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Procesados los tres miembros vivos de la célula que atentó en Barcelona

Se conocían desde pequeños, fueron adoctrinados por el imam y se alejaron de sus familias tras la adquisición de potentes explosivos.

Mohamed Houli Chemlal, terrorista herido en Alcanar | EFE

Son los tres miembros no abatidos –y descubiertos– de la célula que atentó los días 17 y 18 de agosto de 2017 en Cataluña. Fernando Andreu concluye que formaban parte de un grupo radicalizado contra los que consideraban "sus enemigos, es decir, el mundo occidental". El juez que ha instruido la causa en la Audiencia Nacional procesa a Mohamed Houli Chemlal –detenido en el hospital al que acudió por las heridas de la explosión de la vivienda de Alcanar (Tarragona)– y Driss Oukabir –que se presentó ante los Mossos denunciando el robo de su DNI– por integración en organización terrorista, fabricación, tenencia y depósito de explosivos y estragos en grado de tentativa. A Said Ben Iazza – el tendero que dejó su documentación y su furgoneta al yihadista de la Rambla– le atribuye únicamente colaboración.

El magistrado explica que los tres, junto con los otros siete presuntos terroristas que murieron en las localidades de Cambrils, Alcanar y Subirats, constituyeron un grupo terrorista a partir de 2015. Eran jóvenes de origen marroquí, residentes en Ripoll (Gerona) y bajo la dirección espiritual del imán Abdelbaki Es Satty. Se conjuraron, según el auto, "para realizar uno o varios atentados de grandes dimensiones" con el uso de artefactos explosivos "a fin de coadyuvar a la estrategia terrorista de DAESH". Se conocían desde niños y poco a poco conformaron un grupo estructurado en el que el imán, fallecido en las explosiones de Alcanar, los radicalizaría en el yihadismo.

Andreu describe toda la evolución de la célula desde 2015 hasta 2017, cuando unos tres meses antes de la explosión en el inmueble de Alcanar y de los atentados de Barcelona y Cambrils, se convirtieron en un grupo cerrado. Adquirieron material para fabricar explosivos "al cual prácticamente ya nadie más tuvo acceso y les alejó de las personas (incluso de los familiares) que les rodeaban ante esta nueva etapa que iniciaban. La vida de cada uno de ellos pasó a desarrollarse exclusivamente junto a sus compañeros, compartiendo vivienda, comidas, viajes y por ende participando en la fabricación de los explosivos o colaborando en la planificación de los atentados".

Lugares emblemáticos como objetivos de la célula

Dentro de esa progresiva radicalización, el magistrado relata que ya en 2016, un día indeterminado del Ramadán, dos de los terroristas fallecidos dijeron a los demás miembros del grupo que querían derrumbar con explosivos la Sagrada Familia. Todos los presentes, según detalla el auto, "aceptarían dicha propuesta, impulsada por el extremismo religioso implantado por el imam Abdelbaki Es Satty".

Al referirse a uno de los procesados, Mohamed Houli Chemlal, único superviviente en la explosión de la casa de Alcanar, el magistrado recuerda el vídeo que apareció entre los escombros de la vivienda, grabado por él mismo y en el que aparecían varios miembros de la célula fabricando los explosivos y anunciando un próximo atentado, así como numerosas fotografías "en lugares susceptibles de ser objetivos de atentados (Port Aventura, Salou) Plaza Cataluña (Barcelona), la Torre Eiffel (París), Toulose (Francia) Torre Agbar (Barcelona), estadios de fútbol Santiago Bernabéu (Madrid) y Camp Nou (Barcelona) o el Museo Thyssen (Madrid)".

El auto incluye las búsquedas muy repetidas en internet de diversas localizaciones geográficas. Así, relaciona las fechas de las búsquedas de explosivos que realizaron los miembros del grupo terrorista con búsquedas de localizaciones geográficas y atentados yihadistas contemporáneos. El juez destaca las 125 búsquedas realizadas sobre la Audiencia Nacional, las 106 búsquedas sobre la fiesta que se celebra en la localidad de Buñol y que se conoce como "la tomatina", 219 sobre el Embalse de Ruidecañas (Tarragona) y 104 búsquedas sobre la Alhambra de Granada.

Material explosivo de gran potencia

El instructor hace constar la magnitud de los explosivos que se almacenaban en la casa de Alcanar, que podría oscilar entre 200 y 500 kilos, además de 19 artefactos improvisados tipo granada de mano y una faja bomba. Añade las 104 bombonas de butano y propano encontradas en la vivienda, con las que los terroristas pretendían "amplificar el efecto del explosivo, pretendiendo incrementar el volumen de metralla como la posibilidad de crear bolas de fuego generadas por las cargas GLP".

Concluye en base a los informes de los especialistas que "tal cantidad de material para la confección de explosivos y de tal potencia destructiva, de llegar a ser utilizado para atentar en lugares o monumentos con gran afluencia de público, como sería el objetivo de la célula, hubiera provocado unos daños de enormes dimensiones".

Los teléfonos móviles utilizados por los tres procesados han sido determinantes para vincularles a los terroristas fallecidos y a los lugares investigados. Así, en el caso del procesado por colaboración Ben Iazza, el juez recuerda que los teléfonos le sitúan en la vivienda de Alcanar por un tiempo suficiente como para no ser ajeno al plan de los miembros de la célula que estaban fabricando una gran cantidad de explosivos, con precursores adquiridos usando su identidad y transportados en su vehículo.

16 fallecidos y 140 heridos

El auto relata cómo un día después de la explosión en la casa de Alcanar, uno de los terroristas fallecidos, Younes Abouyaaqoub arrolló a las 16.50H del 17 de agosto a una gran cantidad de transeúntes que paseaban por la zona peatonal de la Rambla. La furgoneta había sido previamente alquilada por el procesado Driss Oukabir: se incorporó a la calle, centro neurálgico de Barcelona concurrido por aglomeraciones de personas, a gran velocidad y en zigzag por el paseo central. Como consecuencia del atropello fallecieron 14 personas y otras 128 resultaron con lesiones de carácter físico, además de otras muchas que padecieron diversas alteraciones de su salud.

El relato de aquellas horas dramáticas vividas en Cataluña recuerda el asesinato de otro ciudadano español aquella misma tarde, cometido por el conductor al intentar huir. Ese miembro de la célula murió cuatro días después, abatido por los Mossos.

A la 1 de la madrugada del día 18, los otros cinco terroristas huidos del atentado de las Ramblas invadieron con un vehículo el paseo marítimo de Cambrils y provocaron la muerte de otra mujer y heridas a 12 personas. Fueron también abatidos por los Mossos. La vida de cada uno de ellos tenía el objetivo común "de llevar a cabo atentados contra los considerados sus enemigos", es decir, "el mundo occidental".

El delito de integración en organización terrorista prevé una pena entre 6 y 14 años de prisión. El de fabricación y tenencia de explosivos entre 8 y 15 años y el de estragos, en grado de tentativa, de 10 a 15 años. El de colaboración con organización terrorista está sancionado con penas que oscilan de los 5 a los 10 años de prisión.

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