
Con la excusa de la subida de los precios de las hortalizas, Antonio García Ferreras convirtió este jueves la mesa de debate político en un huerto. Blandiendo un calabacín, Ferreras bramó contra agricultores e intermediarios que se han visto obligados a subir el precio de sus productos ante la caída de la producción por las heladas.

Pero no sólo el director del programa se prestó al ridículo de presentarlo rodeado de tomates, berenjenas y alcachofas, sino que también obligó a varios de sus circunspectos contertulios a hablar con alguna verdurita delante del micrófono.
Todo muy surrealista, si bien quizá aún lo fuese más el momento en el que una reportera, entrevistando en directo a la ministra de Agricultura, Isabel García Tejerina sobre la cuestión, le preguntaba "si van a tomar alguna medida", como si la función del Gobierno sea poner en marcha "medidas" cada vez que sube el precio de las verduras.
Pero al final fue Llamazares el que se llevó la peor parte: tuvo que hablar de Bárbara Rey y el emérito rodeado de calabacines, pepinos, lechugas y con una imagen estratosférica de la actriz y el que fuera su marido, el domador Ángel Cristo, ambos vestidos para la faena y con pronunciadísimos escotes.
