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El Gobierno desdeña "las palabras" en favor de "los hechos" en Cataluña

La consulta no cabe en la Constitución. Así se lo dice por carta Rajoy a Mas. "Serenidad y fortaleza", resumió su portavoz, que defendió el diálogo.

La carta del presidente del Gobierno ya está redactada. Apartando las formas, que serán como siempre buenas, el fondo de la cuestión que le transmitirá a Artur Mas es que ningún tipo de referéndum que no afecte al conjunto nacional tiene cabida en el ordenamiento jurídico. Así lo avanzó en la víspera este diario y lo corroboró Soraya Sáenz de Santamaría al término del Consejo de Ministros, destacando que el Tribunal Constitucional ha sido muy claro en este sentido.

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Mariano Rajoy no romperá la comunicación. De hecho, en una semana de enorme complejidad por la demostración de fuerza independentista, apenas ha tenido actos públicos para evitar pronunciarse y que la relación se deteriore todavía más. En su última aparición, este miércoles en el Congreso, evitó las preguntas de los periodistas. El presidente no quiere romper puentes a pesar de que, según sus asesores, es consciente de que Mas parece haber tomado un camino de no retorno. Si nada funciona y se convoca la consulta, Rajoy ya ha dicho a sus próximos que recurrirá ante el Alto Tribunal e impedirá que se celebre.

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Hasta que llegue ese momento, que el Gobierno trata de impedir, la vicepresidenta quiso dejar claro que Rajoy mantiene "la misma posición". Si bien, y al contrario de lo hecho por el propio presidente -que en su última comparecencia rehusó cualquier tipo de advertencia-, Sáenz de Santamaría puso encima de la mesa "un límite claro" que no es otro que "cumplir y hacer cumplir" el texto común. "Ése es el margen del que no se va a salir", enfatizó en una comparecencia monopolizada por la cuestión catalana. Una estrategia que resumió con dos palabras: "Serenidad" y "fortaleza".

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El Gobierno tomó la decisión de endurecer su discurso, aunque sin estridencias, tras constatar el descontento de sectores próximos a su política de perfil plano. Causó alarma el editorial de ABC, por ejemplo. Y de ahí que, con solemnidad, Sáenz de Santamaría no paró de comparar al Ejecutivo como el valedor de la Constitución "que todos debemos cumplir". Una máxima que ha llevado al Ejecutivo a recurrir ante el TC en los últimos meses varias decisiones de la Generalidad, como hoy se encargaban de recordar asesores gubernamentales.

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Es lo que la vicepresidenta denominó "firmeza" no a través de las "palabras" -"No hay que exteriorizarla con palabras", dijo- si no mediante "los hechos". Y sobre la posibilidad de transgredir las leyes, Rajoy "es un muro", añadieron al más alto nivel, en relación a lo publicado por este periódico. "Hay que buscar el punto medio", añadieron las mismas fuentes, "ni tanto ni tampoco" y evitando crear "victimismo".

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Negociación fiscal "multilateral"

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En ese contexto, el Gobierno sí quiso ofrecer un titular redondo con el que tranquilizar a quienes le exigen más contundencia: "El referéndum no entra en el marco de la Constitución", respondió la portavoz. Así, de un plomazo, acabó con muchas especulaciones y filtraciones que provienen de Cataluña. No se aceptará una consulta aunque tenga varias preguntas en vez de una.

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De igual forma, la vicepresidenta ahuyentó los fantasmas de una negociación bilateral -entre el Gobierno central y catalán- para hacer cambios en el modelo de financiación. El acuerdo será "multilateral", aseguró, lo que implica "a todas las comunidades". Unas palabras con las que intentar tranquilizar a los barones del PP, que en privado ya empiezan a transmitir su malestar por lo desvelado en los medios. Oficialmente, el Gobierno afirma que todo pasará por la Conferencia de Presidentes. Ahora es el momento de los contactos, y Cristóbal Montoro está siendo un personaje clave de los mismos.

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Lo que no habrá bajo ningún concepto es una reforma de la Carta Magna. "No existe un mínimo consenso", y Rajoy no piensa tomar ninguna decisión en este sentido en lo que resta de la legislatura. Ni mucho menos para avanzar en el federalismo, como reclama el PSOE, al que la vicepresidenta le instó a ir de la mano del Ejecutivo en los asuntos de Estado. Tampoco apuesta por recuperar competencias, como propuso FAES -el laboratorio de ideas del PP- o varios altos cargos de su formación. Sobre las reiteradas palabras de José Manuel García Magallo abogando por abrir el melón del modelo territorial a fin de "encajar" a Cataluña en España, Sáenz de Santamaría escurrió el bulto: no hubo desautorización ni todo lo contrario.

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Por lo demás, y a pesar de la insistencia de los informadores, Sáenz de Santamaría no se saltó el guión que llevaba escrito: "El cumplimiento de la ley", es el marco, y a ello se dedicará el Ejecutivo en los meses venideros. Lo que sí intentó fue hacer pedagogía, algo que se echa en falta en voz de miembros del propio gabinete:"Somos Gobierno de los catalanes", destacó, poniéndose como objetivo el bienestar social y la salida de la crisis. Incluso mentó el sistema de pensiones, aprovechando que Fátima Báñez, titular del ramo, daba detalles sobre el informe que ahora tendrá que negociar con los agentes sociales y demás formaciones políticas.

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Tras esta semana de infarto, el presidenta espera que las aguas bajen y pueda volver a los contactos discretos. "Estamos serenos pero firmes. No podemos hacer otra cosa", fue el resumen de la vicepresidenta. Si Mas sigue la senda rupturista, espera que retroceda una vez se recurra al TC y convoque lo que ha denominado elecciones plebiscitarias. Hasta entonces, diálogo y más diálogo. Y siempre fuera de agenda. "Es la única forma de que consigamos algo. Y ya es difícil".

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