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Cebrian, el muerto en el entierro de Botín

La muerte de Botín ha conmocionado a la prensa hasta el punto de mandar a tomar viento a Cataluña y su Diada.

El Mundo: "Emilio Botín muere, la saga continúa". "Ana Patricia Botín lo sustituye al frente del Santander en una operación diseñada por el gran banquero, que falleció de un infarto". El editorial destaca que "Botín imprimió una velocidad inusitada a aquel banco fundado por su bisabuelo a mediados del siglo XIX". "Como buen banquero, Botín se llevó bien con todos los gobiernos con los que coincidió en el poder". Y como ya señala en el titular, la saga continúa. "Ana Patricia Botín tiene experiencia en dirigir un gran banco" aunque "como suceder a un mito es muy difícil, que la acción del banco apenas se moviera ayer es un buen síntoma". Como segundo tema, Cataluña, no faltaba más. "La ANC vende el éxito de la Diada antes de celebrarse". A quien madruga Dios le ayuda.

El País titula: "Muere Emilio Botín, el hombre que revolucionó la banca española". En el editorial dice que "con Emilio Botín desaparece uno de los banqueros más importantes de Europa, protagonista destacado de la transformación del sistema financiero español en los últimos 30 años; un banquero a tiempo completo, conocedor del oficio, que inició su andadura en 1958 en diversas áreas del banco familiar". Y no podía faltar artículo de Cebrián, él se lo iba a perder. Con ese ego que no le cabe en cuerpo, se convierte a sí mismo en protagonista -en el papel de héroe, naturalmente- del homenaje a Botín. "Conocí a los Botín hace décadas, cuando Jesús de la Serna me convocara a la redacción del periódico Informaciones, adquirido a finales de los años sesenta por un grupo de bancos liderados por el Santander. Gracias al apoyo de este pudimos desarrollar un periódico decididamente adscrito a la causa de la libertad en los años difíciles del tardofranquismo". Parece que esta sed de libertad que le entró a Cebrián sucedió allá por finales de los sesenta. Más tarde la calmó como jefe de los informativos de TVE con el último gobierno franquista. Continúa contándonos Cebrián sus peripecias contra el régimen de Franco con el que colaboró. "Cuando un ministro del Opus Dei, propagandista del crepúsculo de toda ideología que no fuera la suya, exigió al patriarca de la familia mi personal defenestración, Don Emilio, padre de quien ahora nos deja, respondió de inmediato con un recado que le mandó a mi director: quiero conocer a ese tal Cebrián y que le suban el sueldo". Y desde entonces no ha dejado subir y subir y subir hasta la friolera de un millón y medio de euros al año. Desgraciadamente, todos los que podrían corroborar esa conmovedora historia están muertos.

ABC: "Muere Emilio Botín, el banquero valiente". El editorial explica que "es posible que a muchos ciudadanos les resulte difícil entender, hoy en día, el reconocimiento casi unánime de la figura de un banquero, pero así debe ser cuando ese banquero ha culminado una trayectoria profesional y pública tan encomiable como la de Emilio Botín". Dedica el otro editorial a atizar a Cameron, al que ha cogido ojeriza. "Cameron ha gestionado con una frivolidad inexplicable un asunto en el que se juega no solo el futuro de una unión que ha durado más de tres siglos, sino que podría abrir, de par en par, un precedente para una cascada de movimientos secesionistas en otras partes de Europa", el muy atontado. Y "si creía que los escoceses iban a vivir mejor con una mayor autonomía, lo debiera haber propuesto antes", y no liarse la manta a la cabeza con un referéndum.

La Razón dice que "Muere Botín, pierde la banca". El editorial es uno de los más elogiosos que encontramos en la prensa. "Con la muerte de Botín, nuestro país pierde a una figura irrepetible de su historia bancaria... Si hoy la banca española es una de las más solventes y eficaces de Europa se debe en gran parte a este hombre visionario". Ya en lo humano, "Botín fue además un hombre comprometido con su país, en el que siempre mantuvo su residencia, que nunca negó a los distintos gobiernos su ayuda en los momentos de dificultad, y que supo unir el interés de su banco en el servicio y respeto a los intereses generales de los españoles. Amó a España y no rehuyó ninguna ocasión para defenderla y promoverla en el exterior". Ussía está indignado con los habituales troníos de la izquierda. "Su muerte ha abierto el dique de los vómitos de los resentidos y los traidores. Hasta en su tierra se han oído desprecios y agravios (…) Era millonario cuando nació y en lugar de rascarse la barriga multiplicó por cien lo que había recibido y por mil los beneficios de quienes trabajaron para él. Hoy, han surgido los cobardes que insultan a los que no pueden defenderse". Menos mal que está Ussía.

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