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Andalucía: se atasca el cambio

Ahora será casi imposible que logren resistir la presión de una izquierda crecida que exigirá nuevas elecciones.

Ahora será casi imposible que logren resistir la presión de una izquierda crecida que exigirá nuevas elecciones.
Juan Manuel Moreno | EFE

Se miren como se miren los resultados de ayer y los anteriores, lo que no puede negarse es que el PP andaluz se ha ido dando batacazos descomunales mientras que Ciudadanos y Vox han aumentado sus votos en Andalucía y están condenados a aceptarse mutuamente o a romper la baraja. Que Juan Manuel Moreno, presidente del partido descalabrado y superado por Ciudadanos, pueda seguir siendo presidente de la Junta va a ser, cuando menos estéticamente, difícil.

Está más que claro que el PSOE ha recuperado buena parte de la posición perdida y que Podemos + IU han resistido a la baja. Consecuentemente, el cambio se atasca y, tras las elecciones municipales y europeas del próximo mes de mayo, se verá si los partidos que hoy rigen la Junta mantienen su alianza o si, por el contrario, el atasco estalla y se camina hacia unas nuevas elecciones.

Pero primero, los datos. Para evitar un atasco mental, lo mejor es hacer comparaciones homogéneas. Las elecciones generales no son idénticas a las elecciones autonómicas, si bien cabe reflexionar sobre los cambios en el voto que han tenido lugar en los cinco meses que han transcurridos desde las elecciones del cambio político del pasado 2 de diciembre.

Si comparamos los resultados de estas elecciones generales de ayer, 28 de abril, con los resultados de las generales de 2016, apreciamos que el PP se ha dejado en el camino nada menos que 638.000 votos. El PSOE, por el contrario, ha ganado 239.000 votos. Ciudadanos ha ganado 230.000 votos y se ha convertido en el primer partido de la oposición por encima del PP. Podemos con IU han perdido 141.000 votos y Vox ha ganado 602.000.

En escaños, el PP ha perdido más de la mitad de sus escaños en el Congreso, pasando de 23 a 11. El PSOE ha ganado 4, obteniendo 24 a partir de los 20 antecedentes. Ciudadanos ha ganado otros 4, pasando de 7 a 11, Podemos + IU ha perdido 2 de los 11 que tenía y Vox ha pasado de la nada a 6 escaños.

La participación en 2016 fue del 66,05% mientras que la de ayer fue del 73,31%, 7,26 puntos porcentuales más.

Comparando las autonómicas andaluzas de 2015 con las del pasado mes de diciembre, los datos mostraron que el PSOE perdió nada menos que 400.000 votos. Pero, tómese nota, el PP perdía ya 315.000 votos. Ciudadanos ganaba 291.000 votos, Podemos con IU perdía 6.000 votos y Vox ganaba 377.000 votos.

En escaños los resultados dejaron a un PSOE con 33, perdiendo nada menos que 14 diputados. El PP, que en 2015 obtuvo 33 escaños pasó a tener sólo 26, siete menos. Ciudadanos logró 21 escaños en el pasado diciembre a partir de los 11 que logró en 2015. Podemos + IU, que lograron obtener 24 escaños en 2015 pasaron a tener sólo 17, perdiendo 7 sillones. Vox, de la nada, paso a tener 12 escaños.

La participación en 2015 fue del 63,94 por ciento mientras que la de 2018 fue del 58,65, esto es, 5,29 puntos menos.

Lo que se observa comparando elecciones de manera homogénea, porque otra cosa es contraria a la lógica más elemental, es que el PSOE ha detenido el deterioro electoral gracias a la participación electoral y está por ver si la causa de la abstención sufrida en 2018 está en la gestión y los modos de Susana Díaz o en algunas maniobras en la oscuridad de su propio partido.

Por el contrario, con más o menos participación electoral, el PP continúa cayendo de manera evidente sin que vea el final; Ciudadanos sigue aumentando sus apoyos en Andalucía disputando el liderazgo del centro derecha al PP, que la operación Podemos +IU no ha sido un éxito y pierde apoyos y que Vox crece notablemente hasta quedar cerca en número de votos de PP y Cs.

¿Qué ha pasado desde diciembre de 2018 a abril de 2019?

Que ayer votaron 4.630.006 andaluces, un millón más que en diciembre de 2018 que fueron 3.691.859. Como los nuevos andaluces con derecho al voto eran 220.000, la participación de 800.000 absentistas de 2018 ha sido decisiva. Dicho de otro modo, esa abstención fue la que provocó la pérdida de la Junta de Andalucía para el PSOE. De ese millón de votos más que ha votado ayer, la mitad, 560.000 se han ido a las arcas del PSOE.

El PP no ha perdido votos a pesar de las apariencias porque ha ganado 36.000 votos, pero es el que menos ha movilizado o conservado a sus votantes. Sin embargo, Ciudadanos ha ganado casi 150.000 apoyos y Vox ha sumado 216.000 votos más. Podemos + IU, por su parte han ganado 67.000 votos.

Con estos datos, hay un nuevo gobierno PP-Cs con el apoyo externo de Vox que sacó, en conjunto, 1.803.000 votos en 2018 frente a los 1.593.000 de PSOE más Podemos-IU. Más de 200.000 votos de diferencia a su favor. Pero a la luz de las elecciones de ayer los partidos del gobierno del cambio lograron 2.204.000 votos mientras que la izquierda socialista sumada a la podemita ha obtenido 2.214.000 votos, esto es, ha superado los apoyos de los partidos del gobierno.

Consecuente, ha descendido la potencia política de los partidos del cambio, aunque siguen disponiendo de la mayoría absoluta en el Parlamento andaluz. Si en estos cuatro meses transcurridos han evidenciado sus exclusiones y sus diferencias y no han sido capaces de alumbrar cambios relevantes, ahora será casi imposible que logren resistir la presión de una izquierda crecida que no tendrá duda en utilizar la calle o los mecanismos parlamentarios para exigir nuevas elecciones.

Susana Díaz, aunque el PSOE ha subido 560.000 votos, tiene complicado demostrar que ese ascenso se debe sólo a sus méritos y detener su defenestración interna, pero eso no ocurrirá hasta que los datos de las elecciones municipales certifiquen o no que el ascenso socialista es consecuencia o no del susanismo imperante. De lo que sí puede estar segura es de que la abstención que sufrió en las elecciones de diciembre de 2018 en algo, en mucho o en todo, no fue accidental ni inocente. Se le aplicó a ella, no al PSOE, como se ha visto ahora.

Sobre el futuro se cierne la posibilidad de unas nuevas elecciones a menos que los tres partidos del centro derecha renueven su voluntad de cambio tras los comicios de mayo, algo que dependerá de qué es lo que ocurre a nivel nacional y de los pactos que se tramen. Lo dicho. El cambio en Andalucía se ha atascado y acababa de empezar.

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