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El CIS provoca "escalofríos de espanto": algunos se preparan para "el exilio"

El CIS marca todas las portadas y opiniones. Dos largas semanas conteniendo la respiración.

El CIS marca todas las portadas y opiniones. Dos largas semanas conteniendo la respiración.
Iglesias y Garzón frente a un cartel de Podemos. | LD

El Mundo dice que "la encuesta del CIS dibuja una España ingobernable". Dice el editorial que "si el PSOE es el peor parado por los resultados del CIS, Unidos Podemos es el claro vencedor (…) Todo indica que Podemos se ha convertido en la fuerza que más se aprovecha del voto de los ciudadanos que se sienten desencantados con el bipartidismo". Sí, y el de los más descerebrados, por lo visto. "Que la izquierda radical que encabeza Iglesias se pueda convertir en la alternativa para desbancar al PP del Gobierno tiene unas consecuencias inquietantes para el futuro". ¿Inquietantes? Terroríficas, diría yo. Otra de la revelaciones, continúa, es que "no está calando entre los ciudadanos la estrategia del voto del miedo a la izquierda radical con la que los populares intentan movilizar a su electorado". Salvo que la manita de Soraya haya hecho una de las suyas en el CIS precisamente para ponérnoslos a todos de corbata, claro. "El retroceso del PP junto con el estancamiento de Ciudadanos, hacen que el bloque de izquierda supere al del centro derecha", así que, de nuevo, todo queda en manos del PSOE, "una manzana envenenada para Pedro Sánchez", que menudo papelón tiene el hombre. Federico Jiménez Losantos dice que "aparentemente, la operación desatada hace dos años y absolutamente descarada en los últimos meses de poner las telesorayas al servicio de Podemos para hundir al PSOE es ya un éxito (…) Los aprendices de brujo moncloveos han conseguido que la derecha sea incapaz de ganar las elecciones. Porque lo grave de la encuesta preelectoral del CIS es que el PP, en su apuesta por la polarización, no gana nada (…) O sea, que Rajoy se suicida, pero se nos lleva a todos por delante". No va a tener España para correr.

El País no se estruja las meninges con el titular. "La campaña arranca con el PP en cabeza y Podemos segundo". Dice el editorial que la estrategia de Iglesias de merendarse a IU "parece estar dando resultado, al menos en los sondeos. Amparados en una imagen de cambio, novedad y simpatía cuidadosamente trabajada en los platós de un canal de televisión, Unidos Podemos se presenta a la urnas con una oferta consistente en sustituir amablemente a un partido anquilosado, el PSOE, por una coalición de jóvenes bienintencionados". Pareciera, dice El País, que "el PSOE y Unidos Podemos fueran dos partidos intercambiables, o incluso, sustituibles. Nada hay más lejos de la realidad; Unidos Podemos no representa una marca joven y algo más de izquierdas que el Partido Socialista, sino un contendiente directo", a ver si se van enterando de dónde está el enemigo. "PSOE y Podemos son dos fuerzas antagónicas cuyo entendimiento, como vimos tras el 20D, es imposible", dice a modo de advertencia a las tentaciones de Pedro Sánchez. Y por si no le ha quedado suficientemente claro, le marca el camino tras el 26J. "El sorpasso del PSOE no logrará arrastrar al PSOE a una izquierda radical en la que ni sus dirigentes, militantes o simpatizantes creen", ni "significa progreso, sino una mayor probabilidad de que el PP continúe en el poder". Vamos, que si la cosa es como dice el CIS, el PSOE tiene que abstenerse y dejar gobernar a Rajoy.

ABC se agarra a un clavo ardiendo. "Uno de cada tres españoles decidirá su voto en la campaña". El editorial dice que el empeño de Rajoy en repetir las elecciones para mantenerse en la Moncloa puede acabar como el rosario de la aurora. "La repetición de elecciones sería con estos datos un negocio políticamente ruinoso para los populares". El tiro por la culata. En cuanto a los socialistas, "la perspectiva del PSOE es dramática. Será el fin de Pedro Sánchez, por supuesto, pero también el del PSOE conocido hasta ahora, herido mortalmente por el rumbo extremista que le impuso Zapatero. Al final, los socialistas van a pagar muy caro haber alimentado y legitimado a los extremismos que querían fagocitarlos". Hermann Tertsch dice que la encuesta "ha provocado muchos escalofríos de espanto y reafirmado muchas euforias". "Los defensores de dictaduras del pasado y del presente y apologistas de la violencia han conseguido ya la hegemonía política y electoral en la izquierda española (…) Se intimida y agrede desde hace años allá donde la brutalidad de la izquierda extrema tiene cobertura del nacionalismo separatista. Pero en los pueblos de la España profunda han empezado de un año a esta parte las acciones de intimidación y amenazas por parte de los matones y chequistas bódalos. Y se extiende sin cesar (…) Acabamos todos en el exilio". ¿Dónde Hermann, dónde? Ignacio Camacho no pinta el panorama mucho mejor. "A Podemos se le despeja la pista de aterrizaje en el poder. Si no en verano, a la vuelta de una legislatura corta de no más de dos años". Pues si no hay remedio, cuanto antes mejor. Porque aunque Rajoy lograra formar gobierno, tendría a "Iglesias al frente de la oposición, agitando la calle para acelerar el desgaste y erigido en alternativa de una revancha pendiente y probablemente rápida". Y mientras, la derecha, "incapaz de de rescatarse a sí misma, encima confía en que la salve el PSOE a título casi póstumo, lo que equivale a pedirle su salvavidas a un náufrago". Qué listos, después de crear La Sexta para destruirlos.

La Razón parece el cartel de campaña de Rajoy. "España decide: la moderación del PP o el radicalismo de Podemos". El editorial dice que "a nadie se le escapa que, sin querer pecar de alarmismo", el CIS supone "la peor de la hipótesis: la de un Gobierno de Pablo Iglesias apoyado por Pedro Sánchez, tal y como ya ha ocurrido en las comunidades autónomas y en los ayuntamientos donde ambas fuerzas sumaban mayoría aritmética. Pero no tiene por qué ser irreversible", basta con que los indecisos voten a Rajoy. Claro que "es imprescindible que el PP haga un mayor esfuerzo en la campaña y recupere a unos electores desencantados". Mariano, macho, mueve el trasero que Marhuenda no puede hacerlo todo él solo.

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