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Mayor, a Fernández Díaz: "Las peores mentiras son las verdades a medias"

Mayor Oreja explotó tras escuchar del ministro que ETA está derrotada: "No está derrotada, está a punto de ganar las elecciones".  

Fueron casi dos horas de debate intenso y vibrante. En ocasiones duro, con reproches y correcciones. El Partido Popular se fracturó de puertas para adentro para escenificar dos opiniones muy distintas sobre un particular: la excarcelación del etarra Bolinaga, obligada por ley según el Gobierno y matizable según un sector propio que no se achantó pese a que quien presenció y participó en el rifirrafe era ni más ni menos que Mariano Rajoy.

El Comité Ejecutivo, con el que el partido abría formalmente el curso político, se convirtió en un monólogo sobre la política antiterrorista en el momento en el que Jorge Fernández Díaz pidió turno de palabra para explicar por qué decidió otorgarle el tercer grado al asesino de tres guardias civiles y secuestrador de José Antonio Ortega Lara. Se levantó físicamente e inició su alocución, de casi una hora. El ministro afirmó que "la ley es la ley" y no permite dobles lecturas, y que no había ordenado nada que no se hubiera hecho antes. Siguió la línea que esgrimió el propio Rajoy este domingo: "Siempre que se ha producido, afectara a quien afectara, una situación de estas características, se ha actuado igual, gobernara el PP o gobernara el PSOE".

El auditorio -la cúpula del PP compuesta por barones regionales, miembros del Gobierno y cargos orgánicos- le escuchaba en silencio. Fernández Díaz se explayó sobre lo ocurrido con los gobiernos de José María Aznar e, incluso, utilizó el caso del secuestro y asesinado de Miguel Ángel Blanco para insistir en que ni entonces se cedió ni tampoco ahora. Una firmeza, también de la ciudadanía, que le llevó a concluir su intervención con un triunfalista "ETA ha sido derrotada".

Apenas tuvo tiempo el titular de Interior de sentarse y su antecesor en el cargo ya pedía la venia; "tenía que saltar", le dijo a su entorno pese a que no lo tenía previsto. Sereno, pese a que sabía que sus palabras iban a chocar frontalmente con la versión oficial, lo primero que hizo Jaime Mayor Oreja fue matizar con cierta amargura la última afirmación de Fernández Díaz: "Jorge, ETA no está derrotada, ETA está a punto de ganar las elecciones", le espetó. El ambiente se volvió entonces de gran tensión.

El eurodiputado estuvo alrededor de quince minutos hablando, siempre relajado. Y sin que su carismático tono de voz sufriera alteración ninguna le dijo al ministro que mentía al comparar la excarcelación de Bolinaga con las llevadas a cabo en la época de Aznar. "No digas que esta excarcelación es la misma que cuando yo era ministro", le dijo. Se fundó en la batalla judicial emprendida: "Ilegalizamos Batasuna" porque, continúan próximos a su idea, "teníamos claro lo que es ETA y no ahora que los tenemos en las instituciones".

"Ni en Zurich negociamos con ETA como dicen los socialistas ni esto es lo mismo", reiteró Mayor Oreja sobre el salvoconducto puesto al etarra. Tal vez una de las frases más demoledoras de la intervención espontánea del exministro llegara entonces: "Las peores mentiras son las verdades a medias", le recriminó a Fernández.

Aguirre: "No le hubiera excarcelado"

Mayor Oreja tuvo una aliada en su exposición: Esperanza Aguirre. La presidenta de la Comunidad de Madrid convino con el ministro en que no se ha saltado la ley, pero añadió que la legislación permite una interpretación diferente a la realizada. "Yo no hubiera excarcelado a Bolinaga", dijo ante el órgano interno, reunido en la segunda planta de la sede popular. Ya por entonces la maquinaria del PP retrasaba la rueda de prensa de su número dos, en principio prevista a la una de la tarde, y empezaba a filtrarse que el caso del etarra estaba siendo discutido.

Dos actores más participaron antes de que Rajoy diera su particular golpe en la mesa. Primero Antonio Basagoiti, que reclamó que lo vivido sirviera para zanjar el debate interno porque él, a las puertas de unas elecciones decisivas, necesita de unidad. "Le estamos haciendo la campaña a Batasuna", advirtió. Le siguió José Manuel García Margallo, que echó mano de sus conocimientos de la Unión Europea para augurar que vienen tiempos complicados: Escocia celebrará un referéndum dentro de dos años y tanto el entorno de ETA como los nacionalistas querrán utilizarlo, alertó. Un argumento que utilizó para pedir confianza ciega en el Gobierno: "Hay que apoyar a Rajoy como en su día apoyamos a Aznar".

La respuesta del presidente cerró una de las disputas más agrias en meses. Primero, intentó la conciliación: "Todos los ministros del Interior del PP han actuado con escrupuloso cumplimiento de la ley". Esto es: "ateniéndose a la legislación, las resoluciones judiciales y con el objetivo de derrotar a ETA", según reprodujo María Dolores de Cospedal.

Incluso oficialmente se calificó de "extraordinariamente importante" el debate. Rajoy intentó zanjarlo solemnizando que "el Gobierno no se siente heredero ni admite la herencia de nada que hubiera hecho el PSOE con presuntas o posibles negociaciones". Aún más, "ni he negociado ni negociaré. Ni admito chantaje, ni lo admitiré", afirmó el presidente. Génova aseguró que, tras ello, nadie puso en duda la política antiterrorista. El caso quedó cerrado, en opinión de Cospedal. Uno de los implicados contesta: "No es así. Cada uno dimos nuestra opinión y salimos de esa sala refrendándonos en lo que pensábamos".

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