliza del crédito de 400 millones de pesetas concedido por el Banco Urquijo a Creaciones Baluarte, una sociedad de César Alierta y su esposa, figuraba una cláusula en la que se estipulaba que la suma prestada sería empleada de forma exclusiva en comprar acciones de Tabacalera, como así hizo su sobrino meses después tras quedarse aparentemente con la sociedad y el crédito”.

Para El Mundo esta información “pone de relieve que César Alierta no dijo la verdad el pasado 8 de enero” cuando aseguró desconocer si su sobrino había adquirido los títulos de Tabacalera.

Lo más destacado, sin embargo, de lo que cuenta hoy El Mundo es que la CNMV conocía esa supuesta cláusula por la que Alierta se comprometia ante el Banco Urquijo a destinar el crédito a la adquisición de títulos de la empresa que presidía. Siempre dando credibilidad a la querella de Jiménez Villarejo, El Mundo considera que “con esta información queda igualmente malparada la CNMV, que archivó su investigación a pesar de conocer la cláusula del crédito, y queda por aclarar el papel de su entonces secretario y jefe jurídico, Alonso Ureba, posteriormente fichado por Alierta”.

Evidentemente la cuestión está en a quién se da credibilidad, si al fiscal Jiménez Villarejo o al propio Alierta. Incluso si damos la credibilidad que ciertamente no merece su historial al fiscal, parece bastante absurdo, con todo, que Alierta dejara constancia por escrito de un compromiso de inversión que, dado su cargo, era ilícito. Aun admitiendo que Alierta hubiera pretendido especular en bolsa utilizando información privilegiada de su empresa, ya es bastante ingenuo hacerlo a través de un testaferro tan próximo y detectable como es un sobrino. Pero, encima, hacerlo dejando constancia escrita de una ilicitud en la cláusula del crédito es suponer que El Mundo no sólo considera a Alierta como carente de escrúpulos sino también de inteligencia.

En cualquier caso, algo es indiscutible. Y es que la información de El Mundo fácilmente se podrá refutar o confirmar. Si no tiene porque haber dificultad en comprobar si en el crédito existía esa cláusula que garantizaba que el dinero prestado se destinaría a la adquisición de títulos de la empresa que entonces presidía Alierta, tampoco habría de haber muchos obstáculos para conocer si efectivamente la CNMV sabía la finalidad del crédito. Alierta y la CNMV se juegan mucho en la aclaración de esta cuestión, pero Jiménez Villarejo también.

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